La Chica del Vestido Rojo

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Siempre estábamos juntos y por lo general nos encantaban los tríos. Éramos amigos pero a la hora de estar con alguien siempre éramos un dúo y nos encantaba eso.
No era un secreto que siempre estábamos enfiestados con alguien, siempre hombres o parejas de hombres hasta el día que la conocimos a ella.
Fue en una reunión en la casa de un amigo. La vimos llegar y no pudimos no sacarle la vista de encima. Derrochaba sensualidad. Su diminuto vestido rojo combinaba a la perfección con sus labios y su pelo negro azabache.
Se notaba que era una mujer a la que le gustaba el ejercicio, la delataban sus piernas bien tonificadas junto a su culo que con ese vestido hacia que a todos se les cayera la baba.
Nos presentamos y cada segundo que pasaba más nos exitaba esa mujer. 
Su forma de ser de hablar su olor todo nos embriagaba y solo pensába en llevármela a la cama.
Mire a mi amigo y enseguida capto lo que se me estaba ocurriendo, se acercó a mi oído y me dijo - A  mi también me gusta, por que no la invitamos a hacer algo rico-  y en ese momento nos propusimos a hacer de todo con ella.
Nos acercamos a ella y empezamos a seducirla entre los dos, al parecer le estaba gustando, había venido sola lo cual era aún mejor.
Entre platica y platica averiguamos si estaba sola y nos dijo que si, que estaba disfrutando de la soltería. Nuestros ojos se iluminaron y ella lo noto, nos miramos y nos preguntó si éramos pareja nosotros, a lo que respondimos que no que éramos buenos amigos a los que les gustaba divertirse y nos dimos un beso en la boca. Vimos cómo la lujuria se apoderó de su cara, mientras más nos besábamos y la mirábamos su deseo hacia nosotros se incrementaba exponencialmente.
Instintivamente su mano se acercó a sus labios y con su boca entre abierta dejo escapar un pequeño gemido sin despegar sus ojos de nosotros.
Separamos nuestros labios para solo para preguntarle si quería ir a un lugar más tranquilo con nosotros, no titubeó ni por un segundo y nos dijo que si.
Por suerte mi casa era un par de pisos arriba. En el ascensor ya no aguantamos y nos besamos, ella a lo primero suspiro pero no dudo en unirse a nosotros, despéganos nuestros labios para sumar los suyos. Despegue mis labios de los de ellos para recorrer su cuello con mi lengua y cuando estaba saboreandola y tomando sus nalgas con mi mano el ruido de la llegada a mi piso nos interrumpió.
Salimos del ascensor y nos metimos en mi apartamento.
Ni bien cerramos la puerta nos abalanzamos a ella, su boca sabía a fresa y su cuerpo a gloria.
Comenzamos besándola y de a poco sacándole el vestido como si estuviéramos desenvolviendo el regalo más preciado. Cada lugar donde sacábamos tela besábamos.
Ella estaba totalmente entregada a nosotros y al placer que le estábamos dando.
En pocos segundos su vestido estaba en el piso y ella parada entree nosotros solo en una micro tanga roja y de tacones.
Con nuestras manos comenzamos a acariciar su cuerpo. Acariciamos sus pechos firmes y libres que invitaban a ser atendidos. Yo me pare detrás de ella y mi amigo adelante, sentía toda mi masculinidad apoyada en sus nalgas mientras la apretaba hacia mi y le masajeaba sus senos ofreciéndoselos a mi amigo.
El empezó a chuparselos mientras yo seguía masajeándolos. Ella no paraba de gemir y refregarse contra mi verga durísima que pedía a gritos ser liberada de mi pantalón.
Mi amigo se levantó y la beso, en ese momento aproveche para quitarle la remera y el me la quito a mi . Con nuestros pechos al aire nos acercamos más a ella y nos besamos entre nosotros. Ella aprovechó y recorrió nuestros cuerpos con sus manos para conocerlos. Su mano bajo hacía el pantalón de mi amigo y de un tirón se los saco. Se giro entre nuestros cuerpos y hizo lo mismo con el mío, mientras nosotros seguíamos besándonos, se agachó y tomó nuestras dos vergas entre sus manos y les dio una lamida a cada una. Se paró y nos beso con nuestros sabores en la boca ya que de la calentura que teníamos nuestras pijas no paraban de chorrear.
Dejamos de besarnos solo para pasar nuestra lengua por su hombro e ir bajando hasta quedar arrodillados delante de los pies de esa diosa.
Cada uno tomó un elástico de su tanga no sin antes pelearnos por refregar nuestra nariz por lo poco que tapaba esa prenda. Se notaba que estaba muy exitada por que ella también había empezado a mojarse. Nos besamos delante de su vulva y de un tirón le bajamos la tanga hasta los pies. Acercamos nuestras bocas a ella y nos turnábamos a lamerle su feminidad. Esa mujer no paraba de gemir de placer y era música para nuestros oídos. Con sus manos agarró nuestras cabezas y nos apretó hacia ella como si quisiera que nos metiéramos ahí. Yo me encargué de meter mi lengua en su agujero mientras que mi amigo se encargó de succionar su clitoris haciéndola retorcerse de placer.
Cambiamos de lugar y verla disfrutar así nos encantaba.
Comiéndola como la estábamos comiendo no tardo en decir entre gemidos que se estaba por venir.
En ese momento nos pusimos a hacer nuestro mejor esfuerzo para que esa mujer se viniera en nuestras bocas.
Un par de lamidas después sus gemidos se apoderaron de el silencio del lugar y sus jugos llegaron a nuestras bocas. Sabía a nectar de dioses. Nos levantamos y la besamos con su sabor en nuestras bocas hasta que su respiración se normalizó. Mientras nosotros aprovechamos para masturbarnos y acabar en nuestras manos. Nuestras semillas las llevamos a la boca y fundimos nuestras labios otra vez para que todos saboreáramos nuestros sabores.
Nos tiramos en el sillón desnudos los tres a recuperarnos.
Cuando recobramos un poco el aliento ella nos dijo que quería mas, que una de sus fantasías era ser penetrada mientras el que la penetraaba era penetrado, y bueno tuvimos que empezar otra vez...

Continuará...

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