In Search Of Love

Chapter 17: In Loco Parentis

Advertencia: consumo de alcohol entre menores de edad

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Thomas se dio cuenta de que había algo diferente cuando despertó, no era una mala diferencia; de hecho, Thomas se sintió más seguro dentro del nido de sábanas que nunca. Fue un cambio bienvenido, uno en el que quería quedarse.

Bostezó pero no hizo ningún movimiento para abrir los ojos, frotándose la mejilla contra el pecho que respiraba. Thomas tarareó, contento de estar tan cerca del calor y solo se derritió más profundamente cuando sintió los dedos recorrer su columna vertebral.

El movimiento fue pesado, una mano entera en lugar de uñas, y sintió como si cubriera toda su espalda. En lugar de rehuirlo, Thomas tarareó y se hundió en el sentimiento.

No estaba seguro de cuánto tiempo más permanecieron así, pero disfrutó cada momento de flotar en la dicha que cuando abrió los ojos, estaba demasiado relajado para estremecerse al mirar a Marvolo.

A papá.

Su magia se sentía muy similar. Y cuando Thomas tocaba así, le era imposible creer que pudiera ser otra cosa que otro padre, sintiéndose tan diferente a mamá. El mismo tipo de sentimiento envolvente, pero más que la calidez de mamá, era su estabilidad, un escudo o un castillo imponente donde estaban a salvo.

Thomas le sonrió a su papá, envolviendo sus brazos alrededor del pecho del hombre como una forma de decirle buenos días.

"Vuelve a dormir, hijo", dijo papá, con la mano apoyada sobre la espalda de Thomas, sin acariciarla más, y subiendo bajo sus diminutos pulmones. Se calentó bajo el título, la misma avalancha de emociones lo invadió cuando mamá dijo lo mismo. "Estaremos aquí cuando te despiertes".

Acurrucado en el nido de mantas, sintió la forma en que su papá las arropaba alrededor de sus costados, lo que solo sirvió para unirlos más. Dio un último bostezo, como si alzara una bandera blanca de rendición. Thomas no pudo evitarlo, bajo el peso de la mano de su papá, las mantas y la sensación del calor de mamá no lejos de él, no era fácil luchar contra el sueño.

Thomas no dijo nada mientras cerraba los ojos y se quedaba dormido.

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Fue el canto de los pájaros cantores lo que despertó a Harry. Inhaló y se estiró en la cama mientras saboreaba no tener que despertarse antes del amanecer para cuidar el jardín. Harry tomó sus lentes, incluso si estaba confinado en el dormitorio, era mejor ver la prisión en la que vivía.

Frotándose los ojos detrás de las gafas, Harry pateó las piernas sobre la cama.

"Día ocho, Hedwig", murmuró, bostezando mientras marcaba otro día en el que vivía con los Dursely y anhelaba... algo más.

El aleteo de Hedwig transformó a Harry en algo nuevo, que no había estado allí la noche anterior.

Se levantó y caminó hacia sus cosas, su baúl, su escoba y su varita, todos colocados ordenadamente en su habitación, ni bajo llave, ni arrebatados.

Harry pasó su mano por su Saeta de Fuego, lo más parecido que tenía a su padrino en ese momento. Rápidamente tomó su varita de la parte superior de su baúl y abrió la escotilla. Suspiró aliviado cuando la capa de su padre estaba entre libros de texto y pergamino.

El ulular de Hedwig llamó su atención hacia otro conjunto de objetos que estaban cerca de la ventana. Inclinó la cabeza mientras alcanzaba las bolsas de plástico.