Capítulo Uno

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Amanecía el sol para todos los habitantes del universo, bueno, para algunos se acababa el día pero ese no es nuestro problema. En lo más profundo de un pequeño bosque tenebroso, obviamente, se encontraba una pequeña mansión. No era muy grande, pero lo suficiente para tener cuatro habitaciones grandes, un salón, una cocina y unas 15 mazmorras en el subsuelo. Pensaréis que la mansión estaba rodeada por un foso con criaturas horribles, de esas que te matarían antes de gritar pero no, era tal su leyenda que nadie se atrevía a acercarse por allí. Nuestras cuatro protagonistas vivían de lo más tranquilas, podían salir a pasear cuando quisiera y como quisieran, y si tenían hambre solo tenían que salir a un pequeño camino que tenían casi al lado.

Poco a poco, el sol subía y comenzaba a entrar por las ventanas despertando a la única persona que seguía durmiendo. Una joven de piel blanca y pelo largo negro comenzaba a estirazarse en la cama. Miró a su lado y vio que su mejor amigo seguía durmiendo, sonrió y se dispuso a seguir durmiendo pero un ruido abajo seguidos de unos gritos y risas, hizo que toda su tranquilidad se fuera.

-¿ De todas las hermanas posibles en el mundo, me tuvieron que tocar a mi las más ruidosas ? - la joven miró al techo y suspiró – a levantarse antes de que se maten.

Conforme bajaba las escaleras, los gritos y las risas iban siendo más fuertes. Miró hacía la derecha y vio que faltaba una capucha en el perchero. No pudo evitar sonreír y negar con la cabeza, había cosas que nunca iban a cambiar.

-Tenéis que dar gracias a que soy yola que estaba durmiendo, porque es Irene y ahora mismo os tendría para desayunar – sus dos hermanas la miraron y no pudo evitar reír a carcajada limpia – se supone que la harina es para la masa no para vuestra cara.

-La culpa es de Nayeon Unnie – gritó Yeri mientras tomaba un puñado de harina de la mesa y se lo lanzaba a su hermana mayor. Está simplemente reía mostrando sus dientes de conejo, esos que en un pasado lejano habían enamorado a medio mundo.

-Perdona?!!!! - Nayeon miró a su hermana pequeña y después a su otra hermana pequeña. Mina cambió su cara rápidamente y empezó a negar con la cabeza – Aquí recibimos todas – en menos de dos segundos, Mina estaba llena de harina – mira, eres más blanca de lo normal.

-Estáis muertas – la joven no dudo en coger todo el saco de harina y empezar a perseguir a sus hermanas por toda la cocina. Las mascotas de las muchachas estaban en la puerta viendo todo el percal.

Era tal el ruido que ninguna de las muchachas se dio cuenta de que en la puerta había una sombra más. Una que les miraba con unos ojos que solo le permitía salir cuando estaba con ellas, unos ojos que destilaban amor hacía sus hermanas pequeñas.

-Ejem – de repente todo se hizo silencio, los puñados de harina se quedaron en las manos de sus dueñas mientras las tres se daban la vuelta y sacaban su mejor sonrisa – y yo que esperaba encontrarme galletas recién hechas mientras nos tomábamos una copita de sangre fresca – la joven levantó un cubo mientras mostraba su media sonrisa.

-Por eso eres la mejor de las hermanas– Nayeon fue corriendo hacía su mayor, claro que tenía otro plan. Irene que ya lo sabía, dejo rápidamente el cubo del desayuno en un lugar seguro. No iban a perder la caza que tanto le había costado cazar esa mañana. Yeri siguió a su mayor, y se abrazó a Irene. Por suerte, tenían poca harina en la mano, pero no contaba con que Mina había cogido el saco y tras subir a la encimera volcó todo el sacó sobre sus hermanas – ¡MINA! Estás muertísima – esta metió un salto y salió corriendo pero no esperaba que Irene le cogiera por el gorro de su pijama de pingüino.

-Ni se te ocurra salir de la cocina –Mina reía - Nayeon a limpiar la mesa, Yeri ayúdale – Mina escuchó como sus hermanas protestaban, limpiar ese desastre iba a ser un suplicio. La joven miró a su hermana mayor y puso cara de niña buena – se supone que debes cuidarlas y evitar estos desastres –el tono de Irene era de medio risa y Mina soltó una pequeña risita- ¿Dormiste bien?

-Sipi – la pequeña abrazó a su hermana - ¿la caza fue bien ? - el tono de Mina era de preocupación. De fondo Yeri y Nayeon miraban la escena con una sonrisa, eran conscientes de que la segunda pequeña de la familia no venía descansando bien debido a sus pesadillas continuas.

-Si, aunque ha costado un poco –Irene sintió como Mina se tensaba – la niña pija y rica pensó que corriendo podía huir de mi, y la muy idiota se cayó en una zanja. Casi no pude salvar nada de su sangre, pero a sus padres los limpie del tirón – la menor sonrió y se relajó – vamos a ayudar a ese par de dos, que tengo hambre.

Entre las cuatro no tardaron en limpiar el desastre de la cocina y en menos de media hora, estaban las cuatro tomando una copa de sangre fresca unido a unas galletas que Nayeon sacó del horno, antes del desastre habían cocinado algunas. Las mascotas disfrutaban de unos trozos de carne frescos, Irene cuando cazaba lo hacía para toda la familia, y ellos eran de la familia.

Las cuatro hermanas planeaban el calendario de caza para la próxima semana. Nayeon e Yeri protestaban por las horas que Irene proponía para ellas, ambas odiaban madrugar. Bueno, siendo realistas odiaban hacer algún deporte y a veces, cazar era un poco agotador. Más si sus presas les daba por correr, como sieso les salvase de unos vampiros puros. Eran de las pocas que quedaban con el linaje totalmente puro, por eso, estaban en lo alto de la pirámide alimenticia.

-Es que no es justo – protestaba Yeri– deberíamos tener un castillo con criados que nos pusieran la comida. Espera, eso ya lo teníamos.

-Ni siquiera gateabas cuando eso –contestó Nayeon mirando a la pequeña intencionadamente. Yeri solo resopló y aceptó con la cabeza. Ninguna dijo nada al respecto y continuaron con el planteamiento de la semana. Yeri cazaría el lunes, Nayeon martes y jueves, Mina el miércoles e Irene el resto delos días. La mayor sabía que los fines de semana eran más peligrosos, por lo que debía cuidar de sus hermanas menores. Cuando terminaron, las dos pequeñas se fueron al bosque a dar un paseo. Yeri sabía que Mina le iba a regañar por su comentario - ¿Estás bien?

-Si – Irene se levantó de la silla, y comenzó a lavar las copas.

-A mi no me engañas – Nayeon se apoyó a su lado mientras mordisqueaba una manzana, que había cogido de la mesa – te recuerdo yo saqué a las pequeñas del castillo.

-No tuve opción – Irene suspiró –eran ellos o nosotras. ¿ Crees que se acordará ?

-Si – Nayeon imitó a su mayor y también suspiró – créeme que si la tuviera delante la mataría muy lentamente. En una cosa mamá tenía razón – Irene la miró con nostalgia – Mina es igualita a ti e Yeri a mi, para tu desgracia – la mayor le dio un pequeño golpe en el brazo provocando la exageración de la coneja.

-No exageres, ni te toqué – Nayeon soltó una pequeña risita – los extraño. Muchísimo, y tengo la sensación de que nunca podré hacerles sentir orgullosos. Por mi culpa, est.

-No – Nayeon paró a su mayor – noes tu culpa y mucho menos la de Minari. Hicisteis lo correcto, ambas. Tendremos venganza y esas malditas se comerán sus palabras – puerta de la entrada se escuchó extrañando a ambas mayores, que no dudaron en salir de la cocina para encontrarle una estampa muy cómica –¿pero?

-Voy a ducharme – Mina fulminó a sus dos hermanas mayores, que estaban rompiendo a reír – y después pasare a ser hija única porque os voy a matar a todas – Yeri no pudo más y se lanzó al suelo a llorar de la risa – a ti la primera, enana -Mina subió escaleras arriba en busca de la ducha mientras maldecía al mundo.

-Soy inocente – dijo Yeri mientras se levantaba e Irene le levantaba la ceja – bueno, puede que no le haya avisado de que había un pequeño charco de barro en el bosque. Pero reconocer que es gracioso verla llena de barro.

-¡YERIM! - gritó Mina desde el piso superior – TE ESTOY ESCUCHANDO Y ME DIJISTE QUE NO LO HABÍAS VISTO. ESTÁS MUERTA.

-DÚCHATE YA, OTAKU – Irene negaba con la cabeza y se fue a la cocina para terminar de fregar mientras que sus hermanas comenzaban a gritarse y decirse como se iban a matar.




Holii, habrá actualizaciones lentas, debido a mi trabajo. Espero que os guste y os leo en comentarios.

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