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  1ro de Noviembre.

La temporada de futbol empezaba este mes, Pablo estaba entrenando como loco y con la ansiedad en grande.

Yo me limitaba a dejarlo descansar y apoyarlo.

Nuestras salidas eran muy pocas, normalmente eran cuando yo lo visitaba, él siempre estaba muy cansado u ocupado.

Lo entendía, sabía lo mucho que le importaba todo eso, y que era la oportunidad de su vida.

Papá seguía en casa, planeaba regresar a Inglaterra en mediados de noviembre, no quería ni pensar en cuando se iría, todo estaba tan bien desde el día que tocamos el tema que tanto dolía, fue casi a la semana de que había llegado.

Estábamos en la sala solo el y yo, mamá estaba en su trabajo mientras nosotros veíamos la televisión. Hablábamos de cualquier cosa hasta que salió el tema de... Pablo.

—...Siempre supe que acabarían juntos—dijo entre broma.

—No fue planeado—respondí.

—¿Es tu primer novio, no?.

Me quedé en silencio, papá no tenia ni idea de que Marco llegó a mi vida cuando el se fue, gracias a mi silencio el entendió que había tocado un punto sensible.

—No...—respondí en voz baja.—Antes de él, mi primer novio fue un chico llamado Marco, pero no lo conociste por que..—Me corté a mi misma antes de terminar la oración, el suspiró en respuesta y yo me arrepentí de haber estado a punto de decir lo que iba a decir.

—Porque me fui.

Auch.

Su tono me hizo saber a donde iba la conversación y por alguna razón no quería que papá se siguiera sintiendo culpable.

—Eso ya no importa, papá.

¿Lo dije?.

Le dije papá por primera vez desde que había regresado, siempre evitaba llamarlo de alguna forma simplemente no le llamaba por ningún nombre.

—Si importa, hija.—volvió a suspirar y levanto su cabeza hasta que nuestros ojos hicieron contacto y visual y noté el arrepentimiento en sus ojos— Perdóname por favor. 

—Te he perdonado desde hace meses, papá.

Dije antes de rodearlo en un abrazo correspondido de su parte, aunque no lo hicieran frente a mi. Sabia que el y mi madre ya habían hablado y seguramente también lo había perdonado, mamá tiene un lema; "sin rencores, sin preocupaciones".

Eso no significaba que habían vuelto, solo que habían quedado bien, y eso me daba paz. Aunque nunca volviéramos a vivir juntos, me conformaba con que todos estábamos bien y que de vez en cuando podríamos convivir como familia.

Con el instituto todo iba bien, los partidos habían comenzado por lo tanto nosotras ensayábamos más, cuando llegó el primero me sentí como mi yo de hace un año.

Estábamos viéndolo desde la pantalla de los vestidores. Terminé de maquillarme cuando a los pocos minutos empezó el medio tiempo y nuestro momento.

Las chicas y yo salimos justo como en el último, en fila.

Llegamos al campo y nos preparamos para empezar, cuando entramos al campo empezaron los aplausos y gritos de los que ya me costaba acostumbrarme.

Cuándo estábamos en posición y la música retumbaba los nervios salieron a flor de piel. Era un sentimiento tan nuevo, nunca me pasaba esto nunca pero de pronto empezaba a notar cuanta gente había viéndonos, las cámaras grabando, los gritos y silbidos.

Un verano con mi enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora