Capítulo 4: Inverosímil

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Siento mi cabeza pesada

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Siento mi cabeza pesada. Son tantas cosas que el agobio aparece, pero no puedo descansar. Ya fui a recibir la noticia que en la excursión de hoy tampoco encontraron el orbe. Al parecer Ofelia acepto, pero no fue de mucha ayuda, aunque Kaxha piensa que algo esconde esa maldita naga, pero como siempre, siempre va por ahí con sus malditos acertijos que confunden más en vez de resolver algo.

Por otro lado, ya recibí informes de mis guerreros en los otros frentes. La situación es casi igual, no a habido cambio alguno. Afortunadamente ningún otro muerto viviente ha mutado. El frente de Kaxha es el más delicado. Tuve que enviar un nuevo escuadrón, además, quienes llegaron de su turno venían llenas de heridas, no muy graves, pero si lo suficientes para mantenerlas bajas de energía. Los Servy de mayor rango están allí, al igual que los demonios de confianza de Synfeirex, así que los cantores están concentrados en esa zona. Supongo, que de alguna manera creen que Kaxha tiene el orbe, por eso están presionando tanto en ese frente.

Hemos mantenido bajo información extremadamente confidencial el hecho de que el orbe está perdido. Kaxha lo perdió. Será mejor así, que sigan pensando que ella lo tiene, mientras nosotros lo buscamos para destruirlo. Esa cosa al parecer aún muy guarda mucho poder, y aun no entiendo por qué. Lo cierto es que, después de estar bajo el cuidado de mi familia, el orbe fue vendido por un brujo Trasoqui, a otra familia. Supongo que solo lo veían como una reliquia, porque de lo contrario, no se hubiera desecho de él. Lo cierto es que después de eso el orbe dio muchas vueltas, hasta que, en cierto punto, fue a dar en manos de las Qubelles, quienes lo guardaron y luego lo entregaron cuando después de la revolución, se firmó la triple alianza de la oscuridad.

Ese fue un evento muy grande, jamás visto en esta dimensión. Tres distintas razas dominantes, fuertes y extremadamente diferentes se unieron por un mismo bienestar. Las brujas abogaron por la armonía, mientras los demonios por el caos necesario en la dimensión. En este punto, los cantores abogaban por la libertad. Tres comunidades diferentes, en vueltas en un mismo contexto, pero con aspiraciones muy diversas se unieron hace mucho y mantuvieron una extraña armonía que los satisfacía, y les daba las herramientas para satisfacer también.

Fue algo insólito y fantástico. Por eso, sabiéndolo muy bien, el día en que se hizo la alianza, hubo ritos con juramentos ancestrales, al mismo tiempo que se hicieron actos honoríficos y simbólicos. En medio de eso, las tres comunidades intercambiaron objetos insignia. Cosas sin mucho aparente valor, pero que significaban mucho en ese entonces. Los demonios entregaron una daga, es viaja y oxidada, pero se cuenta que con solo la punta se puede matar a cualquier ser, aunque esto no pareció ser cierto, porque en medio de la guerra de la venganza se trató de utilizar, pero lo cierto es que dicho efecto milagroso nunca sucedió, así que se quedó en Frunbor, como una simple baratija. Los cantores entregaron un pico en una cadena. Al parecer le perteneció a uno de los primeros y grandes líderes de su especie, por lo que tiene un gran valor sentimental.

Cada comunidad se quedó con uno de esos tres objetos. Los aquelarres se quedaron con la daga, los demonios con el pico, y los cantores con el orbe. Siendo sinceros, ninguna comunidad le prestaba mayor atención o veneración a esas cosas. Con el tiempo perdieron relevancia y hoy nos lamentamos por eso.

El reino de la brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora