No. 42

3.7K 206 55
                                    




"A veces no necesitamos que alguien nos arregle, a veces, solo necesitamos que alguien nos quiera, mientras nos arreglamos nosotros mismos". Julio Cortázar

Hemos estado toda la mañana en la cama, Harry ha estado en su ordenador escuchando la última sonata que ha grabado en el estudio con mi padre. Grâce como la había llamado con un acento inglés, era el primer . Saber que a mi lado se estaba reproduciendo la pieza que compuso pensando en mí, me deja absorta y no puedo concentrarme en la lectura.

Bajo mi libro a mi regazo y lo miro.

—¿Podré escucharla? —pregunto con voz firme, él presiona el botón de pausa y se quita los cascos. Una media sonrisa se extiende por su rostro y me tomo la molestia de bajar la mirada a sus labios. Solo tengo que seducirlo para que me deje escucharla.

—No.

—Oh... ¿En serio? —bajo la pantalla y me acerco a él con una sonrisa lasciva en mi rostro— Puedo dejar...

—No, Grace —frunce el ceño molesto. Yo suspiro y vuelvo a apoyar mi espalda en el colchón. Tomo nuevamente el libro y comienzo a leer las primeras líneas de la página, otra vez. Pero me siento inquieta por escuchar y sentir la música.

—¿Por qué no? Al menos dime de qué trata.

Él apaga el ordenador y lo deja en su velador. Se incorpora y se quita la camiseta gris de manga corta. Mi mirada sigue cada movimiento y paso que da. Abre la puerta del baño y es entonces cuando lo sigo corriendo al baño.

—Harry, solo quiero escucharla una vez.

Él me mira a través del espejo y me regala una sonrisa de suficiencia.

—¿No estás seguro de que no me vaya a gustar?

No contesta. Coloco los ojos en blanco y me doy vuelta para marcharme. Pienso ir donde Marie o donde sea con tal de estar fuera de este departamento, sé que no lo dejaré trabajar tranquilo en su pequeño proyecto.

—Grace —me toma del codo con una mano y cierra la puerta, me deja de espaldas a ella, presionando mi cuerpo con el suyo. Yo miro sus ojos verdes mientras uno de sus dedos me toma un mechón de cabello que se me ha escapado de mi coleta. El vello se me eriza, Harry está jugando un juego sucio y no es justo. Solo me está seduciendo para que me olvide del tema o eso es lo que creo hasta que con un acento inglés marcado dice:—Trata sobre ti —luego de decirlo, deja que el mechón en su mano se escape y con la misma mano comienza a acariciar mi brazo hasta llegar a mi cintura para aferrarme y sostenerme aún más cerca de él,  su otra mano se encuentra apoyada en la puerta sobre mi cabeza. Luego de sostenerme la mirada, él sostiene mi rostro por la mandíbula con delicadeza. Su dedo pulgar desliza mi labio inferior hacia abajo y sonríe de forma seductora. Le devuelvo la sonrisa, pero con timidez.

—Si es sobre mí ¿e-entonces por qué no puedo escucharla? —pregunto jadeante. La presión me sube a mil y se ve reflejada en mi respiración irregular.

Harry desliza mi pijama hacia arriba, para quitármelo.

—Confía en mí. —susurra antes de besarme y llevarme junto con él a la ducha.

El martes Phillipe y yo estamos descansando en medio de la sala de baile antes de que nos toque presentar nuestro dueto frente a la clase con el profesor Kellan. El profesor nos había dado de tarea hacer una coreografía usando un objeto cualquiera. Al principio Phillipe y yo no sabíamos que hacer hasta que llegamos a un acuerdo de que nadie usaría ese objeto. Ya habían pasado tres parejas, dos de ellas usaron sabanas blancas y la otra utilizó un cinturón.

Beethoven (au // h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora