27: Esta es nuestra única esperanza

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Maxwell

Llegamos al hospital todos al instante. Al entrar enseguida nos dirigimos a la señora que está en la recepción.

—Disculpe, necesitamos saber la habitación donde se encuentra la paciente Sabina Walker.

La mujer nos mira y asiente seria.

—¿Son familiares de la paciente?

Aprieto los labios.

—Yo soy el novio, ¿puedo verla?

Pregunta mi hermano.

—No, solo familiares pueden verla. El doctor afirmó ese requisito específicamente. 

—Chicos.

Nos sorprende la voz de Silvia quien aparece en el pasillo y se dirige a nosotros con lagrimas en los ojos.

—¿Cómo está?

Pregunta Caleb preocupado.

—El doctor dijo que...

Rompe en llanto, toma aire y luego termina la oración.

—El accidente fue fatal, recibió impactos en la cabeza muy graves. Prácticamente, que si se salva sería un milagro...

—¡No! ¡No se puede morir!

Grita una chica al entrar al hospital dirigiéndose a Silvia.

Ella corre a abrazar a la desconsolada mujer, mientras intenta mantenerse positiva y firme mediante una cara seria pero con una mirada perdida.

—Soy Paula, Sabina me contó mucho de ustedes pero, esperaba poder conocerlos en una mejor situación.

—La mejor amiga.

Afirma Caleb a lo que ella lo mira y asiente.

—Se va a recuperar, yo confío en ella. No se va a ir sabiendo que tiene a muchas personas que la quieren y llorarían su muerte. No sería capaz.

—En eso tienes razón.

Respondo y miro por la ventana del hospital, pensando en una manera de sacarla de esa situación, pero en parte sintiéndome culpable por ello. A fin de cuentas, ella salió llorando del castillo por una pelea en la que yo estaba involucrado.

—No es tu culpa.

Logro escuchar la voz de Phillipe a mi lado.

Sonrío triste.

—Es muy fácil decirlo...

—Pero es la verdad, ella era consciente. Es mayor de edad y suficientemente responsable para tomar sus decisiones, fue un error que eligiera salir a las apuradas sin estar bien al manejar.

Asiento para tranquilizarlo. Pero nada me puede sacar en este momento el vacío en el estomago y la presión en el pecho que aún siento.

Al escuchar el sonido de gritos nos hace ponernos tensos en un instante.

Miramos hacia los lados para descubrir de donde vienen, enseguida vemos como la gente se separa de la entrada del hospital y Nathaniel se da paso por ella.

—¡¿Qué hace él aquí?!

Expresa Caleb con enojo.

Phillipe pone su ballesta en el hombro y apunta en lo que él se prepara para explicar porque está aquí. Mientras que yo saco mi espada del traje y Flor lo apunta con una pistola.

Él muy cínico sonríe arrogante y levanta las manos.

—Tranquilos, vengo a hablar. 

—¿Por qué querrías tú hablar con nosotros?

Atracción Prohibida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora