Capítulo 2: Frustación

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Esto de verdad está pasando, me recuerdo frente a la incredibilidad que empieza a nacer

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Esto de verdad está pasando, me recuerdo frente a la incredibilidad que empieza a nacer. Él no está donde lo dejé y hay demasiado espacio por cubrir. Me muevo con el viento lo más rápido que este me lo permite, pero aun así sé que no es suficiente, la magia del fuerte puede haberlo llevado a cualquier lugar. Me cruzo con mi gente por el camino, quienes expectantes me ven pasar como un ventarrón enfurecido. La preocupación llega a mí como estímulo de mi malestar y no puedo dejar de pensar en lo imprudente que ha sido.

Sin duda es un inconsciente. ¿Cómo es que no puede ser consciente del peligro que corre aquí? ¿Cómo es que su mente ve la diferencia de este mundo con el suyo y aun así no procesa la encrucijada en que está? No hay lugar en este mundo donde él pueda estar a salvo. Ni yo, viendo la guerra que tenemos de frente, puedo garantizarle al cien por ciento que lo puedo proteger de todo y de todos, y él... él se da el lujo de pasar por encima de mi palabra, como si yo no conociera bien el lugar que piso.

Recorro y recorro, pero no lo encuentro. La desesperación me aborda como una tormenta que no me da tiempo de razonar. Mis movimientos se vuelven frenéticos y mi mente a penas y es capaz de trabajar al ritmo en el que estoy. Todo segundo cuenta, es más, puede que ya ser muy tarde. Al pasar por una ventana, otra explosión se escucha y giro hacia fuera del castillo donde no muy lejos está el rio de lava y me detengo en seco. Puede que no esté adentro, puede que haya salido. Con esa nueva idea me muevo rumbo a la salida del castillo hasta que por fin logro salir.

Anclo nuevamente mis pies al suelo y miro hacia todas las direcciones. Veo a mi gente moviéndose de un lado para otro, entrando y saliendo del castillo, o incluso entrando a las otras dos instalaciones que componen el fuerte. Giro y camino sin rumbo fijo, perdida en mi búsqueda pero no lo veo por ningún lado. Con temor me centro en las orillas del rio de lava pero tampoco hay rastro de él, y a estas alturas ya no sé si eso es bueno o malo.

Algunas de mis guerreras al verme se acercan para hablarme, pero poco soy consciente de lo que dicen. Mi mente, mis sentidos, todo de mi esta alerta en la búsqueda del rey alfa que tengo perdido. Quizás me equivoque y perdí tiempo al salir. Quizás siga a dentro. Me giro alistándome para convocar al brioso viento, pero alguien se atraviesa en mi camino. Alguien que jamás podré ignorar.

— Mi reina. — aparece Gaya trayendo un par de hojas en sus manos, intento apartarla pero ella no me deja. — La situación ha mejorado un poco en los salones de curación. Varias guerreras se han recuperado con éxito y han sido muy pocas las muertes. — sus ojos se mueven y ven hacia arriba, justo donde están las partes más altas del castillo. — Sería bueno habilitar la parte más alta del castillo para prender el fuego negro y así... — se calla por un momento, mientras yo me bloqueo sin saber qué hacer. — ¿Quién es ese?

Su pregunta me pone alerta. Alzo mi mirada hasta lo más alto siguiendo la dirección de sus ojos verdes casi traslúcidos y al fin, casi como un anhelo perdido, lo veo. Allá, en lo más alto de uno de los picos del castillo, luciendo casi que poseído, Argus con su traje de rey poderoso, está a punto de saltar. En otras circunstancias sería peligroso que saltara, pero no mortal. Quedaría gravemente herido y probablemente tardaría mucho tiempo para recuperarse pese a su gran habilidad para sanarse, pero no moriría. Aquí el problema es que la magia es sabia y nunca falla. Los ojos desenfocados de Argus no están fijos en el suelo, de hecho están puesto un poco más allá, donde la densa lava parece burbujear. Un lobo podría sobrevivir a una caída, pero nunca a un poderoso rio de lava. Su lenta y pesada existencia lo observaría sin dudarlo.

El reino de la brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora