Capítulo 4

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Mientras las cosas se descontrolaban en el castillo, cuatro hermanas vivían de lo más tranquilas en el bosque. Sus días de caza no se habían visto alterados, aunque si sus sueños. Mina volvía a tener pesadillas, y era una recurrente. Tanto Irene como Nayeon lo intentaban todo para que la joven durmiera, pero esta no conseguía dormir más de dos horas seguidas.

La joven ya estaba cansada, por lo que se dedicaba a dar vueltas por los alrededores por la noche. Observaba la naturaleza y la crueldad de esta, así como el propio ciclo de la vida. Otras veces acompañaba a sus hermanas de caza, y las picaba poniéndole nota. Ella sabía que sus hermanas estaban preocupadas pero no podían hacer nada, ya que ninguna sabía del origen de sus pesadillas. Las noches en las que más nerviosa estaba, se sentaba en una roca junto al lago y lo observaba, derramando algunas lágrimas. Hoy era una de esas noches.

Mina estaba sentada en la roca mirando el pequeño collar que colgaba de su cuello. Era herencia de su familia, creados al partir de la sangre de su nacimiento. Sintió un pequeño chasquido tras de si, y no dudo en guardarlo y ponerse en alerta. No eran sus hermanas, ni mucho menos un animal. Era alguien conocido, pues el olor le era muy familiar.

-¿Quien eres ? - Mina mostraba sus colmillos. No tenía miedo, estaba entrenada por su hermana Irene. La joven observaba a la oscuridad, sabía que había alguien ahí pero no lograba verlo. Otro chasquido volvió a sonar justo detrás suya –Dad la cara, cobardes – Mina, no era tonta, sabía que estaba en peligro, por lo que mandó una pequeña advertencia a través de su collar. Este era hermano de siete collares más, los cuales solo estaban en funcionamiento cuatro. Los chasquidos se volvieron más repetitivos y más cercanos, la joven pingüina sabía lo que estaba pasando, la estaban intentando cazar, pero había algo que le hacía dudar. Esa técnica le era muy familiar, y si era lo que pensaba estaba en grave peligro. La joven comenzó a correr dirección a casa, si llegaba se salvaría pero de repente todo se volvió negro.

Irene saltó de la cama, en cuanto sintió su collar arder. Le estaba quemando el cuello, su hermana pequeña estaba en peligro.

-¡NAYEON, YERI! - gritó mientras bajaba las escaleras y se preparaba.

-¿ Qué pasa ? -preguntó la coneja que bajaba con una Yeri adormilada. Irene no contestó simplemente, le enseñó el collar. Este ardía de color azul celeste, Mina estaba en serios problemas y en peligro de muerte – Tenemos que encontrarla.

Las chicas no dudaron en adentrarse en el bosque. Irene guiaba, ya que como hermana mayor era la debía de cuidar de todas por lo que podían sentir todos los collares. Conforme se adentraban en el bosque, más alertan tenían. Mina nunca llegaba a tal profundidad. Sin embargo, su collar cambio de color y mostraba un morado intenso.

-Mierda – Irene miró a sus hermanas y echó a correr en dirección contraria. Yeri y Nayeon la seguían ,no entendían nada – mierda, mierda – llegaron a una explanada o lo que quedaba de ella.

-¿Que cojones pasó aquí ? - Yeri miró el paisaje, era una matanza.

-Buscad supervivientes o algún rastro de Mina, pero no os alejéis – ordenó Irene. Las chicas comenzaron a mirar, hacía siglos que no veían algo así. Bueno, Yeri ni había nacido y Nayeon era pequeña desde la última gran matanza. Irene observó a su hermana más pequeña, estaba en shock por lo que no dudo en ir y abrazarla – Calma, Mina es fuerte, no vamos a encontrar su cadaver.

-¡Unnie! - Irene fue hasta donde estaba Nayeon – Tenemos problemas – dijo antes de mostrarle otro collar.

-Sana – Yeri miró a sus hermanas totalmente asombrada – volvamos a casa, Jihyo y la guardia real vienen a lo lejos.

Las tres chicas volvieron por donde habían venido, sin dejar rastro. Si alguien las reconociera, se declararía la guerra y ahora no necesitaban eso. Necesitaban descubrir donde estaba su hermana, y que había pasado en esa explanada. Sin embargo, no se alejaron mucho ya que quizás podrían averiguar algo.

-Aquí se acaba el rastro – dijo Seulgi mientras se guardaba su collar y desmontaba de su caballo seguida de Jihyo y Joy – esto es una masacre. ¡SANA!

-¡SANA! - comenzaron a gritar Jihyo y Joy, pero no obtenían respuesta. Seulgi miraba por todos lados buscando a su hermana pequeña, cuando de repente su collar volvió a brillar de un color muy familiar. No podía ser, esto era una pesadilla. Estaba totalmente sorprendida y paralizada, que no sintió como Jihyo la llamaba – Seulgi, Seulgi, pero que – la joven se calló al ver el collar en la mano de su reina y del color que mostraba. Rápidamente, este se apagó pero dejaron a ambas chicas sin habla. Jihyo vio como Joy se acercaba, y metió el collar de Seulgi bajo su ropa.

-No hay nada, están todos muertos y ni rastro de Sana – dijo la joven integrante de la guardia real.

-Volveremos al castillo, y prepararé a nuestros mejores hombres – dijo Jihyo mientras miraba al bosque, y después a su amiga – Majestad, vamos a encontrar a Sana.




Holiiii,

Espero que este capítulo os guste y leo vuestras teorías. 

Intentare actualizar lo más pronto posible, gracias por leer y no olviden la estrellita.

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