La historia continua. En medio de una de las más feroces guerras que han vivido los oscuros, Argus se ha quedo atrapado en la dimensión oscura bajo la protección de la mujer que dice amar. Mujer que parece ser la clave de todo. Mujer que se está jug...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estoy bañada en putrefacción. La asquerosa sangre podrida del muerto viviente que mutuo gotea de mi cuerpo mientras su cabeza y su corazón giran por los pies de mis guerreras, quienes me apoyaron para derrotarlo. No pasa mucho para que la batalla vuelva a estallar como antes de la mutación, antes de que se lanzara contra mí con los ojos en blanco y el cuerpo hinchado a niveles exagerados.
Mis guerreras terminan rápidamente el relevo, y las salientes aguardan por órdenes. Pero yo solo hago que el viento me eleve para ver desde arriba el cuerpo sin vida. Solo una vez en la historia de toda esta dimensión se habló de este tipo de criaturas. Fueron las hijas de Dorotea quienes crearon este ser, pero ellas mismas se encargaron de exterminarlo. Los muertos vivientes no son un juego, son una fuerza extraña. A partir de barro y piedra, crean figuras que después con algún tipo de energía muy oscura se dota de vida, una muy extraña. No hablan, no comen, no duermen. Simplemente atacan. Pero cuando mutan se vuelven más feroces. Sus ojos desorbitados llenos de vasos a punto de explotar, te ven a los ojos como si de la muerte se tratara, mientras sus cuerpos se hinchan ganando tamaño y fuerza. Se hacen más hábiles, pero lo realmente molesto es que su cuerpo, al hincharse, se llena de una sustancia rara, parecida a un tipo de grasa que ayuda a sus cuerpos a repeler cualquier tipo de ataque. Físico, mental y mágico. Cualquier ataque parece no traspasar fácilmente su asquerosa coraza, por eso hay que atacarlos en manada. Por eso hay que arrancarles la cabeza para luego sacarles el corazón de piedra que esconden entre sus pechos.
No entiendo como mi supuesto primo ha llegado a tanto. No solo sabe hacerlos, sino que también ya está generando la ecuación perfecta para hacerlos mutar. Esto no es nada bueno, solo es un reflejo de que el tiempo se nos acaba. Debo encontrar el orbe y la manera de usarlo a mi favor. No es que él solo este utilizando magia, no, sé que hay algo más, algo que no se reconocer, algo que lo pone en ventaja frente a mí. Un brujo, sea cual sea su linaje, no se puede comprar con una bruja. Mi padre biológico fue poderoso, pero no lo suficiente para dejar su nombre marcado en la historia de nuestro linaje.
Un estallido de energía oscura de los Servy me saca de mis pensamientos, y voy junto con las guerreras que esperan por mis órdenes. Todas lucen cansadas, con unas cuantas heridas, pero al parecer en esta ronda no hay ninguna crítica. Eso es un alivio. Las veo una a una y en sus ojos veo desconcierto. Nos habíamos sentido un poco confiados al ver que los muertos vivientes que estaba creando no estaban siendo muy efectivos, ni estaban mutando, pero lo que acá de pasar se siente como un aviso que no pasa desapercibido para nadie. Solo es cuestión de tiempo. Maldita sea. Debo actuar con agilidad. No puedo permitir que me siga sacando ventaja.
Una corriente de aire me llega fuerte, terminando de enfriar la sangre sobre mi cuerpo haciéndome sentir pegajosa y asqueada. Veo hacia el firmamento notando que los guerreros demonios al fin llegan. Son dejados por Dimitry antes de volver a desaparecer, pero no puedo dejarlo ir. Necesito hablar con él. El tiempo apremia y entre los dos, hay varias cosas que resolver, sin hablar del apoyo que debemos brindarle a Kaxha. La culpa por perder el orbe la está consumiendo. Si queremos ganarle a mi primo, debemos volver a ser los tres indestructibles. Solo si logramos superar las cosas que no están separando podremos dar verdadera batalla, de lo contrario, creo que va a ser muy difícil sacar una victoria.