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Enzo Vogrincic

El sonidito de una mano apoyándose una y otra vez en mi hombro genero una alteración en mi. Me senté sobre el colchón que estaba al lado de la cama de Caemela.

–Ese gato es tuyo?

Pestañeé varias veces hasta poder identificar que el niño que me hablaba era el hermanito de Carmela. Estaba de cuclillas al lado del colchón y acariciaba a Ada.

Sonreí con ternura. El hermoso nene castaño con pestañas largas y una boca grande como la de carmela se veía sumamente confundido.

–Si, soy Enzo.

El sonrió y me estiró el puño. –Sos amigo de mi Carme?

Yo asenti con una sonrisa, el se levanto y estiro sus rodillas.

–Me podes hacer una chocolatada? –Mis cejas se levantaron ante la pregunta del niño.

–Bueno, vamos.

El hermano de Carmela, del cual desconocía su nombre, rodeo toda su mano pequeña en mi dedo indice y me llevo hasta la cocina. El se fue a sentar al sillón, que era el único lugar que tenia Carmela para recostarse.

Mis nervios subieron a flote. Me sentía un poco invasor, encima me invite solo. Me quería matar cuando llegue y me di cuenta del sueño que tenía Carmela, anoche llegue con la idea de mirar algo en la tele e irme. 

Abrí la alacena buscando el paquetito amarillo que me mostró el otro día Agustin. Sonreí al recordar nuestra tarde del sábado, habíamos hecho maratón de Martin Scorsese desde la mañana hasta la noche, y solo parábamos para ir al baño y tomar chocolada.

El "Nesquik" se encontraba en el estante de arriba, detrás del pote gigante de azúcar. Abrí la heladera para agarrar la leche y termine haciendo dos chocolatadas.

El hermano de Carmela me esperaba pacientemente en el sillón. Sonreí de ternura al verlo sentado derecho con sus manos agarradas sobre su regazo. Parecía ser bastante educado.

–Gracias.

–No, de nada.

–Yo antes tomaba con azúcar pero ahora lo deje. –Me contó mientras me observaba meter la cuchara en la azucar para servirle a mi chocolatada. –Bah, me obligaron la verdad.

–Quienes te obligaron?

Ambos dimos nuestro primer sorbo mientras yo me recostaba sobre el respaldar del sillón y el se mantenía derecho en el borde. –Mis papás, son re aburridos.

Yo largué una risa ante su cara de disgusto. –Como te llamas?

–Enzo, vos?

–Benjamin Estanislao Shannahan Guarneri; pero como vos me hiciste la choco decime Benja.

Yo arrugue los labios y chocamos los puños. Ambos levantamos la mirada cuando por el pasillo apareció la figura de Carmela. Su remera gigante le llegaba hasta la mitad de los muslos y tenía unas ojotas puestas, mientras que su pelo se veía revoloteado y sus ojos hinchados del sueño.

–Y ustedes? –Preguntó, haciendo un montoncito con la mano.

–Me dijiste que me ibas a llevar a desayunar, pero ya es re tarde y yo tengo hambre.

Carmela tiró su cabeza hacia atrás riéndose.





















































[...]

Carmela Shannahan

–No Benja, abrígate porque hay viento.

Benjamin me forcejeaba las muñecas mientras trataba de escapar hasta llegar al sillón.

Enzo mientras tanto, sostenía con fuerza el huevito de Alba, dando una imagen de padre tranquilo como los que aparecen en los paquetes de los pañales. Sonreí de ternura pero al mismo tiempo con estrés de lidiar con un torbellino de locura como lo es Benja. Enzo se acerco y dejó un beso en mi cabeza.

–Mira, estamos todos abrigados Benja.

–Y?

Revolee los ojos. –Si no te abrigas no vamos nada.

Mi hermano se tiró dramáticamente en el sillón y se levantó para llegar a mi lado. Estiró los brazos y con fuerza me ayudo a ponerse el buzo

–Tengo un re hambre yo eh. –Comentó Enzo, mientras mecía a Alba en el huevito.

El reloj marcaba las 17:30, el día se pasó re lento. Comimos todos juntos unas pizzas bastantes quemadas que se propuso hacer Enzo y después miramos una película. Benja se quedo dormido y el resto de la tarde se dedico a romper las bolas con ir a merendar.

Enzo mostró ser además de una excelente persona en general, ser muy bueno con los nenes. Desde que se despertaron a las once de la mañana no pararon las risas y los juegos. Me encantaba mirarlos, y me encantaba mirarlo a el.

Enzo se encargó de ayudarlos a subir en la parte de atrás del auto. Acomodó el huevito como puso, asegurándolo bien y a Benja solo le puso el cinturón.

El me regalo una sonrisa cuando se termino de poner su cinturón, puso en marcha la camioneta y emprendió camino. Su mano se posó en mi muslo y de vez en cuando lo acariciaba.

–Enzo, vos conoces los Skibidi Toilets? –Benja se desabrocho el cinturón y se asomo entre los dos asientos de adelante.

–Ponete el cinturón Benjita. –Sentenció Enzo mirando por el espejo retrovisor. –No, no los conozco. Que son?

Yo me mordí los labios al ver que Benja le hacía caso sin rechistar. –Son unos videitos medios raros que les hacen mal a los nenes.

Enzo espero a que termine se hablar para regalarme unos ojos confundidos. Yo le sonreí y me si vuelta para escuchar a Benja.

–Bah, nose si hacen mal Carme. Si Mateo no esta enfermo ni le duele nada.

–Pero yo hablo de que cuando ves esos videos de chiquito, cuando creces te va a hacer mal. Vas a ver que Mateo cuando sea grande se va a poner mal.

Benja abrió los ojos con sorpresa y se tapó la boca.
–Así que, no mires los Skibidi Toilets eh...






























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Necesito ver a Enzo papá 😔

Dejenme fanfics lindos para leer antes de irme a dormir

SIX THIRTHY • Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora