Mientras Mina se volvía a introducir por el pasadizo en busca de comida y algo para curar a Sana, sus hermanas se encontraban en un pequeño debate imprevisto. Bueno, más bien Yeri y Nayeon estaban debatiendo mientras Irene solo se comía una manzana apoyada en una roca. La pelea duró, lo que le duró la manzana a la mayor de las Bae, que la verdad, estaba cansada de una pelea absurda. Al final acabarían haciendo lo que ella mandase.
-Se acabó – dijo Irene tirando el hueso de la manzana al suelo – ni entraremos matando a todos ni entraremos de noche – Nayeon iba a protestar – lo haremos ahora mismo. Puedo sentir el nerviosismo de Seulgi, eso solo puede significar una cosa.
-Nos mataran antes de que lleguemos –protestó Nayeon.
-No, si no nos ven – Irene le regalo una pequeña sonrisa a su hermana, que no las tenía todas consigo.
Mientras tanto Irene tenía razón, Kang Seulgi estaba bastante nerviosa. Habían pasado un mes desde el secuestro de su hermana, y nadie sabía nada. La reina estaba desesperada, no sabía por donde buscar. Prácticamente, le faltaba levantar la tierra con sus propias manos. Estaba en la sala de reuniones escuchando las noticias de sus exploradores, palabras vacía para ella pues todo eran suposiciones. La paciencia se le estaba agotando, y eso era algo que tanto Wendy como Jihyo sabían e intentaban controlar a su amiga, dándole pequeñas patadas por debajo de la mesa. Pero ya estaba cansada, por lo que levantó la mano y se hizo rápidamente el silencio.
-¿Vais a darme alguna pista útil sobre el paradero de mi hermana pequeña ? - el tono de la reina fue duro, lo que hizo a los exploradores tragar saliva – llevamos una hora escuchando palabras vacías y perdiendo un tiempo de oro para encontrar a mi hermana – Seulgi no pudo evitar mostrar sus colmillos, no le gustaba intimidar pero Sana estaba desaparecida.
-Lo sentimos majestad, pero estamos trabajando muy duro – contestó uno de los muchachos – no dormimos – esa última frase provocó la risa de la reina.
-Has escuchado Jihyo – dijo riendo de forma sarcástica – no duermen – La joven se levantó golpeando la mesa con sus puños – yo tampoco lo hago. ¡¿Acaso durmiendo me podríais decir donde se encuentra mi hermana?!
-Está con la mía – la cara de Seulgi se congeló al igual que la de muchos presentes. Esa voz.
-¡GUARDIAS! -dijo Wendy.
-Yo que vosotros no haría nada, no queremos un baño de sangre – contestó Nayeon quitándose la capucha a la vez de Yeri e Irene – además tenemos algo en común, una hermana perdida – las chicas caminaron tranquilamente por el salón, ese salón que un día fue suyo y que de pequeñas se colaban interrumpiendo las reuniones de su padre – mira que lo habéis decorado feo.
-¿Que hacéis aquí ? - preguntó Jihyo poniéndose delante de Irene – no sois bienvenidas.
-Un respeto a tu reina, Park Jihyo –dijo en forma de sorna – ahora apártate – la joven comandante no tuvo otra cosa que obedecer la orden, pues estaba en lo cierto.
-Buenas tardes esposa – Seulgi por fin se atrevió a mirar a Irene, quería mirarla con dureza, imponer respeto, pero los ojos son el reflejo del alma y su alma le pertenecía a Bae Kang Irene.
-Si alguna vez me miran o miro a alguien asi, por favor, lánzame ajo y una estaca a la cabeza – le susurró Yeri a Nayeon, que intentaba no reírse pero le fue casi imposible al igual que a Jihyo, Wendy y Joy que le escucharon.
-Ejem – Irene miró a las cinco muchachas que rápidamente se cuadraron, mostrando su media sonrisa al ver que seguía manteniendo el respeto de todo. Irene miró los planos de la mesa e hizo una mueca - ¿Qué os queda por mirar ? -nadie respondió – vale, lo preguntare otra vez. Si no queréis que haga una sopa con vuestra maldita sangre que os corre por las venas, me vais a decir por donde habéis mirado de una.
-En todos lados – Seulgi fue la que contestó en un tono que no le gustó a su mujer – y en mi reino, no vas a amenazar a nadie.
-¿Tu reino ? - Irene se acercó – yo era la heredera y tú solo una muerta de hambre, que obtuvo una corona por matrimonio.
-Al menos no soy una asesina -Yeri quisó abalanzarse sobre la joven Kang, pero Nayeon la paró. No era el momento.
-Bien, buscareis por los antiguos terrenos Kang – los chicos la miraron, aquello era una locura –se que hace frio pero no por ello, no puede ser un buen escondite -Irene miró a la joven Joy – tú, dile a las doncellas que nos preparen tres habitaciones para poder descansar, ha sido un largo viaje. Otra cosa, mi hermana pequeña necesita instrucción en la lucha, ayúdale por favor – Irene miró a los de la mesa – yo no soy Bae Kang Seulgi, si no me traéis noticias sobre Sana y Mina seríes el almuerzo y la cena de vuestras familias - Irene volvió a mirar su esposa, pero esta vez con dureza – te guste o no, soy la verdadera reina y a partir de ahora se hará lo que yo diga y como yo diga. Pero un escandalo de mi vuelta, supondría un bache en la búsqueda de Sana y Mina, nadie debe saberlo. Andando
-Cuando encuentre a Sana, te matare –ni la propia Seulgi se creía lo que había dicho y rápidamente abandono la sala. Los demás fueron abandonando dejando a las tres hermanas en esa sala. Irene no dudo en sentarse en el lugar que le correspondía por derecho de nacimiento.
-Papá está orgulloso -Nayeon rompió el silencio – al fin en casa.
-Al fin en casa – Yeri abrazó a su hermana y caminó hasta su hermana mayor. No dudaron en abrazarse, sentían felicidad aunque estaba manchada por la desaparición de Mina.
-Lo siento – dijo Joy al ver la escena de las tres hermanas – solo venía a informar que las habitaciones ya están listas.
-Gracias Sooyoung – contestó Irene provocando la sonrisa de la joven.
-De nada – hizo una reverencia para irse – desde la muerte de mi madre, nadie me había llamado así. Gracias.
-¿Pero? - Yeri quedó alucinada.
-El deber de una reina, es saber lo que pasa en todo su reino. Este o no en el trono.
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Game Over
VampireCuentan las leyendas que hay un mundo no descubierto bajo nuestros pies o sobre nuestras cabezas, donde viven las criaturas más letales, pero a la vez las más hermosas de nuestros sueños. Ese mundo que sigue sus propias leyes, que a cualquier mortal...