32: Compromiso y Búsqueda de vestido

43 3 0
                                    

Sabina

Anoche, después de salir del festival, Max me pidió que me quedara a dormir.

Al principio dudé, por si Caleb se llegaba a enojar o pensar mal, pero ¿cómo decirle que no a esos ojos azules?

Caí rendida del cansancio, y enseguida que mi rostro tocó la almohada, me dormí profundamente.

Me revuelvo en mi lugar al sentir el tacto de unos labios sobre mi cuerpo, pero pensé que era un sueño e intenté seguir durmiendo. Pero cuando unas manos separan mis piernas abro los ojos de golpe y me encuentro con Maxwell. Quien lleva su dedo a sus labios para que no haga ruido.

Se acerca al lugar entre mis piernas y toca, provocando que suelte un jadeo.

Él sonríe con arrogancia ante mi reacción, y después me saca la ropa interior. Dejando mi intimidad libre a su vista. Acto seguido me agarra de los muslos para acercarme a su cuerpo y devora mi coño con su boca.

Me tapo la mía para no soltar ningún gemido, pero aún así se escuchan mis jadeos. Max no le importa y sigue con lo suyo, provocando que me moje cada vez más.

No le importa parecer desesperado o ansioso.

—Siempre voy a estar ansioso si se trata de ti.

Pronuncia antes de seguir pero más rápido. Siento el tacto de su lengua con rudeza, mis piernas tiemblan y siento que voy a llegar al orgasmo en cualquier momento. Pero él se separa cuando estoy a punto de hacerlo.

—¿Qué pasó?

Max me mira con sus ojos más oscuros de lo normal.

—Aún no, porque quiero que te sientes en mi cara.

Alzo las cejas ante su petición.

Él se acuesta a mi lado y yo cambio de posición, antes de darle lo que quiere, yo soy la que se sienta en su regazo. Max suelta un jadeo.

—¿Qué haces?

—Te he dado dos cosas que querías, ahora te toca a ti cumplirme algo.

—¿Y qué es exactamente?

Se acerca a mi rostro.

—Dejarme sentir lo duro que estás.

Pronuncio cerca de sus labios.

Comienzo a mover mis caderas lentamente, primero en círculos y luego de adelante hacia atrás. Logrando que por encima de su pantalón de pijama pueda sentir lo duro y grande que ya está por mis movimientos.

—Me estás matando...

Revela tocándome los muslos.

—Ahora, te toca ti matarme.

Él se recuesta nuevamente, sabiendo lo que le espera. 

Pongo mis muslos alrededor de sus mejillas y mi coño lo recibe su boca húmeda. Suelto un pequeño gemido y me muerdo el labio inferior para no soltar otro.

—Tócame.

Alzo mi mano y la posiciono encima de su pantalón, muevo mi mano por la dureza del lugar para después bajarlo. Toco su miembro y comienzo a mover mi mano de arriba a abajo, tocando su longitud y mojándome cada vez más por eso.

Mi corazón late con fuerza, y antes de llegar al orgasmo comienzo a mover más rápido mi mano, muevo mis caderas sobre su lengua y suelto unos últimos gemidos bajos. 

Max suelta un gruñido al venirse en mi mano, bañándola de semen.

—Si esto será todas mi mañanas me quedaré más seguido.

Atracción Prohibida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora