CAPÍTULO XX "PARA TI, QUERIDA REALIDAD"

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JUEVES, 1 DE JULIO DE 2060, ISLA FANTANÍSTAN

Para ti, querida Sol.

Buenos días, tardes, noches u horario en el que estés leyendo esto. Hoy cumplen dos años desde que te mudaste, o más bien comenzaste tu viaje por el mundo. No sé donde estarás, pero espero que esta carta te llegue. Ahora que se ha construido un nuevo tren, y uno que pueda volver sin piloto, cada vez que alguien quiera podrá salir de las islas, aunque volver sea más complicado, en especial con el tema del secretismo que conllevan.

Aprovechando un poco para hablarte de mi vida, la persona que lidera esta segunda salida es mi expareja, Raffaelle. Sí, me temo que empezamos justo cuando te fuiste y terminamos poco antes de poder hablarte de él. Decía que quería continuar sus viajes por el mundo y me invitó a huir de mi responsabilidad. Discutimos y como última orden como su Reina le pedí que te buscara, como tú también estás deambulando por Europa, y así que leyeras esta carta.

En general, últimamente no ha ido muy bien. Funèbre falleció mientras dormía en abril. Aunque no la llegaste a conocer, puedo decir que como abuela era de lo más cariñosa y achuchable, siempre preparando postres dulces como su persona. No era para nada una anticuada, para haber muerto a los ochenta y nueve, siempre le podía contar de mis penas y era toda oídos. Realmente me mató por dentro el no poder haberme despedido debidamente, me preocupa que a Macabre le pase algo remotamente similar.

A parte de eso, el Reino ha entrado en una ligera crisis. Al parecer, yo no era tan buena en política ni en economía como me pensaba, quizás debí haber terminado los otros tres años de Universidad antes de ser coronada, mi padre escogió mal la fecha. Hablando de Moonlight, ahora veo que debía apreciar más a mis padres, adoptivos y biológicos, puesto que aunque sea una mala persona, definitivamente era mejor Rey de lo que yo soy, el tiempo dirá si seré como él o como mi madre. Que mencionándola a ella, cada vez mi pelo se vuelve más brillante mientras más asimilo su memoria.

Lo que no entendió es el motivo por el que el pueblo me sigue amando si Moonlight administraba mejor su cargo, yo he sido más de conceder caprichos de ocio: el cine, el teatro, la ópera, el museo, la iglesia... Hablando de eso, ya estamos produciendo películas que se distribuyen y se las vendemos a grandes productoras, ¡incluso una ganó el Oscar!

También hemos compuesto música y recogido el arte de las culturas antiguas que vivieron en la isla. Sigo priorizando la libertad, mas el pueblo sigue con la costumbre religiosa que Moonlight implantó, como si fueran reales las profecías y la mitología que se escucha por el pueblo en el idioma kaynfawlliano, que todavía no comprendo bien. Es aburrido pasarse el día encerrada, firmando leyes, bautizando niños, dando discursos y planificando estrategias.

Puede que esa sea la razón por la que añoro tanto a Raffaelle. Como no, las sirvientas siempre estaban insinuando rumores, y no digo que no fueran ciertos, ¡pero es mi vida!¿A ellas que les importa lo que yo haga o deje de hacer?¡Al contrario! Deberían alabar todo lo que yo haga por el simple hecho de que me deben su lealtad como monarca que soy, hasta la ropa que llevo es preciosa.

El caso es que me están metiendo prisas con el tema de casarme, en especial la sirvienta mayor y los nuevos funcionarios. Dicen que debo desposarme para tener hijos, pero ahora solo quiero que Raffaelle vuelva, en mi corazón no queda espacio para ningún otro hombre, aunque él ya no me quiera, ¡Santo cielo, parezco mi padre!

En cualquier caso, ahora tengo un Consejo formado por los sabios cuyo nombre no pienso recordar: el Capitán, quien representa a los peones, verdugos y soldados; la Sacerdotisa, quien representa a las campesinas, esclavos y vagabundos; la Ministra, quien representa a los obreros y burgueses; la Mediadora, quien representa a las secretarias y sirvientas; el Consejero, quien representa a los aristócratas; y el Virrey, quien representa a la nobleza. Sí, lo sé, muy mal organizado.

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