Capítulo 19

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Byul llega a casa en Nochebuena, a las tres de la madrugada.

Se suponía que su vuelo era más temprano, que aterrizaría tarde el día veintitrés, pero había habido un lío enorme y de mierda en las reservas de la compañía aérea. Supone que eso es lo que son los vuelos navideños de última hora: un desastre. Se había ofrecido voluntaria para tomar el siguiente vuelo disponible, quedándose en el aeropuerto cinco horas más.

Tiene la sensación de no haber dormido en días. Se frota los ojos y cierra la puerta de una patada.

Mientras rueda con su maleta por el pasillo, frunce el ceño ante la decoración.
La explosión navideña de Yongsun y Hana que dejó entrar a su casa. Decoró su casa, su santuario a salvo de la Navidad, por primera vez. Y verla en Nochebuena, sin Yongsun ni Hana cerca, simplemente… Aish.

Se acerca a la sala de estar, y acostarse en el sofá suena realmente bien en este momento.

Suspira, ya puede ver las luces del árbol de Navidad iluminando el pasillo.
Exactamente, ¿qué…?

Se queda paralizada y, al entrar en la habitación, se da cuenta de que las luces del árbol de Navidad están encendidas y de que no las había dejado así.

Y siente que el corazón se le acelera en el pecho cuando ve a Yongsun acostada en el sofá. Las luces juegan sobre sus rasgos, suaves y relajados por el sueño, acurrucada contra el brazo. Como si hubiera estado esperando despierta y no hubiera tenido intención de dormirse, pero no hubiese podido mantenerse despierta.
Solo han sido unos días, se recuerda a sí misma. Pero unos días sin contacto parecen una eternidad.

Deja la maleta donde está y camina hacia ella, con los ojos fijos en el rostro de Yongsun, mientras se sienta en el borde de la mesita.

Yongsun parece… cansada, incluso mientras duerme. Y Byul se resiste a despertarla, pero… ¿Yongsun está aquí, esperándola? Ella no sabe a dónde irán si Yongsun no corresponde estos sentimientos, o siente que puede corresponderlos. Pero si dos días parecen eternos sin Yongsun, ¿qué va a hacer a largo plazo?

Extiende la mano y le aparta el pelo rubio de la frente, sin evitar trazar con los dedos la fuerte línea de su mandíbula.

Y Yongsun, que tiene el sueño ligero, se despierta. Sus ojos grises se abren y, bajo las claras luces navideñas, parecen hipnotizadoramente translúcidos.

—Hola —susurra, mientras sus labios esbozan una sonrisa ante la mirada adormilada de Yongsun.

—Hola. —La voz de Yongsun suena somnolienta y algo confusa. Antes de parpadear un par de veces en rápida sucesión y sentarse más contra el respaldo del sofá—. Hey. Estás en casa.

—Y tú estás aquí. En medio de la noche —añade, inclinando la cabeza en señal de pregunta.

Ante su mirada, Yongsun parece despertarse del todo y extiende la mano para encender la lámpara que hay junto al sofá. La luz hace que ambas se estremezcan, pero Yongsun ya está hablando para cuando los ojos de Byul se han adaptado.

—Simplemente… me soltaste todo eso y luego te fuiste a Nueva York. —Su tono no es acusatorio, pero es un cruce entre desconcertado y molesto, pero no deja de ser muy serio.

—Tenía… una conferencia. Y no llamaste. —Hace una pausa, tragando saliva antes de admitir la verdad absoluta—: Si hubieras llamado, habría vuelto en un santiamén.
Pero no lo hiciste… querías un minuto.

Yongsun le sostiene la mirada antes de dejarla caer sobre su regazo, con las piernas recogidas bajo ella. Es entonces cuando Byul se da cuenta de que Yongsun lleva una de sus camisas, y… sí. Es toda una simp por esta mujer, piensa, y no es la primera vez que lo hace.

Cuando Menos Te Lo Esperas [MoonSun] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora