Capítulo 13: El tintineo de las cadenas

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Casi como una históricamente trillada, las predicciones de Antuan se cumplieron palabra por palabra

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Casi como una históricamente trillada, las predicciones de Antuan se cumplieron palabra por palabra. No hay fallo alguno. Al salir del castillo, ya puedo escuchar la alteración de aquellos, quienes, desconcertados, apenas y entienden lo que pasa. Debe ser desconcertante para todos, pero fue más que necesario que las cosas se dieran de esta manera para que al final el resultado sea lo mejor.

Aunque no lo sepan, todos jugaron bien su papel. Hasta los espías asquerosos e invisibles de Synfeirex, quienes llevaron de inmediato la noticia de la supuesta muerte de Dimitry.

Como un vendaval descontrolado, Synfeirex ha aparecido frente de todos, con apenas un pequeño grupo de sus demonios, quienes se notan que solo salieron volando detrás de su reina preocupados por su estado.

No hay un gran plan elaborado. No hay una verdadera amenaza. Lo olvidaste Synfeirex, la ambición y la crueldad no conocen ni familia ni emoción, pero aquí estas, llena de tanto sentimiento que, sin ninguna predeterminación, te lanzas a la gran multitud peleando más con el corazón que con el cuerpo, solo para llegar a donde supuestamente arden en el fuego negro, los restos del hermano que decías odiar.

¿Quién lo diría? En medio de ese podrido pecho desalmado, aún existe un pedazo que niega a dejar de amar. Impresionante. Si algún día me hubieran dicho que esta mujer guardaba amor por su hermano, me hubiera ofendido. Habría alegado y argumentado en contra de esa opinión. Pero ahora solo puedo agradecer a ese pedazo de su turbio pecho, que la hace débil hoy ante mí.

Definitivamente ha caído en nuestra trampa.

Todo se hace un caos, pero no me muevo, no es mi momento. Kaxha organiza a los cantores para contener al triste grupo de demonios que luchan contra una horda de enemigos iracundos y vengativos, quienes no están dispuestos a tolerar semejante irrespeto en el velorio del gran rey caído.

Rápidamente la sangre vuelve a ser derramada, y pronto Synfeirex queda sola, entonces lo sé. Mi momento ha llegado. Con tranquilidad me hago camino entre todas las brujas, brujos, demonios y cantores, hasta que la encuentro luchando con sus sombras y sus poderes.

Esta sangrando, pero lucha para poder llegar hasta donde el fuego negro sigue ardiendo. La verdad, nunca la había visto así. Es de las que, si se siente perdida, huye. Es la que juega con tu mente hasta lo último. Es la que no le duele dejar a todo su ejército atrás si eso le asegura la salvación o la victoria.

Es sorprendente ver la irracionalidad de sus acciones en entes momento. El dolor, ese que casi nunca se ve en sus orbes profundamente negros, hierve en medio de espesas lágrimas que ruedan por su rostro mezclándose con la sangre.

— ¡Suéltenla! — me hago escuchar entre el alboroto.

— Reina... — me contradice un demonio.

— Suéltenla. — vuelvo a ordenar cuando me pongo delante de ella.

— Tu. — me señala tratando de levantase. — ¡Lo dejaste morir! Tu... ¡Maldita seas!

El reino de la brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora