6 AÑOS MAS TARDE
El reino de Luminis Imperium estaba cada vez más hundido en la miseria; todo estaba siendo saqueado y destrozado por gobernantes ineptos, al menos así los describía el pueblo.
Lorenzo en todos estos años jamás logró superar la pérdida de su amada Isabella; por ende, era poco el empeño que ponía a su nación. Sus ganas de vivir eran nulas; ya antes había intentado de todo pero había algo que le impedía irse de este mundo, algo lo mantenía atado y era algo muy fuerte; aunque su estado de ánimo lo mantenía por el suelo.
La conversación de los ancianos, Pedro y Humberto, fue en vano, nada de lo que dijeron parecía haber quedado en la mente de la reina cuando trataron de explicarle las dificultades que el pueblo estaba padeciendo. De esto ya han pasado varios años, y la reina jamás tomó en consideración lo dicho por los consejeros.
— Anciano Pedro — llamó una pequeña voz, era chillona y con un tinte de tristeza pintada en ella.
— ¿Qué sucede, Nicolás? — le preguntó. Aunque la respuesta era sencilla; aún así decidió preguntar y no adelantarse a los hechos, sobre todo porque se consideraría una falta de respeto, y si hay algo que Pedro mantenía en él, era la educación y la cortesía.
— ¿Ha hablado con la reina? — pregunto inocentemente aquella pequeña criatura de tan solo seis años. El niño aún guardada la esperanza de que, quizás algún día, la reina solucionaría sus problemas.
Nicolás era huérfano, vivía en el orfanato de Luminis, un orfanato que fue fundado hace apenas unos dos años, con la hambruna que había invadido la nación muchos niños habían perdido a sus padres; ancianos que también fueron abandonados, y padres que perdieron a muchos de sus hijos. Todo era un caos, así que los ancianos buscaron alternativas por cuenta propia para ayudar al pueblo. Ahí fue donde nació una institución llamada orfanato; y otra institución llamada asilo; hecha para los adultos mayores; quienes se vieron abandonados por sus hijos cuando estos decidieron migrar a otros reinos en busca de superación.
— Lo he hecho, pequeño Nicolás — respondió — Lo he hecho...
Sin querer dar más explicaciones; Pedro caminó hacia adelante sin darle tiempo al niño de hacer más preguntas. Cada vez que algo así sucedía, Pedro terminaba con el corazón hecho pedazos, cada mes, al menos un niño nuevo ingresaba al orfanato.
— ¡Miren nada más estas bellezas! — exclamó María con entusiasmo — De lo mejor que hay...
— Son al rededor de 50,463 monedas de oro por las 25 pelucas, su majestad — le dijo amablemente aquel comerciante. El hombre tenía su cabeza inclinada hacia el suelo debido al miedo de ver a la soberana a los ojos.
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Vestigios Nocturnos: (EN EDICIÓN)
Novela JuvenilEn los majestuosos terrenos del "Luminis Imperium", donde la autoridad del Rey Magnus IV se extiende, florece la historia de Isabella Munoz III. Su padre, el rey, anhela un matrimonio que fortalezca la historia de su linaje. En el reino vecino de "R...