2. Itadori vs Mahito

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—¿Me has hecho una foto?

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—¿Me has hecho una foto?

—¡Un perro volador! —solté la primera tontería que se me ocurrió y salí corriendo a toda velocidad, como si me hubieran metido un petardo por el culo.

Al día siguiente, con el pecho hinchado de orgullo por el éxito de mi plan maestro, decidí mostrarles la foto a mis amigas.

—¡Enserio! ¡Este chico tan guapo es tu novio! —exclamaron, claramente consumidas por la envidia.

—A mí me suena —en ese momento, mi nariz, que había crecido desmesuradamente gracias a mis mentiras, hizo un sonido de "clack", partiéndose por la mitad. Una alerta resonó fuertemente en mi cabeza. ⚠️

—Estas confundida —nerviosa, les arrebaté mi móvil.

Darla continuó dándole vueltas a la cabeza, insistiendo en que lo había visto en algún lugar. Eso no ayudaba a que me tranquilizara. Tenía el plato del almuerzo frente a mí, pero solo sentía angustia y retortijones.

—¡Claro! Tu novio está en este instituto. Un curso más abajo que el nuestro, por eso decías lo de tierno. Su nombre es Castiel, pero aquí lo conocen más como Cassi.

En ese instante, sacado de un edit de TikTok tenso, como en esas peleas de anime donde la música sube de intensidad y todo se vuelve épico, específicamente como el momento en el que Yuji Itadori rompe la ventana del instituto para salvar a Junpei y se encuentra con Mahito, así fue mi encuentro con la verdad. El chico de la foto, mi supuesto novio, apareció frente a mis ojos.

Era como si el tiempo se hubiera ralentizado. De repente, en medio del bullicio del comedor, emergió un chico alto y guapo. Su presencia destacaba entre los demás, como si llevara su propia banda sonora de fondo. Tenía una melena rubia que caía de manera despeinada y unos ojos avellana rojos intensos que me miraban con sorpresa.

Vestía con un estilo casual pero elegante, como si siempre estuviera listo para una sesión de fotos. Su caminar era seguro, y cada paso resonaba como una declaración de confianza. Fue como si un personaje de anime hubiera cobrado vida y se hubiera materializado en medio de mi engaño.

Mis ojos se encontraron con los suyos, y por un breve momento, todo quedó suspendido en el tiempo. Me di cuenta de que mi farsa se desmoronaba ante la realidad. En ese instante, deseé tener el poder de retroceder en el tiempo y deshacer todas mis mentiras.

La revelación golpeó mi conciencia como una ola de vergüenza. Mi supuesto novio, el protagonista de mi elaborada mentira, estaba ahí, frente a todos. Me temblaban las manos mientras intentaba mantener la compostura. Fue como si el escenario se hubiera tornado en mi contra, convirtiéndome en el personaje principal de mi propia tragedia.

—¡La tía de la foto! —me señaló.

Rápidamente me levanté y le tapé la boca con mi mano sudorosa.

Conquistando a una Red FlagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora