CAPÍTULO IX "FANTANÍSTAN"

20 3 0
                                    

Al despertar, me percaté de que el intenso olor había incrementado bastante respecto a ayer. Me moría de hambre, como era de esperar, y me enfurecí altamente al observar como una rata de alcantarilla estaba comiendo de los hongos luminosos. A pesar de estar tan mohosas, no se veían del todo bien, pero era digerir la seta o la rata.

Tuve que nutrirme de la seta, estando totalmente cruda y podrida. Su sabor era horrendo como el de mil demonios, pues nunca había probado algo tan nefasto y desagradable. Después de ello, tuve que beber algo de agua relativamente limpia de un conducto más aislado. Por primera vez, decidí no hacer nada y esperar a que pasara algo.

Por azares del destino, uno de los conductos llevó algo hasta donde yo residía en aquel momento tan pesimista. Era una barca siniestra y lúgubre, cuyo aterrador parecido a la famosa de Caronte me hacía pensar que podría morir si me subía a ella. Como de costumbre, no poseía alternativa alguna.

La barca estaba vacía, solo había unas cuantas velas y mantas sucias. Se tambaleaba demasiado para ser segura y estaba sujetada por una cuerda sin tensión siquiera. Me senté y acomodé, lo que generó un crujido estridente. De un momento a otro, la cuerda se tensó fuertemente y noté como alguien la arrastraba hacia adelante.

Conté segundos, minutos, no creo que horas, mientras iba observando advertencias de peligro y ratas muertas, con polillas adornando los farolillos que iluminaban todo. Al llegar a mi críptico destino, la barca se detuvo junto a un puerto subterráneo a la vez que me recibía un joven nacido en la isla.

Era más o menos de mi edad, moreno y bastante alto. Estaba fornido y llevaba un uniforme militar, pero por el contexto, no debería tener una posición muy alta. Este uniforme era de rojo, amarillo, rosa, blanco y negro, adornado con accesorios de bronce, titanio y acero. debía pesar mucho. Estaba bastante desprotegido, sus ojos y pelo marrones estaban expuestos sin ningún casco. Olía a jazmín.

-Ego-tas murbur(e)yo. Diaq qolui-tas(e)yo. Ego-yo retnis(e)yo xelif. Yo aram(e)tas rorpo duaq è-yo. Ego-yo tawn tinucd(e)tas n' meruv. Ô-yo rivive muc ego-tas. N' rorpo satis slof. Duoq ego-tas dinucd(e)yo.

-No hablo tu idioma, lo siento. -aún así, su forma de gesticular, entonación y cara me transmitió un mensaje de bienvenida -No nací aquí.
-¡No es posible! -el joven se alteró al escucharme hablar -¡Eres una infiltrada del Fundador! -hizo sonar una campana -Fuera inmediatamente.

-¿Hablas castellano? -llevé mis manos al cuello -No sé de que me hablas, ya te he dicho que no soy de por aquí.

-¿Y cómo podemos fiarnos de ti? -con sus elegantes guantes blancos puestos, me amenazó con una navaja en el cuello -¡Hablas la lengua oficial de la Corte!

-Sigo sin entenderte, ya te he dicho que no vivo aquí. -me alejé despacio -Además, tú compartes mi lengua.

-Es el idioma oficial del Estado, todos lo sabemos. -su mano con la navaja se apartó -Pero ya solo lo usan los dirigentes, el pueblo llano utiliza el kaynfawlliano.

-Te aseguro que vengo con intenciones nobles. -bajé los brazos con suavidad -Soy Victoria Moral Boronat, o González Tanned, y he venido aquí a encontrar un medio para rescatar a mis amigas y regresar a mis tierras.

-¿Eres otra lunática como Raklew y encima nueva como Elux? -mostró desconfianza -Esto hay que decírselo a Oserariup. -decidió abrirse -Si tú te presentas, yo también. Soy Singup, sublíder del miembro clandestino de Sulimih. Los otros miembros son Sevrus y Rapmec.

-Curiosos nombres. -me acerqué a Singup -No sé si podré acostumbrarme a vuestra lengua, a decir verdad. Es muy extraña.

-En la historia de nuestra patria, los barcos sin rumbo venían a parar aquí debido a la atracción misteriosa que la la isla posee. -sacó un mapa de la ciudad, aunque no comprendía lo escrito -Y una vez que entras, es imposible escapar sin salir, por culpa de su campo protector.

Isla Moonlight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora