Parte 2

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— ¡Bien! — accedió María por obligación al consejo de Isabella

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— ¡Bien! — accedió María por obligación al consejo de Isabella.

Lorenzo suspiró sutilmente y de forma aliviada, Leonidas siguió estático y con rostro de piedra mientras que Isabella miraba a todos con nerviosismo, sobre todo a los dos reyes. De quienes ella esperaba tranquilidad y calma, y no un alboroto. Rogó al cielo por paz en los corazones de los reyes.

— Hermano — le habló Lorenzo a Leonidas — Le ruego y escuche lo que yo tengo para decir, por favor, no saque conclusiones apresuradas.

— Escucharé atentamente, soberano, solo por el bien de la reina Isabella y el suyo.

— No podría pedir más. Es por eso que agradezco su amabilidad y bondad para conmigo y mi reina. — enunció Lorenzo — Por favor, tomen asiento.

Así hicieron cada uno de ellos, el rey Lorenzo se sentó en medio de ambas mujeres, mientras que Leonidas se sentó frente a ellos y de manera más retirada.

— Afton, ¿podría decirle al chef que esta reunión ya ha empezado? — le dijo Lorenzo al hombre que se encontraba en la entrada al jardín.

— Así haré, mi señor.

El hombre se fue en busca del chef tal y como su rey había ordenado. Leonidas aún se encontraba algo tenso mientras esperaba "pacientemente" las explicaciones del menor.

— Mientras esperamos la llegada de nuestro desayuno, quisiera compartir algunas novedades con usted, amado hermano.

— Bueno, llevó un buen rato esperando. Así que adelante.

— Principalmente, quería disculparme en persona. — empezó diciendo el menor — Por muchas cosas, ruego al cielo por perdón hacia mi en su corazón, sé muy bien que le he fallado a nuestro padre, no fue lo que me enseñaron...

— Primero, pongamos todas las cartas sobre la mesa, después veremos si lo que usted hizo merece mi perdón. — le respondió el mayor con voz gélida pero con un volumen aparentemente calmo.

— De acuerdo, tiene sentido si lo dice así. — concluyó Lorenzo — Con el debido respeto que mi reina merece, hablaré de lo que sucedió antes de la boda...

Leonidas asintió en comprensión y le indicó que continuará con su relato, al mismo tiempo en que la servidumbre empezaba a traer en aquellas bandejas los alimentos de esa mañana. También las bebida.

Lorenzo contó todo desde el inicio sobre sus planes antes del compromiso, se sinceró y admitió que su propósito para ser rey, era para poder dar con el paradero de la joven María, quien Leonidas anteriormente había expulsado de su reino.

Admitió también que en aquel entonces no le importaba llevar la contraria a los ancianos y las leyes; sabía que podía traerle problemas pero su mente adolescente no procesó cuán complicada sería la situación. Sinceramente, Lorenzo en aquel entonces era un ignorante de leyes, por eso no pensó las cosas antes de actuar.

Vestigios Nocturnos:  (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora