Aceptó amablemente mi solicitud, aunque pude percibir una leve sorpresa en su expresión. Esperé a que llegara al parque detrás de casa, buscando un lugar tranquilo y apartado para nuestra conversación.
Una vez allí, le expliqué brevemente mi situación con Castiel. Le conté sobre nuestra relación, desde cómo comenzó como una especie de acuerdo hasta mis recientes sentimientos hacia él. Tom escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando para mostrar que estaba siguiendo mi relato.
—Entiendo la situación. Voy a partirle la cara, ese precioso rostro desaparecerá —chocó el puño contra la palma de su otra mano—. ¿Cómo se atreve a jugar con los sentimientos de una chica tan mona como tú? ¡Espera aquí, Erika! Iré a hablar con él.
Tom se puso de pie con una expresión seria y decidida, sus ojos reflejaban determinación mientras daba dos pasos hacia adelante. Sentí cómo la tensión en el aire aumentaba con cada uno de sus movimientos, pero rápidamente intervine antes de que pudiera avanzar más. No le permití seguir adelante, deteniéndolo con un gesto firme de mi mano extendida.
—No me refería a eso. No quiero reprocharle nada. He dejado de pensar en que debo cambiar su forma de ser. Lo quiero tal y como es. Así que haga lo que haga conmigo, sea como sea, yo lo quiero. Lo único que deseo es que él sienta lo mismo que yo y se enamore de mí. Es por eso que te pido tu ayuda.
—Erika, eres una mujer increíble. Si yo fuera Cassi no dudaría tanto.
Así fue como Tom y yo establecimos una alianza.
Esa noche, Tom se presentó en casa de Cass bajo la excusa de una visita amistosa, pero su verdadero propósito era obtener información para ayudarme. Después de una larga conversación, en la que Cass no sospechó nada, Tom me envió un mensaje detallando las respuestas que obtuvo.
Según él, Cass tenía ciertos criterios para sus intereses románticos:
1. Prefería a las chicas inteligentes, lo cual me tranquilizó un poco, ya que siempre había sido buena estudiante.
2. Le gustaba que mantuvieran cierta distancia, lo que me dejó un poco desconcertada. ¿Significaba que prefería no involucrarse emocionalmente?
3. Tenían que estar en buena forma física, lo cual me preocupó, ya que no era precisamente una atleta.
4. Y para mi sorpresa, le gustaban las chicas que compartieran su pasión por las tortugas. ¿Eso era incluso posible?
Al recibir esas respuestas, me sentí abrumada por la incertidumbre y la frustración. ¿Cómo podría competir con esos criterios? Mis lágrimas brotaron sin control, sintiéndome completamente perdida en mi intento por conquistar el corazón de Castiel.
Volví a encontrarme con Tom al día siguiente por la tarde, buscando desesperadamente una solución para mi dilema con Cass.
—Vaya tío difícil, ¿verdad? No te deprimas, Erika. Ahora se me ocurrirá algo —Tom trató de infundirme ánimos con su tono de voz seguro y optimista.
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Conquistando a una Red Flag
Teen FictionErika intenta encajar en su nueva clase y para eso se inventa una pequeña mentira que se sale de control, inventa un novio falso. Desesperada por que su mentira no sea descubierta, le saca una foto a un chico guapo en la calle, pero por casualidad a...