Capítulo Nueve

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Mirando su teléfono por décima vez en cinco minutos, Itadori Yuji suspiró, incapaz de contener la emoción que desbordaba en su cuerpo.

Era el siete de diciembre, cumpleaños de Satoru y ella había planeado una sorpresa especial para su novio.

Como el año anterior el albino había decidido que no quería celebrar con una fiesta, este año sin un bebé creciendo en su vientre la Itadori estaba más que motivada para preparar un regalo que Satoru definitivamente no podía rechazar. Por eso ella estaba en su cafetería favorita a las siete y media de la mañana, esperando para darle su primer regalo del día.

-¡Yuji!

Él exclamó sonriendo luego de entrar al establecimiento y comenzó a caminar hacia ella.

-¡Buenos días Satoru! ¡¡Feliz cumpleaños!!

Ella lo abrazó y besó sus labios cuando él se inclinó un poco.

-¡Gracias! ¿Pero por qué estamos aquí tan temprano? Aún no son las ocho de la mañana.

Preguntó el albino sentándose frente a ella.

-Primero porque quería ser la primera en felicitarte. Y segundo porque quería darte tu regalo lo más rápido posible.

La Itadori reveló.

-Yuji, te dije que no necesitabas darme nada.

-¡¿Eso significa que no quieres mi regalo?!

Murmuró abatida por la melancolía.

-No es eso lo que quise decir… Sabes muy bien que no negaría ningún regalo tuyo.

Dijo Gojo acariciando su mano sobre la mesa.

-¡¿Entonces lo quieres?!

-Sí, lo quiero.

-¡Así que aquí está!

La chica se levantó y se señaló a sí misma con los pulgares.

-¡¿Humm?!

Satoru movió su cabeza hacia un lado, observándola con dudas.

-¡Tu regalo soy yo! O en este caso... Un día entero con tu increíble, adorable y divertida novia... ¡¡¡Itadori Yuji-Chan!!!

-...

-¿Entonces? Es un excelente regalo... ¡¿No te parece Toru?!

Yuji lo cuestionó sentándose nuevamente, con una brillante sonrisa en su rostro.

-Sí... Definitivamente es un excelente regalo de cumpleaños.

El albino también admitió con una sonrisa.

-Me alegra que haya disfrutado. ¡Pero no creas que este es el único regalo! ¡No! ¡No! ¡No!

Ella negó con el dedo índice de su mano derecha.

-¡¿Tiene más?!

-¡Sí! Pero no te apresures, a la hora señalada te daré estos regalos.

-Esperaré pacientemente a cada uno de ellos, pero sólo si estás a mi lado.

-No te preocupes por eso... ¡¿Lo olvidaste?! ¡¡Soy tu regalo número uno!! ¡Estaré contigo durante todo este día!

Y tal como lo prometió, Yuji estuvo al lado del chico de ojos azules durante todos los eventos del programa que creó para ese día especial.

Primero disfrutaron de un delicioso desayuno en el que era su cafetería favorita, luego se dirigieron al Arcade donde Satoru nuevamente ganó todas las disputas en las que las peleas eran el foco principal del juego, pero perdió todas las carreras de autos en las que en realidad la Itadori era muy buena.

Luego almorzaron juntos en un restaurante de Ramen al que siempre iban en algunas de sus citas, después fueron al cine donde vieron una película tomados de la mano y luego de terminarla se dirigieron a un parque de diversiones que Yuji había comprado las entradas hace varios días.

Aunque era fin de semana y había mucha gente allí, lograron ir a muchas atracciones, se divirtieron en la copa loca y los autos chocadores, subieron dos veces a la montaña rusa ante la insistencia de la Itadori, también entraron a la casa embrujada donde la chica se aferró al albino, gritando de miedo al menor movimiento o sonido.

Y finalmente se subieron en la rueda gigante cuando el sol ya se había puesto. Cuando llegaron al punto más alto, la rueda se detuvo y los dos pudieron observar atentamente el paisaje nocturno de Tokio, que pronto fue reemplazado por las coloridas luces de los fuegos artificiales. Rojo, amarillo, verde y azul iluminaban el cielo, haciendo que Yuji lo mirara extasiada, como un niño pequeño que los viera por primera vez.

Al finalizar los fuegos artificiales, la rueda volvió a girar y cuando bajó decidieron que era hora de irse a casa. Gojo insistió en acompañarla porque no quería que regresara sola y porque también quería ver a su hijo aunque estuviera durmiendo; a pesar de no compartir casa, el albino siempre estaba en la suya, podían decir lo que quisieran de Satoru, pero nunca que era un padre ausente, pues el chico ojiazul hacía todo lo posible e imposible por estar siempre con el pequeño Yusei.

Cuando ella llegó al frente de la casa abrió la puerta con las llaves y entró tomada de la mano de su novio. La oscuridad fue lo que los recibió, y de repente se encendió una luz.

-¡¡¡SORPRESAAA!!!

Todos gritaron juntos, dejando a Gojo atónito.

-¡¡¡Yuuujiiii!!!

El chico peliblanco lloró, abrazando a Itadori.

-Como siempre un llorón, Satoru.

Bromeó Suguro, acercándose para abrazar a su mejor amigo, con Shoko justo detrás de él.

-¡Oye mocosa! Mira, lograste guardar el secreto hasta el final... La rata albina realmente pareció sorprendido.

Sukuna comentó a sus espaldas.

-¡¿Dónde está mi bebé?!

Le preguntó a su hermano gemelo, quiéne junto con la chica Fushiguro, eran las personas que dejó para cuidar de Yusei.

-Después de bañarlo y alimentarlo se quedó dormido y lo colocamos en su cuna.

Megumi, su mejor amiga, reveló deteniéndose en su lado derecho.

-Espero que no hayas tenido ningún problema para cuidarlo.

-¡No! ¡Ninguno!

Dijo Ryomen enfáticamente.

-Sukuna sacudió a Yuu-Chan después de que terminó de comer y este vomitó.

Nobara reveló apareciendo a su izquierda.

-¡¡Sukuna!! Te he dicho más de mil veces que debes tener cuidado después de alimentar a Yusei.

-¡Estaba teniendo cuidado!

El Itadori mayor exclamó indignado.

-Si no me equivoco, recuerdo haberte visto balancear él hacedor de caca por el aire un par de veces antes de que vomitara.

Comentó Fushiguro Toji, involucrándose en la conversación.

-SUKUN...

-¡¡Yuujii!! Prometiste que estarías conmigo todo el día y son solo las nueve de la noche... Sigues siendo completamente mía durante tres horas enteras.

-¡¿Sólo tres horas?! ¿Entonces puedo quedármela para mí después de medianoche?

Preguntó Toji burlonamente, intentando tocar el rostro de Yuji, quien rápidamente fue apartada de su alcance por el chico albino.

-¡Ella es mia! Y como sólo tres horas con Yuji no son suficientes... haré todo lo posible para que estas tres horas duren toda la vida.

-¡¿Puedo ayudarte con esto?!

Preguntó la chica peli rosa abrazando a su novio.

-¡Sí! Estoy seguro de que los dos podremos romper todas las barreras del espacio-tiempo y así podremos permanecer juntos por la eternidad... Infinitamente.

La Chica del Pelo Color de RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora