No. 10

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Cuando subo a mi auto y meto la llave en la cerradura, mi celular comienza a sonar, avisándome que tengo un nuevo mensaje en mi bandeja de entrada. De seguro es uno de esos anuncios con nuevas bolsas prepago o planes multimedia.

"Espero que estés al tanto que te molestaré todos estos días"

Releo el mensaje y no puedo evitar la sonrisa que se extiende por mi rostro.

Grace: ¿Cómo tienes mi número?

Cuando deslizo mi dedo en enviar siento ese pequeño hormigueo en la boca de mi estomago. Cierro los ojos y descanso mi cabeza en el respaldo del asiento. No tengo tiempo de analizar mi reacción porque en menos de dos minutos recibo un mensaje.

Harry: Me llamé desde tu celular, en la mañana.

La sonrisa en el rostro se me ensancha.

Hoy en la mañana.

No sé qué ha cambiado entre nosotros esta mañana. Tal vez la forma en que se encontraba mirándome por el reflejo del espejo mientras bailaba. La forma en que me preguntó por qué lloraba. La forma en que miró mis labios y como la palabra hermosa salió de sus labios antes de desaparecer de la sala de ensayo.

Vuelve a aparecer un nuevo mensaje entrante, nublando por completo mis pensamientos.

Harry: ¿Puedo decirte algo?

Mi imaginación se dispara y tengo varias ideas de lo que quiere decirme pero cuando llega su mensaje ninguna tiene que ver con lo que estaba imaginando. Es aún mejor.

Harry: He estado esperando por tu llamada toda este día.

Muerdo el interior de mi mejilla y decido dejar mi celular en mi bolso o si no, no podré salir de este estacionamiento... nunca. Vivo en Yorkville así que el trayecto de aproximadamente dieciocho minutos hacia el este de Manhattan se me hace eterno y el celular sonando no ayuda mucho con mi paciencia. Cuando logro llegar a casa. Apago el motor del vehículo y enseguida guardo las llaves de Candy en mi bolso. La brisa otoñal revuelve mis cabellos y cala mis huesos haciendo que mi piel se erice. Saludo a mis padres y rápidamente subo a la habitación encontrando a mi hermana recostada en el sillón de mi habitación leyendo uno de mis libros.

—¿Sigues con ese horrendo pijama?

Se encoje de hombros y comienzo a quitarme la ropa con rapidez. No pienso ducharme porque ya lo he hecho después del ensayo.

—¿Por qué estás tan agitada?

Marie levanta la vista de su libro y me mira con detenimiento. Mira mi ropa interior y se ríe al ver que estoy usando los sujetadores deportivos.

—Tengo el cumpleaños de Phil ¿Lo recuerdas? —    me vuelvo hacia ella sus ojos están mirando el libro. Estoy segura que no está leyendo ninguna palabra. Vuelve a levantar la vista de las hojas y con el ceño fruncido justo cuando estoy sacando mis pantalones y colocándome la ropa que he comprado con Nancy.

—¿El español?

—Si, él.

—Es guapo, Grosso.

Entorno los ojos y me giro hacia ella porque sabe que detesto que me llame así. Pero la perdono porque en verdad hace días que no me ha llamado así.

Creo que es la primera vez que no me tomo el tiempo ni de mirarme al espejo pero ya son las ocho y media lo he visto en el reloj de entrada luego de saludar a mis padres. Y he quedado con Nancy a las nueve. Prometió pasarme a buscar con su primo.

—Lo és pero no es mi tipo.

—¿No has considerado...?

—No. —respondo enseguida al darme cuenta por donde van encaminados sus pensamientos.

Beethoven (au // h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora