Capituló 12

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Tras esa misión en el reporte y las bitácoras se le dio una regañada al personal de la Guardia Nacional. Esos coquetos "militares" de gris y negro me caían mal en todo sentido. Se escudaron que era algo extraoficial pero lo hecho, hecho estaba.     

Pasaron dos semanas más antes de que me entregaran de nuevo a mi nave, me sorprendió que ahora tenía tanques de combustible externo lo que hacía que voláramos por muchísimo más tiempo. Ahora estaba pintado con la panza en un azul medio claro. En el resto tonalidades grises, y azules muy parecidos a la Marina y era porque nos iban a "transferir" a la naval.

Realmente las misiones que serían asignadas al avión 00 eran de bombardeo marino ya que necesitaba la Armada un avión capaz de lanzar bombas y con gran capacidad, todo con la intención de proteger al ARM Benito Juárez de submarinos.

Ya estaban por llegar los nuevos C-30C para la naval pero se les hacia muy riesgoso cercar 30 kilómetros de puro mar con aviones que podían cargar 3 bombas especiales, cuando el mío podía cargar así bien acomodadas 7. Cada kilómetro se tenían que dejar caer 3 , así que hacer diez viajes a hacer cinco. Total si fallaremos tendrían que gastar el doble y meter la solicitud de la producción de un avión descartado completamente. Lo bueno es que nunca pasó eso.

El día que nos fuimos para atender como préstamo a la Marina se había anunciado a través del Servicio Meteorológico que había posibilidades de la creación de huracanes en el Pacífico Norte, además de un huracán que iba camino a Cuba con amenaza de llegar al País, la esperanza de que Claudia se desviara a la era alta de Miami.

Todo fenómeno era especial y determinante en la Guerra. A Francia y Alemania les costó caro el invierno al intentar invadir Rusia, en el 1281 se cita que los Mongoles intentaron invadir Japón durante un huracán y hay ejemplos de como el clima le juega en contra a los ejércitos, hasta parece que es cuando Dios " regaña" a la humanidad por ser tan simios o pregúntenle a la Armada Invencible de Felipe ll de España. Eso para mi preocupaba porque salvo mi Ingeniero de Vuelo. Nunca habíamos volado sobre el mar profundo, es completamente confiar en tus instrumentos porque no hay referencia alguna y menos en la noche, ahí es negro arriba y negro abajo, en tierra sabes algo porque ves un negro más clarito que otro y un caminito y unas lucecitas por ahí, claro a una altura porque más alto igual es negro por donde le veas. Cuando teníamos que volar de noche el mando era completamente de Damián pero ahora teníamos que ingeniárnosla. Los primeros días en la playa de Zihuatanejo en esa Octava Región Naval que pretendía defender Acapulco a toda costa era lindo, jugamos beisbol una ocasión y mi "slider" no era tan vistoso como en la CDMX por la densidad del aire que frenaba la pelota.

Tuve un problema de "identidad" porque ese aeródromo no tenia hangares grandes y el Chapu pasaba el tiempo a la intemperie. Llegaron mecánicos navales a ponerle la enseñanza de la Aviación Naval y las letras "MARINA". Rápidamente los detuve y les dije.
- ¿Qué dice ahí?- señalando las letras del avión.
- Fuerza Aérea Mexicana- me respondieron.
- ¿Y qué dice aquí? - ahora señalando mi uniforme.
- Fuerza Aérea Mexicana.

Total, la escarapela no cambia mucho, la FAM es un triangulo tricolor y la naval es el mismo triangulo solo que dos anclas se esconden detrás del mismo. Pero con eso la Marina se podía acreditar completamente la medallita. Total, me tienen que dar una a mí.

Los mecánicos se fueron inquietos pero así eran las cosas, y más en términos burocráticos.
La misión se consistía en volar a lo largo del océano en zigzag soltando las cargas en las marcas dadas. Así fueron para las primeras tres misiones.

¿Qué es peor? ¿Volar de noche o con lluvia?
La respuesta es: "volar de noche y con lluvia". Aprovechábamos la noche para hacer las tareas pero el huracán cambió de Categoría 1 a Categoría 2 en menos de una hora y amenazaba con ir a la tercera en los próximos días. Tuvimos el fenómeno de frente porque venía de Baja California Sur. Nos informamos desde Topolobampo y los vientos eran muy fuertes, las comunicaciones ya no servían y los instrumentos ya marcaban cosas raras. Así que decidimos regresar a tierra aunque no supiéramos a donde.

Volamos un buen rato hasta que vimos un buen llano, no sabia si era un viñedo, una finca o una hacienda, total todo eso es lo mismo. Aterrizamos en un campo que tenia algo de maleza pero aun así está atascó el sistema del motor derecho y por cuestiones de la física se dobló una pala. Los pobladores de ese lugar salieron muy a prisa a ver que es lo que era lo que pasaba, llevaron armas por si acaso y nos amenazaron si éramos rusos pero al no ser el caso pues nada pasó. 

Entramos a la casa y platicamos de lo sucedido y el dueño de la ranchería era Don Fulgencio. Un español que había hecho fortuna aquí y su sueño era que La Plaza México le comprará un lote de sus toros para una corrida. De las primeras cosas que hablamos fue sobre la reparación de los daños y la estancia durante esas lluvias torrenciales.
- Defensores de La Patria No Mía- nos dijo- yo no cobraré daños porque no los hubo. Qué su trabajo sea bien recompensado. Pero. Sí han de estar aquí deberá aprender el Arte de la Fiesta Brava. 
La condición nos daba todas las facilidades de la gente acomodada. Buena comida, cama, ropa y los servicios extras de forma gratuita solo por el hecho de ser "Héroes Nacionales". Pero su condición era para que su nieto Mateo, un joven de 14 años se negaba igual que Damián en aprender esa tradición. Supiera que cualquiera no es digno de aprender. Pero no había otra opción si queríamos que uno de sus trabajadores mandara un comunicado de nuestra parte a un puesto militar para que vinieran en nuestra ayuda. Más que nada por el Chapu. Teníamos que aceptar y no queríamos vivir por lo menos una estructura de metal frío sin comida ni agua.

Escribí la carta que informaría nuestra situación. Fue breve. Estado, solicitud de material (dos palas de motor y combustible) y la ubicación... algo muy importante. Pregunté. Lo exacto era que estábamos pasando el Río Balsas en la Ganadería Balsas. Nada más, se podía llegar desde Infiernillo Michoacán pero estaba ocupado por los rusos pero por su parte desde Huetamo podía llegar la ayuda. Habíamos viajado a otro estado y practicando estábamos perdidos. 

La fortuna seguía de nuestro lado porque el Huracán Claudia pegó hasta Oaxaca y solo fueron lluvias y vientos en la Ganadería. Dos días después de que se envió la carta con un papel muy fino y escrita con pluma estilográfica de alta calidad. Nos respondieron en una hoja común con una máquina de escribir sin mucha tinta y lo principal era:


"Esperan una semana. El Huracán ha dejado estragos y hay prioridades. Si algo cambia comuníquense en la frecuencia modular *** o con otra carta." 
 

Don Fulgencio estaba muy feliz porque tendría tiempo para cumplir su cometido. Además ya no llovía mucho. El primer día de capacitación en la Ganadería. Con edificios de adobe como buena construcción de tipo español con su pintura blanca de cal y rojo. Unos fresnos en fila. Fuimos al ruedo que tenia, tal vez de unos 21 metros de diámetro. Ahí se nos simuló un toro con una estructura de madera. Damián estaba muy inconforme y de le ocurrió decir: "Si maltratamos al toro sería justo que el toro nos folle".
Gran error "Damí". Por que don Fulgencio le respondió.
- Eso se puede arreglar. ¿Ves a ese "floripondio"?- señalando a uno de sus trabajadores, vaya sea de paso que era robusto y de corte muy varonil- a él le gusta mucho empotrarse en el cuarto de inseminación. Así que si lo deseas te puedo arreglar una "cita" con el toro que quieras. 
 Que atrevido y extraño. Más extraño que Don Gerardo sonreía. 

Esos momentos incomodos hicieron que fuera pesada la estancia para mí.

Guerra GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora