Palabras: 2483
La castaña estaba abordando el avión para regresar a la casa de sus padres, ya que su hermana dijo que tenía algo muy importante que decir, así que los citó a todos ahí.
La chica tomó su asiento, se colocó sus audífonos y estaba a punto de dormir cuando sintió que se sentaban a su lado.
— Perdón si te desperté —dijo el chico—
— No te preocupes —quitó sus audífonos— no estaba dormida
— Me llamo Shawn —le dedicó una dulce sonrisa a la chica—
— Mucho gusto, Shawn, mi nombre es ____
— Que lindo nombre —en ningún momento dejó de sonreír— al igual que tú...
— Tú también eres lindo —lo miró y Shawn se sonrojó—
— ¿Vas de vacaciones? —preguntó Shawn—
— Algo así, voy a ver a mi familia, ¿Y tú?
— Tengo una reunión
— Oh, ¿De trabajo?
— Hum, no, se podría decir que familiar...
— Oh, entonces eso es bueno.
— Creo que sí
Las horas de vuelo pasaron y los chicos no dejaron de hablar en ese trayecto, incluso se compartieron sus números para quedar de verse otro día.
— Entonces te mando mensaje para volvernos a ver —dijo el castaño—
— Lo estaré esperando —dijo la chica con un toque de coqueteo—
Los dos chicos quedaron flechados al instante, al canadiense le pareció la chica más interesante que ha conocido hasta ahora y a la castaña le pareció que es un chico muy lindo.
La chica tomó un taxi para la casa de sus padres y después de una hora tocó la puerta.
— ¡Amor! Que bueno que ya llegaste —dijo su mamá— ¿Cómo estuvo tu vuelo?
— Estuvo muy interesante —dijo la chica con una sonrisa—
— ¿A caso pasó algo?
— Sí, mamá, te tengo que contar, pero primero dejame pasar
— ¡Cierto! ¡Joaquín, ya llegó la niña, ven a ayudarla con las maletas —gritó la señora Amelia a su esposo—
— ¡Mi niña! Hace mucho que no te veíamos —dijo su papá mientras le daba un beso en la frente— Pásate, yo llevo las maletas
— Te ayudo a subirlas, papá
— Cariño, deja que tu papá las suba, tú tienes muchas cosas que contarme