Domingo a las 17:00 de la tarde.
Me acerqué a Josh con una sonrisa mientras pronunciaba su nombre con un tono amigable.
—Josh —saludé.
Había dedicado especial atención a mi atuendo, eligiendo la ropa más bonita que tenía. Cada detalle, desde la elección de prendas hasta la forma en que arreglé mi cabello, estaba cuidadosamente considerado para este encuentro. Quería dar una buena impresión y mostrar lo emocionada que estaba por pasar tiempo juntos. La ansiedad y la anticipación se reflejaban en mi mirada mientras esperaba su reacción.
—Erika, hola.
—Perdón, te he hecho esperar —me acerqué hasta él.
—No te preocupes, no esperaba nada en absoluto. Estás muy guapa.
—¿Enserio?
—Totalmente enserio —sonrió.
Me invadía una sensación de felicidad mientras Josh me elogiaba. Su sonrisa sincera y amigable alababa mi esfuerzo por lucir bien para nuestra cita. Estaba contenta de que apreciara mi elección de vestimenta. Sentía una conexión especial con él, una sensación de libertad al saber que este encuentro no estaba condicionado por las expectativas de Cass. Josh era atento y amable, exactamente lo que había estado esperando.
—Oye Erika, el tipo de la enfermería ¿es tu novio?
—¡No!
—¿Enserio? Estaba preocupado por eso. Bueno, tú no hubieras aceptado si fueras su novia, ¿no? ¿O eres de ese tipo de chicas?
—¡Cass no es mi novio! —los nervios se apoderaron de mí. —Solo finge serlo, me hace un favor —lo miré con ternura, pidiendo comprensión. —Claro que yo no haría eso.
—Así que es eso.
—Estos días he estado muy contenta gracias a ti —me aferré a la botella de agua. —La verdad es que me gustaría tener un novio de verdad, y ese deseo se ha manifestado gracias a ti.
—Pero qué dices, ni loco.
—¿Qué? —su respuesta me dejó helada.
—¿Por qué iba a querer ser yo tu novio? ¿Tú te has visto? Eres demasiado normalita, pero normalita tirando a fea. Vaya pérdida de tiempo y gasto de dinero. Lo único que quería era robarle la novia a ese tipo. Una batalla de hombres, ya sabes, una apuesta. Él me quitó la mía de esa manera. Quería darle de su propia medicina. Olvida esto y no se lo cuentes a nadie, qué vergüenza si alguien se entera de que tuve una cita contigo.
—¿Y tú te haces llamar hombre?
—Cass —dije con lágrimas en los ojos.
—No recuerdo quitarle la novia a nadie y mucho menos entrar en ese tipo de apuestas —se rasco la cabeza. —Que yo recuerde, fue ella la que vino meneando la cola hacia mí —Cass miró a Josh por encima del hombro con su mirada seria e intimidante. —El resto simplemente sucedió —sonrió algo perverso cerca de la cara de Josh, este retrocedió un paso.
—¿Qué quieres pelear? —Josh estaba cagado de miedo.
—Me gusta la violencia, pero no va a ser el caso —la sonrisa perversa de Cass se transformó rápidamente en una amable. —Venga, vámonos, Erika —puso su mano sobre mi hombro.
—¿Entonces todo ha sido mentira? —estaba realmente herida, me dolía el corazón.
—Ha sido tu culpa —su mirada me daba asco. —¿Tan desesperada estás porque te meta la polla un tío? Te digo un par de cosas bonitas y ya te montas una película en tu cabeza. Nunca estaría con una chica tan fácil como tú. Eres de todos.
Estaba a punto de romper a llorar cuando vi la cara de Josh girar, aplastada de repente. Un sonido sordo resonó en el aire, seguido de la expresión de asombro en los ojos de Josh. Su rostro, antes relajado, ahora mostraba la marca de un golpe repentino. El silencio se apoderó del lugar mientras todos procesábamos lo que acababa de suceder.
Mi corazón latió con fuerza, una combinación de sorpresa, miedo y gratitud hacia Cass, quien había intervenido para protegerme de las palabras hirientes de Josh. La expresión de Cass pasó de ser perversa a satisfecha.
Josh, retrocediendo un paso, miraba a Cass con una mezcla de incredulidad y temor.
—¡Habías dicho que este no era el caso! —chilló Josh desde el suelo, mientras se tocaba justo donde Cass le había dado el puñetazo.
—¡Sí! ¿Y qué? —Cass lo miraba desde lo alto con aires de superioridad.
—¿Enserio ustedes no están saliendo?
—Cállate ya —volvió a pasar a tocar mi hombro. —Ella es mía y no voy a permitir que una basura como tú le haga daño sin motivo, me pone enfermo.
"Idiota, yo no soy un objeto, no te pertenezco"
—No aprendes —Cass caminaba delante de mí con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
—¿Lo conocías?
—Sí.
"Sabías lo que iba a pasar y aun así viniste para ver si estaba bien"
—No hagas más tonterías que me involucren, ¿de acuerdo? La próxima vez no acudiré, ¿entiendes?
"¿Qué clase de héroe eres, Cass? ¿De verdad eres un héroe o un villano? ¿Serías Spiderman? ¿Quién serías?"
—Bueno, supongo que este ha sido mi primer amor —suspiré mirando al cielo.
—Eres una idiota.
Cass se detuvo en seco, y antes de que pudiera avanzar más, extendió su mano y me detuvo con un toque suave en la frente.
—Eso ha dolido.
—Te has convertido en un manojo de nervios por culpa del amor, ¿verdad? Has experimentado el autoengaño —otra vez esa mirada oscura. —No hay momento más deprimente que cuando descubres que te has estado autoengañando —caminó hacia la máquina expendedora y sacó una botella. —¿Qué miras? No te voy a comprar una porque estés deprimida.
¿Acaso estás intentando hacer que me sienta mejor? Mi corazón latió angustiado. ¿Podría ser? ¿Podría estar más cerca de lo que pensaba y no lo había notado? La duda se instaló en mi mente como una sombra.
—¿Qué pasa? —Cass se detuvo y me miró de reojo.
—Nada —respondí avergonzada.
—Vamos, Pochita.
Imposible.
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Conquistando a una Red Flag
Teen FictionErika intenta encajar en su nueva clase y para eso se inventa una pequeña mentira que se sale de control, inventa un novio falso. Desesperada por que su mentira no sea descubierta, le saca una foto a un chico guapo en la calle, pero por casualidad a...