Lorenzo lo pensó unos segundos antes de responder.
— Aún deseo casarme con María — dijo este con voz trémula. ¿Qué pensará Isabella respecto a eso? — Yo deseaba convertirla en una segunda esposa... — soltó con temor.
Lorenzo vio el asombro que recorrió a la joven al decir aquellas palabras, también la tristeza volvió a surgir, era como una emoción que al parecer estaba constantemente en ella.
— ¿Una segunda esposa? — murmuró Isabella con decepción — Eso sería aún más escandaloso que una anulación...
Ninguno de los dos volvió a decir una sola palabra. Lorenzo no sabía cómo convencer a Isabella para poder llevar a cabo esa promesa que le hizo a su amada.
— Además... — dijo la reina con voz átona — A mí me corresponde el título de reina por derecho. — declaró sin dudar en lo absoluto. — Si llega a convertir a María en su esposa, manténgala lejos de ese título, pues las leyes dictan que no puede haber otra reina más que la hija del soberano antecesor al nuevo.
— Pero, ¿eso no le molestaría? — preguntó Lorenzo con asombro — Me refiero al hecho de convertir a María en mi esposa, en la segunda.
— No — dijo Isabella. Aunque deseaba decir que si, pero María era la mujer a la que Lorenzo amaba, y ahí no podía competir — Pero no le puede otorgar un puesto que no le corresponde, pues sería contra las leyes — dijo Isabella defendiendo lo que es suyo. — Si quiere casarse con ella esta bien. Pero bajo esas condiciones.
Lorenzo estaba sorprendido; Isabella era en realidad un alma benevolente, ni siquiera le importaba que él contrajera matrimonio con alguien más. En ese caso, podía casarse con María de manera libre y no habría problema con eso. Quizás no podría darle un título más alto como la joven lo deseaba, pero el hecho de ser segunda esposa la ponía en una posición más alta que los demás, aunque más abajo que el rey y la reina. Pero si María lo amaba, tendría que aceptar las cosas como eran, hasta donde Lorenzo podría concederle, después de todo no estaría nada mal, sería cuidada con el mismo afán que alguien noble y sobre todo, ella tendría el amor de Lorenzo.
Él joven se sintió contento al escuchar el permiso de su ahora esposa, y por fin podría contraer matrimonio con la persona que de verdad amaba.
Por otro lado, Isabella se sumergía en el dolor que eso le causaba. No sería egoísta en separar a dos almas que se amaban con profundidad, no. Ella quería darle a Lorenzo la oportunidad de amar y estar al lado de aquella joven, aunque esto le doliera en el alma.
Pero Isabella hablaba en serio cuando dijo que las leyes debían seguirse, su padre había sido un rey, y ella no perdería su título y su derecho a reinar por dos enamorados. Ella sería la reina hasta el fin de sus días, cuidaría el legado de sus padres y lucharía por la corona con uñas y dientes. Si ellos se amaban no podía impedírselos, pero no les permitiría pasar por encima del reglamento, además que el pueblo tampoco lo permitiría. Luminis Imperium era conocido por sus habitantes como gente de leyes, gente que respeta el reglamento al pie de la letra, desde los reyes hasta el último habitante, y eso llena de paz a la joven, porque ella sabía que el pueblo la respaldaría.
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Vestigios Nocturnos: (EN EDICIÓN)
Teen FictionEn los majestuosos terrenos del "Luminis Imperium", donde la autoridad del Rey Magnus IV se extiende, florece la historia de Isabella Munoz III. Su padre, el rey, anhela un matrimonio que fortalezca la historia de su linaje. En el reino vecino de "R...