En el Gym

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Hacia semanas que nos veníamos cruzando en el gym, me era inevitable no mirarlo haciendo su rutina. Su cuerpo bien marcado y tonificado brillaba por su sudor. Las sudaderas que usaba dejaban al descubierto su pecho peludo y sus axilas. Usaba unos shorts pequeños que no dejaban prácticamente nada a la imaginación. Era todo un espectáculo visual.
Más de una vez me había descubierto observándolo y se hacía el que no se daba cuenta pero siempre hacía lo mismo, bajaba su mano hasta su enorme bulto y se lo sobaba. Haciendo que mi mente viajara y pensara cosas sucias que me hacían sonrojar y que mi verga se pusiera un poco gomosa. Varias veces coincidíamos en alguna máquina haciendo nuestra rutina y me era inevitable no querer pasar mi lengua por las marcas de sudor que dejaba a su paso.
Una tarde había un partido y prácticamente éramos cuatro personas en el gym. Sabía que esta era mi oportunidad si algo iba a pasar.
Hicimos nuestras rutinas y no podía parar de observarlo. El término su rutina y se fue al vestuario a ducharse. Pero dejó su toalla con la que se secaba el sudor en una de las maquinas. Sin pensarlo la tome y me dirigí al vestuario tras él. Al entrar no me aguante y hundí mi nariz en la toalla, su olor era exquisito.
En ese momento me interrumpe una voz que me dice - veo que sirvió mi trampa, te gusta mi olor? -
Me quedé congelado y subió un calor por mis mejillas dejándome totalmente rojo como un tomate. Con la voz entrecortada le dije - perdona, es que no me pude resistir- me arme de valor y le volví a hablar, - puedo oler desde la fuente para corroborar que me gusta lo que estoy oliendo- .
Sus ojos se iluminaron y se sacó la sudadera de un tirón. Con una seña de sus manos me indicó que me acercara.
Ni bien llegue a su lado levantó su brazo , tomo mi cabeza con su mano y hundió mi cara en su axila mojada. Su olor me exitaba más que su cuerpo.
Refregué mi cara en su sudor marcándome como si de eso dependiera mi vida. Su cara era de lujuria total.
Me tomo del pelo y puso mi cara frente a la suya, pasó su lengua por toda la cara para después comerme la boca con un beso salvaje.
Volvió a tirar de mi cabello y me posicionó en su otra axila. Esta vez no perdí el tiempo y se la lamí como si de un helado se tratara, su sabor amargo me enloquecía y el lo sabia.
Me tomo del cuello y volvió a comerme la boca con desesperación. Separo nuestros labios, me agarró del pelo nuevamente para poder pasar mi cara por todo su pecho, como si tratara de secar su sudor conmigo. Mi verga estaba a punto de explotar ya. Esta situación me exitaba de sobremanera.
Tomando de mi pelo logro que recorriera todo su pecho y abdomen , hasta llegar hasta el elástico de su short, que estaba todo mojado por el sudor.
Me arrodillé frente a su entrepierna que parecía que en cualquier momento iba a rajar la tela de ese short de lo gigante que se había puesto su paquete.
Sus ojos se centraron en mi y en ver cuál iba a ser mi próximo movimiento.
Mis ojos buscaron los suyos y acerque mi nariz a su bulto.
Inspire fuerte para recibir bien ese olor. Le hice un par de mimos con mi cara y lentamente tome el elástico de sus shorts.
Despacio se los fui bajando mientras trataba de acercar mi nariz a su verga para no perderme nada.
Cuando por fin pude liberarla de su prision le agarre los huevos con mi mano y los olí, los probé con mi lengua y de su boca se escapo un gemido. Estaban amargos y mojados, su olor me inundaba y me encantaba.
Como si se tratase de un lavado recorrí toda su masculinidad con la lengua, disfrutando y saboreando cada centímetro. Cuando ya los tenia bien limpios fue el turno de su verga.
Era una cosa hermosa, bien gorda larga y venosa. Procedí a lavarla con mi lengua mientras él seguía emitiendo gemidos. Entre la situación, el olor y el sabor mi verga chorreaba sola.
Cuando me detuve en su cabeza sus gemidos se volvieron más intensos, era mi momento de enloquecerlo y de un solo movimiento me la metí por completo en la boca. El no perdió el tiempo y sujetó mi cara entre sus manos y me dio la cojida de mi vida en la boca.
Cuando ya se estaba por venir cincho de mi pelo y me la saco completamente de la boca. Con su otra mano apretó mi cuello y escupió en mi boca, para después besarme y volverme a escupir.
Rápidamente volvió a meter su pija en mi boca hasta el fondo y a sacarla mientras me daba alguna que otra cachetada. En ese punto yo ya estaba por venirme sin tocarme. Sus embestidas se aligeraron y sus gemidos no paraban de sonar.
Sin previo aviso sentí como se corria en mi garganta y me seguía garchando la boca. Su sabor dulce hizo que yo también llegara el clímax y me acabe en mis shorts.
Trague hasta la última gota no sin después terminar de limpiar su verga a lengüetazos.
Me ayudo a levantarme y metió su mano en mis shorts. Con su mano agarró todo lo que pudo de mis jugos y se chupo los dedos.
Nos volvimos a fundir en un beso con nuestros sabores en la boca.
Separamos nuestros labios y me dijo- esto no puede quedar así, mañana después del entrenamiento nos vamos a casa y nos hacemos de todo-

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