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Faltaba muy poco para irnos, antes estaba ansiosa por irme pero ahora, no quería hacerlo. Decidí arriesgarlo todo, como dijo Melanie "La vida solo es una". Desde ayer en la noche que nos despedimos no he cruzado palabra con Pablo—no lo he visto—.

Seguía tecleando en mi portátil en busca de universidades, este sería mi último semestre en el instituto, tenía que pensar en carreras.

Inevitablemente busqué universidades en Inglaterra.

No para opción, solo quería imaginar que pasaría.

Antes quería ser dermatóloga, pero con el tiempo he dejado de querer eso.

Aunque me seguía interesando medicina, la idea de ayudar a sanar heridos y salvar vidas me gustaba. Además, mi abuelo paterno era doctor, recuerdo sus innumerables anécdotas del hospital. Era increíble, hubo algunas ocasiones en las que me enseñaba a hacer cosas básicas; como suturar, medir presión arterial, etc.

Era muy entretenido, me gustaba la adrenalina que había en todo eso.

¿Tal vez podría ser medica?.

No es mala idea.

Había muchas opciones en universidades de Inglaterra.

Papá y yo hemos estado hablando por mensaje, es raro, no me olvido de todo lo que pasó pero, me sentía bien hablando con él. Había momentos en los que me sentía culpable por sentir que lo estaba perdonando tan rápido. Culpable conmigo misma.

Con mi yo de hace un año.

Mi corazón es frágil, perdona con rapidez.

"universidad de oxford".

Papá vive en oxford.

Mordí el borde de mi labio inferior pensativa, ¿si todo sale bien con papá, sería buena opción?.

Irme a vivir a Inglaterra, no podría dejar sola a mamá. Y con lo que ha pasado últimamente, no sé como estará todo con Pablo para ese punto de mi vida—lo más probable es que no estemos juntos—pero, no podía descartar la idea.

En 6 meses todo puede pasar.

El sonido del timbre me hizo levantar la cabeza—¿quién podía ser?—a esta hora mamá y Ximena habían salido al igual que Pablo. Suspiré antes de levantarme del sofá e ir hasta la puerta, al abrirla una chica pelinegra estaba allí, su rostro me era familiar pero no alcanzaba a recordar quien era o de donde la conocía.

La chica se retorcía los dedos y me miraba como si estuviese intimidada, tal vez era por que a mi lado ella era muy pequeña.

—¿Hola?—pregunté.

—¿Se encuentra Pablo?—dijo con timidez.

Fruncí un poco el ceño al escucharla decir el nombre de mi... de mi algo.

—No, ¿quién lo busca?—traté de sonar amable.

—Alexandra.

Una punzada en mi pecho se hizo notar al escuchar su nombre e instintivamente atar cabos, "lo más cercano a una novia que ha tenido Pablo", la chica del auto, la que lo abrazó en esa fiesta y la de la llamada.

Y ella...

Olía al perfume que se percibía de la sudadera de Pablo.

Involuntariamente apreté los dientes.

—¿Eres su...—dije entrecerrando los ojos.

Ella pasó saliva y se enrojeció un poco al escuchar mi pregunta, juro que mi cerebro habló por mi.

Un verano con mi enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora