Capítulo Cinco

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Habían pasado cuatro días desde que la enfermera de la escuela le dijo a Itadori Yuji que ella estaba embarazada.

Cuatro días en los que Gojo Satoru le había comprado decenas de pruebas de embarazo, todas las cuales dieron positivas.

Por mucho que lo negaran, en efecto un bebé estaba creciendo dentro del útero de la chica pelirrosa.

Lo que puso a Yuji y Satoru en una situación complicada, al fin y al cabo solo tenían dieciséis años, y por más que estaban asustados y preferían no revelar el embarazo a nadie, era imposible ya que su barriga pronto comenzaría a crecer, además a que la enfermera les exigió que ambos se lo dijeran a sus padres o sino ella misma se lo diría.

Estaban en un callejón sin salida, siendo el único camino disponible aquel donde les dicen a todos la verdad, lo que hizo que la Itadori se sintiera extremadamente temerosa y angustiada, estaba segura de que su padre estaría muy decepcionado al igual que Sukuna y que su gemelo definitivamente la menospreciaría llamándola irresponsable, idiota y quién sabe qué otras cosas terribles.

Sin embargo, no era como si pudiera esconderse o huir, además Yuji estaba asustada, no quería enfrentar todo lo que vendría sin su familia; sabía que Satoru no la abandonaría, que siempre estaría a su lado apoyándola y cuidándola, pero la chica aún quería que su padre y su hermano también estuvieran a su lado; diciendo que la amaban, que no tenía por qué tener miedo porque no estaba sola, que todo estaría bien.

Por eso había hablado con el chico de ojos azules y juntos decidieron que durante el fin de semana revelarían la verdad a la familia de Yuji.

Por eso había estado asustada y nerviosa todo el día y contando los segundos para que llegara su novio y finalmente levantara el peso que aplastaba sus hombros y le robaba el aire de los pulmones.

Pocos días habían pasado desde que ese descubrimiento había salido a la superficie y ya no podía guardar ese secreto ni un día más, a pesar de que revelarlo daba miedo. Sentía que el corazón le explotaría en el pecho si no decía las palabras que ardían en su garganta.

Esa mañana Satoru también había decidido que les diría a sus padres que en unos meses también sería padre, a pesar de que la Itadori quería estar con él, el albino había dicho que en ese momento lo mejor era que sólo él estuviera presente a la hora de contarlo todo, porque él no sabía qué reacciones podrían tener sus padres y no quería que ella se viera afectada por nada de lo que dijeran o hicieran.

Cuando el reloj de la sala marcó las ocho y media de la noche, sonó el timbre de la campana y ella corrió a abrir la puerta.

-Disculpáme por el atraso.

Satoru pidió abrazándola y besando su cabello rosado.

-No te preocupes por eso… Estás aquí y con eso es más que suficiente.

-¡YUJI! ¡¿QUIEN ES?!

Sukuna gritó desde el sofá en el que estaba acostado.

Tomando fuertemente la mano de Gojo caminaron hacia la habitación.

-¡¡AHN!! ¡¿Qué hace aquí la rata albina?!

-¡¡Sukuna!! ¡Te dije que no lo llamaras así!

Ella exclamó indignada.

-Está bien Yuji-Chan, ya estoy más que acostumbrado.

-Mira aquí, su maldi...

-¡Yuji! No me dijiste que vendría a visitarte un amigo tuyo... Aunque ya es un poco tarde para eso.

Itadori Jin apareció en la habitación con su tradicional sonrisa compasiva en su rostro.

-Ya lo escuchaste, ya es tarde rata albina, regresa inmediatamente a tu casa.

Exigió Ryomen con los brazos cruzados sobre el pecho.

-No distorsiones mis palabras Sukuna, eso no es lo que dije... Puedes quedarte a cenar con nosotros, pero luego es mejor que te vayas a casa, tus padres podrían estar preocupados.

Dijo Jin, ajustándose las gafas y regresando a la cocina.

-¡Papá!

La Itadori lo llamó nerviosamente.

-¿Si querida?

-¿Podemos hablar antes de que sirvan la cena?

-...Claro, solo terminaré algo en la cocina y ya vuelvo. ¿¡Está bien!?

Dijo mirándola de cerca, buscando en su rostro por qué estaba aprensiva.

-Sí.

Ella asintió con la cabeza y lo vio regresar a la cocina.

-¡EY! ¡EY! ¡EY! Mocosa... ¡¿No me digas que eso es lo que estoy pensando?!

-No sé de qué estás hablando.

Dijo la chica peli rosa apartando la mirada de su gemelo.

-¡Tu no puedes! ¡No lo permito! ¡Y papá tampoco lo permitirá!

Ryomen exclamó eufóricamente señalando con el dedo a los dos.

-¡¿Qué no permitiré, Sukuna?!

Jin regresó a la sala de estar.

-¡No puedes permitirles tener citas! Porque eso es lo que vino a hacer aquí... ¡¡Pedir permiso para poder salir con ella!!

-Sukuna por favor cálmate.

-Pero papá...

-¡Sukuna!

Dijo el hombre de gafas con autoridad.

-¿Eso es verdad? Viniste a pedir permiso para salir con mi hija... Humm...

-¡Gojo Satoru, señor!

El albino se presentó poniéndose de pie e inclinándose con respeto.

-¡¿Es por eso que está aquí, Gojo-Kun?!

-Por eso también, señor… Pero de momento hay otro motivo aún más importante.

Explicó Satoru, sosteniendo las manos frías y temblorosas de Yuji.

-¡¿Una razón más importante?! ¿Qué quieres decir con eso joven?

Preguntó Jin realmente intrigado.

-Papá... Y-Yo... Yo...

Yuji tartamudeó sintiendo que las palabras luchaban por tomar forma en su garganta.

-Yo... Yo...

-Puedo decirlo si tú no puede Yu.

Dijo Satoru sonriéndole y acariciando su rodilla con la otra mano.

-No… lo haré Toru.

La Itadori miró a su padre que estaba sentado en el sofá frente a ella y a su hermano que estaba de pie junto a él.

-Hable Yuji. Sabes que puedes decirle cualquier cosa a papá.

Al escuchar las palabras del mayor pelirosa y sentir el fuerte agarre de la mano de Satoru sobre la suya, respiró hondo y luego lo dejó escapar lentamente.

-...¡Estoy embarazada!

Lo que vino después no fueron las lágrimas de decepción de su padre, ni los gritos furiosos de Sukuna, sino más bien el sonido de un cuerpo cayendo al suelo.

Aterrorizada Yuji suspiró con su mano derecha tapándose la boca, no solo había dejado perplejo a su padre con los ojos muy abiertos mientras aún estaba sentado en el sofá, sino que también había matado a su hermano gemelo, quien ahora estaba inconsciente en el piso de madera de su casa.

La Chica del Pelo Color de RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora