No. 11

5.3K 324 93
                                    

—Tengo dañada mi retina ¿o ese era Harry saliendo de tu casa y despidiéndose de mí?

Miro la cara atónita de Nancy y asiento sin hacer contacto visual con ella. Harry ha salido por mi puerta y se ha despedido de ella, un hecho que mi amiga no puede creer.

—Era él pero... Nancy, hazme un favor y no preguntes por él.

Mi amiga me mira entonces al ver que intenta entreabrir sus labios a regañadientes de nuevo, repito:— Por favor.

Ella asiente y aparto la mirada de su rostro y miro hacia atrás donde Harry camina bajo los focos de la calle.

—Haremos un par de paradas antes de irnos a casa de Phil. —me dice Nancy haciéndome girar hacia ella.

—No tengo problemas. —digo mientras ambas subimos al vehículo.

Dicho esto arranca el coche y enseguida enciende la radio. Durante todo el camino mantengo mi mirada fija en el cristal. La música que se reproduce es muy movida para mi estado de ánimo. Es obvio que mi humor ha cambiado luego de aquel casi-beso con Harry. No sé que hubiese pasado si Nancy no hubiese tocado el timbre. Pues claro que lo sé, lo hubiera besado con todas las ganas que tengo de besarlo y luego me hubiese arrepentido a los pocos minutos de haberlo hecho. Me conozco y sé que de alguna forma es preferible que no nos hayamos besado. Todo con Harry es tan extraño, no se muestra abierto y ha construido un muro para no conocerlo como yo quiero hacerlo. Cualquier cosa que le impida mostrarse tal cual es conmigo lo entiendo y tendré paciencia si es que decide retomar nuestra rara amistad.

El volumen de la música se baja y comienza a sonar una canción en español. No entiendo nada, frunzo el ceño y aparto la mirada del cristal y miro a Nancy.

—Es una cantante española. —me dice mi amiga y yo rápidamente asiento. Me agrada la melodía. No soy de música romanticona latina o española debido a que desde pequeña me ha gustado más el rock. Pero la voz de esta cantante es agradable— Se llama Malu y la canción es Blanco y Negro.

No digo nada y me encojo en el asiento de copiloto esperando a llegar a la casa de mi amigo. Pasamos a buscar al primo de Nancy y a otros chicos más. Por suerte estoy sentada en el asiento de copiloto o si no iría apretujada como un embutido en el asiento de atrás.

Saludo a todos con buen ánimo e intento sonreír y reír a los chistes o anécdotas que cuentan. La paso bien y me siento a gusto pero no puedo dejar de pensar en Harry y en lo que ha ocurrido. Sin embargo, trato de despojarme de mis cavilaciones e intento por una vez por todas sacarme la escenita de la cabeza para disfrutar el cumpleaños de Phil.

Mierda.

Me he olvidado el regalo de Phil.

Y gracias a eso me olvido lo que ha sucedido en la cocina de mi casa y lo que me ha dicho. Cuando llegamos a la fiesta saludamos a Phil. Está de buen humor como todo el mundo y me pierdo por la estancia en busca de vodka o tequila.

Esa noche me emborracho y una vez más prometo no volver a tomar.

Estoy cansadísima, las piernas me duelen de tanto bailar y tengo sed... mucha sed. Cuando me levanto, noto que he dormido con ropa interior. Ni siquiera he sido capaz de ponerme el pijama para dormir. Cuando salgo de mi pieza Marie me mira con una risa burlona.

—La fiestecita ha estado buena, al parecer.

—Ni lo menciones.

—¿Has traído a alguien anoche? —pregunta con el ceño fruncido. Tiene una presencia autoritaria, con las manos en jarras y dejando su peso a un lado de sus caderas.

Beethoven (au // h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora