CAPÍTULO I "SÁBADO, 15 DE JUNIO DE 2058, VALENCIA"

87 4 1
                                    

Era un día más, era un sábado más, lo que quería decir que me tocaba ir a mi psiquiatra. Llevaba con él desde muy pequeña, pues mi madre, como buena catedrática, siempre me insistió en que era por mi propio bien. Lo mismo le pasa a mi hermano mayor Hugo, a quien no le gusta mucho, pues es muy reservado. Él iba los jueves, yo los sábados, y los dos juntos íbamos los lunes.

Mi madre no contactó con cualquier psiquiatra, sino con el Dr. Estornell, un reconocido y aclamado en su ámbito, que desde su más remota infancia, fue gran amigo de mis padres. Aunque yo creo que tuvo algo con mi madre, pero ahora está felizmente divorciado con otra amiga de la juventud, con quien concibió a Miguel, mi mejor amigo desde los doce y catorce años respectivamente.

Esto se debe a que yo era la superdotada de la clase, a la que pasaron de curso, lo cual no era bueno, por lo menos para hacer amigos, así que acabé haciéndome amiga del otro listo de la clase, y seguimos siendo amigos por mucho tiempo. Yo nunca pude hacer muchos amigos, aparte de Miguel, solo tenía a Luna, quién conozco desde que tengo diez años y ella once, aunque nos separaron de clase al siguiente curso.

Mientras seguía divagando en mi sobrepensamiento, él me llamó, y yo no tuve más remedio que, simplemente, ir a su consulta como de costumbre. Yo no había dormido, por lo que estaba cansada y él se dio cuenta de que no estaba de buen humor. Al abrir la puerta, me saludó, me senté, y empezó la nueva sesión.

El doctor llevaba puesto su suéter de invierno favorito, a pesar del calor veraniego que llevaba tiempo en Valencia, la capital de España desde las últimas dos décadas. Este suéter era lila con finísimas rayas doradas, al igual que sus cabellos, extraña combinación. También llevaba unos pantalones largos, para complementar el calor, de morado, poco más oscuro que el lila de su otra prenda.

Era un hombre no muy alto, a decir verdad, igual que su hijo, y era tan delgado que toda ropa le quedaba ancha. Se le notaba ya la edad, esas arrugas y canas se veían, pero sus grandes ojos, verdes como esmeraldas, le daban un toque de Sugar Daddy que le encantaba a Elena, la hermana mayor de Luna, quien es muy promiscua.

-¿Cómo te encuentras hoy? -el doctor arreglaba sus papeles mientras hablaba -Ya te he dicho que no es bueno que utilices tu teléfono antes de dormir. -lo decía con un tono algo cansado de repetirse a sí mismo -Y bueno, ¿algo positivo que comentar de esta semana?¿O ha sido aburrida como las demás?

-Estoy bien, quizás algo melancólica... -miré al suelo, algo que me pasa cuando no me siento cómoda hablando -Cuando pasaba por la calle, pensé en mi vida, en general, y hasta donde había llegado. -me percaté de lo grosero que parecía no mirarle a los ojos y rectifiqué -Supongo que es algo que pasa al recién hacerse mayor de edad.

-Bueno, justamente en tu caso, ya estudiabas en la universidad desde hace dos años debido a tu alto intelecto. -el doctor se dio cuenta de que mi cara se había enrojecido por ese cumplido -¡Qué no se te suba a la cabeza, eh! -dijo eso para relajar el ambiente, y continuó con su monólogo -Como iba diciendo, tú además, ya trabajabas desde esa edad, ganando dinero en prácticas, algo que ni yo pude con tu edad. Enhorabuena, Victoria. -se le notó una sonrisa genuina y honesta. -Definitivamente, tus padres estarán muy orgullosos de ti.

-Sí, seguro... -suspiré antes de continuar, indicando cansancio -La verdad es que eso no me importa, no necesito la aprobación de mis padres. -no parecía convencer al doctor de mi supuesta indiferencia hacia ellos -Al fin y al cabo, si ellos me llevan a mí y a Hugo, pero no a Clara por algo será, ¿no es así, doctor?

-¿Aún no lo comprendes, Victoria?¿Acaso he de explicártelo con peras y manzanas? -su expresión se tornó más severa -Tus padres no llevan a tu hermana pequeña debido a que ella no necesita de atención terapéutica ni medicinal. -me señalo con su bolígrafo, por supuesto tapado, para no salpicarme de tinta -No porque sea mejor que tú o tu hermano, simplemente porque no todos tenemos las mismas necesidades.

Isla Moonlight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora