11

11.9K 517 119
                                    

Katherine Parker.

—¿Y tú no eres ruidosa?.

No era posible que me estuviera diciendo eso en doble sentido, ¿verdad?.

No, para nada.

Me aclaré la garganta y Pablo regresó a lo que estaba haciendo sonriendo divertido, esperaba que no me hubiera preguntado con otro sentido, aunque lo más probable fuera que si.

—¿Te falta mucho?—dije señalando sus botas de futbol.

Así es, iba evadir el tema como siempre.

—No, ya casi terminó—respondió guardando las botas de futbol en su mochila.

—Bien—murmuré mirando al suelo.

—Listo, vamos.

Se levantó y empezamos a caminar hasta el estacionamiento, subimos al auto y comenzamos el camino de regreso. Pero de un momento a otro se desvió de camino. yendo hacía otro rumbo.

—¿A dónde vamos?—pregunté frunciendo el entrecejo.

—A comer, después de un partido me da un hambre estupendo—dijo mirando a la carretera.

Me quedé callada, ¿debería decir que no?.

No puedo hacer eso, tal vez si tiene hambre, es entendible. Marco decía que los partidos eran un bajón de energía. A mi también me daba hambre después de los ensayos.

Me quedaba una semana y media para regresar a casa, y al instituto.

Y, un mes para ver a papá.

De solo imaginarlo se me ponía la piel de gallina.

También quería reunirme con Melanie y Jared, sería divertido. Tenía muchas cosas que hacer de regreso.

Desde mañana empezaré a empacar.

—¿En qué piensas?—la voz de Pablo me hizo salir de mis pensamientos.

—En todo lo que debo hacer cuando regrese a casa—murmuré.

—¿Qué tienes que hacer?.

—Ir al instituto es mi mayor dilema.

—¿Por?.

—Todos saben que me engañaron, eso no es nada bonito.... ya imagino todos los chismosos—dije más para mi que para él.

—Le das mucha importancia a las opiniones de los demás.

Es uno de mis mayores defectos, lo sé.

Pero, no es algo que pueda controlar, aveces es inevitable para mi no darle importancia, cuando en el instituto he vivido de eso.

No lo podía simplemente ignorar y ya, era más complejo.

—No es verdad.

Dije sin siquiera creerme a mi misma.

Yo pienso que todos le damos importancia a las opiniones de los demás, es algo imposible de ignorar, aunque hay algunos que fingen no importarles.

—Sí es verdad. Tu basas todo lo que haces en la opinión de los demás.

Sus palabras fueron reales pero muy crudas para mi, además no sabia por qué me lo estaba diciendo en este momento.

Y su tono frío era molesto.

Idiota.

—¿Te han dicho lo insoportable que eres?—mascullé cruzada de brazos.

Pablo sonrió de lado sin verme.—¿Soy insoportable por decirte la verdad?.

Un verano con mi enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora