Capítulo dos

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A miles de kilómetros se encuentra las fosas marianas. Unas aguas consideradas de las más peligrosas por los humanos, donde la más avanzada tecnología se apaga y donde barcos, aviones y otras embarcaciones desaparecen sin dejar rastro. Bajo esas aguas, se encuentra la entrada a Hansey. Una entrada custodiada por el calamar más mortífero y gigante que cualquier ser humano haya visto. Sin embargo, se encuentra a tal profundidad que nadie ha conseguido llegar hasta ella. La entrada se encuentra al fondo de las fosas, una vez en la fina arena se debe caminar hacia la derecha y atravesar un par de rocas. Mientras se nada por la cueva subterránea, te encontraras con algunas criaturas que no dudaran en matarte si les apetece, pues estas en el territorio del mundo y allí no consideración por la vida. Si se consigue atravesar la cueva, esta desembocara en una playa y ahí comienza Hansey.

La playa pertenece a los habitantes del mar. Las sirenas toman el sol en las playas sin ningún problema, mientras los leviatanes les esperan a que vuelvan al agua para comenzar su cacería habitual. Si se adentran en la playa, la vegetación comenzará a surgir y las pequeñas aldeas sobre ellos. Los habitantes de Hansey no son inmortales pero son capaces de vivir miles de años, siempre que no sean asesinados. Conforme más nos adentramos, no vamos encontrando a las criaturas más fuertes, esas que no suelen preocuparse si los demás mueren o no. En mitad del centro, yace un enorme castillo. Al contrario que la mansión de las cuatro hermanas, este si tiene un foso donde vive el leviatán más terrorífico de todo el mundo. Es muy común ver a seres arrojados al foso, con el fin de alimentar a la bestia o simplemente divertirse. El foso tiene más de 100 km de profundidad y está conectado con el agua de las fosas marianas.

En el castillo viven las consideradas reinas del mundo, eran dos hermanas que habían quedado huérfanas hace un montón de años. Sus padres habían sido asesinados y quemados en un castillo al norte, y tras la declaración de los hechos por parte de una de ellas, se declaró una guerra contra los antiguos huéspedes del castillo. Los vencidos tuvieron que huir, no antes sin dejar atrás lo que más amaban.

Habían pasado muchos años de aquella guerra, y desde entonces había reinado la paz. Bueno, entre comillas, ya que aún había algunos vampiros que no las consideraban reinas y se revelaban. Aunque no tardaban en morir, era su forma de mantener el poder, matar a aquellos que dudaban de su reinado. Todos sabían que las hijas de los antiguos reyes estaban vivas y escondidas en algún lugar de ese mundo, pero era tal el temor que les tenían que nadie había salido en su búsqueda. Sin embargo, había tres personas que si las buscaba pero eso era un secreto que se llevarían a la tumba.

-Hola- dijo Seulgi llegando al salón del trono y sentándose junto a su hermana pequeña – tienes mala cara.

-Tengo cara de no haber dormido –contestó Sana – espero que lo que tenga Jihyo que contarnos sea importante o yo misma la mataré. Encima fue otra noche desastrosa –en ese instante se abrió la puerta dejando entrar a la comandante de la guardia real.

-Buenos días Majestades – dijo Jihyo tras hacer una reverencia – traigo malas noticias – en ese instante Wendy y Joy destaparon el carro que los guardias portaban, dejando una imagen horrible y espantosa, que casi hace vomitar a Sana. Jihyo les hizo una seña para que taparan los cadáveres y se los llevaran al foso – como ven a vuelto a pasar y cada vez es peor.

-¿Alguna idea de los autores ? -preguntó Seulgi, ya que sabía que su hermana pequeña luchaba por no vomitar. Ella estaba acostumbrada pues había librado muchas batallas pero Sana, era la pequeña y nunca había ido al campo de batalla.

-No – contestó Jihyo – hemos mirado cada palmo de este mundo y amenazado a muchas criaturas, pero nadie sabe nada. Incluso, hemos matado a un par de aldeanos para ver si alguien sabía algo pero no. Nadie sabe nada y -Jihyo tosió un poco antes de decir lo que ninguna hermana quería escuchar –bueno, en algunas aldeas dicen que han vuelto y que les han visto por las noches.

-Convoca al consejo para esta tarde –Sana le miró con cara de sorpresa – retírate a descansar y buen trabajo. - Jihyo hizo una reverencia y se dispuso a irse a sus aposentos a descansar – Sana, vamos – ambas hermanas se perdieron por unas de las puertas camino a los aposentos de Seulgi. Ninguna decía nada, pues ambas iban perdidas en sus pensamientos. Nada más llegar cerraron la puerta y se dirigieron camino al baño. Seulgi miró a su hermana antes de pronunciar las palabras que solo dos personas más conocían – You make me feel special – ante ellas se abrió un pasadizo que llevaba a una sala secreta, en lo más profundo del castillo - ¿ Crees que es verdad?

-No – contestó Sana. Está cogió tres copa y las llenó de un cubo con sangre fresca. En ese instante otra persona entró en la sala y recibió su copa gustosamente.

-Opino como Sana – dijo Jihyo antes de beber un pequeño sorbo – además no es su estilo, y si hubiesen sido ellas las hubiésemos sentido.

-Además, las habría visto – Seulgi sonrió ante la inocencia de su hermana pequeña – y es como dice Jihyo, no es su estilo.

-Los estilos se cambian con el paso del tiempo – la mayor de las tres se sentó en una silla – y os recuerdo que había una cuarta persona, puede ser ella – las dos menores la miraron con cara de asombro.

-¿como que una cuarta persona? -preguntó Jihyo con cara de pocos amigos.

-Si – contestó Seulgi – no te lo dijo Nayeon – la menor negó con la cabeza mientras apretaba los dientes – Mina, ¿ te comentó algo? - ahora era el turno de contestar de Sana, la mediana suspiró antes de comenzar a contar algo que la iba a destrozar poco a poco.

-Si, es su hermana pequeña – Jihyo se sorprendió ante la respuesta mientras que Seulgi simplemente respiró, ella sospechaba eso pero se negaba a aceptar la realidad –hubo un tiempo en el que Mina estaba muy distante y distraída, tenían problemas en casa ya que su madre estaba de nuevo embarazada.

-Si mis cálculos no fallan, debe de estar aprendiendo a cazar ahora – Jihyo dejó la copa en la mesa y suspiró – si puede ser ella, y más viendo como salió Mina

-¡NO! - Sana dio un golpe en la mesa ante la sorpresa de las presentes – seamos realistas, Irene nunca dejaría que su hermana pequeña se acercara tanto a estas tierras.

-Si, pero te recuerdo que les quitamos todo – Jihyo se levantó para intentar calmarse, ahora mismo no sabía si matar a su mejor amiga o Nayeon -conozco a Nayeon, y estoy segura que donde quiera que este, esta pensando como acabar con nosotras – Sana iba a protestar – te recuerdo que tienes una marca en tu brazo hecha por Mina, y su hermana mayor casi mata a tu única hermana.

-Jihyo, por favor – interrumpió Seulgi – no seamos como ellos. Nosotras sabemos la verdad, simplemente creamos el villano pero sin contar parte de la historia.

-Seulgi, la gente de fuera solo conoce esa parte. En su día lo hicimos para protegerlas pero ahora, si las muertes siguen pasando pedirán sus cabezas – Jihyo miró a Sana y Seulgi – hay que encontrarlas y descubrir si son ellas o no.

-¿ Alguna idea ? - preguntó Sana.

-Si, buscaremos por las tierra del norte – Seulgi se levantó de su asiento y caminó hacía el pequeño cubo de sangre – es peligroso, pero es lo único que nos queda. Sana, hoy en el consejo intenta mantener la calma y más cuando saquen el tema de Mina.

-Lo intentaré – dijo antes de irse.

-No debiste decir eso sobre Mina –Seulgi miró a Jihyo.

-Mató a Somi, sin pensárselo y a sangre fría – contestó Jihyo.

-Seamos realistas, tú, yo y todos hubiésemos hecho los mismo si te ves rodeada de enemigos por culpa de tu pareja -Jihyo se llevó las manos a la cara – después de tanto tiempo sigues sin conseguir olvidar a Nayeon y lo ocultas intentado atacarla. Créeme no eres la única a la que le pasa.

-Nos vemos esta tarde Unnie – Jihyo se fue dejando a Seulgi con una sonrisa en la cara, había dado en el clavo y debajo de esa fachada de comandante sin sentimientos, vivía una joven que seguía enamorada de cierta coneja.

-Me haces tanta falta – dijo la joven mirando al techo, antes de dejar la copa e irse de la sala.



PDT: Se me presenta una semana complicada, así que hasta el finde no podré actualizar lo más seguro.

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