Capítulo 10: Un poco de claridad

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A decir verdad, tengo un poco de temor frente a la historia que estoy a punto de averiguar

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A decir verdad, tengo un poco de temor frente a la historia que estoy a punto de averiguar. Tengo miedo de escuchar lo que ya creo saber, porque eso trae muchas consecuencias, no solo para mí, sino para Antuan también, e incluso para todo el reino en general. Loren se ha ido, y espero temerosa las palabras de Romina, quien parece muy concentrada en buscar las palabras adecuadas.

— Sé lo que te estas imaginando. — suspira mientras cae rendida en una de las sillas frente al escritorio. — Y no, no te equivocas.

Mierda. Siento que me mueven la vida, que las bases con las que me criaron se tambalean peligrosamente como nunca. ¿Cómo es eso posible?

Me siento mientras aumento el agarre al grimorio, al tiempo que experimento como un bajón me recorre desde la coronilla hasta los pies, dejando como vestigio a un tembloroso escalofrió que me trae de vuelta a la realidad.

— Ithabel... — la nombra, pero le cuesta continuar, como si no supiera por donde comenzar a contar esa historia. — Alguna vez fue como tu madre biológica, Anastasia. Ella, intento que los Trasoqui se encaminaran dentro del mandato Qubelle y...

— ¿Y qué?

—...También se enamoró de un Trasoqui. — sus ojos buscan los míos, pero yo estoy en blanco. No puedo creer que la mujer que tanto me hablo y me hizo ser consciente de que el legado Trasoqui era malo, alguna vez se haya enamorado de un Trasoqui. No hayo posible tal cosa. — Como podrás imaginar, fue un amor prohibido. La mamá de Ithabel estaba en contra de eso, pero ella... lucho por ese amor, y de ahí nació...

— No. No. No. Espérate. — la corto no queriendo escuchar lo último. — Yo no... No puedo creer eso. Ella odiaba el linaje Trasoqui, siempre me lo dijo, ella...

— Te mintió. — asegura suspirando cansada. — Ella nunca dejo de amarlo, de hecho, cuando empezó la cacería en contra de los Trasoqui, él fue uno de los primeros que se dieron de baja. Siempre se pensó que murió, pero ya vez. Ithabel, de alguna manera logro salvarlo.

No puede ser. No puede ser. La desesperación me llega de golpe, no sé qué hacer. Me levanto de la silla, me agarro el cabello, intento hablar, pero nada realmente demuestra lo que realmente quiero comunicar.

Mi respiración se agita de más, mientras siento que todo empieza a perder sentido. Siento que la pieza final de una gran juga inicia a acomodarse de forma triunfal, mientras a mí se me desbarata por completo la partida.

— Yo siempre tuve la duda y nunca pude confirmarlo, por eso quería que murieras, Anastasia. — me confiesa. — Tenía miedo de que ella siguiera abogando por una familia que no había hecho nada más que traerle problemas, porque los métodos que tenía su madre para castigarla por su amor eran crueles... Ella no... En fin, tenía miedo de que mis sospechas fueran ciertas, de que ella lo estuviera ocultando y que él la estuviera manipulando.

— ¿Me estás diciendo que ella no me salvo por lastima, sino por qué él se lo pidió? ¿Por ese supuesto corazón de madre que no la dejaba matar a una bebe?

El reino de la brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora