Itadori Yuji, ahora embarazada de seis meses, estaba recostada en el cómodo sofá de su casa mientras Satoru le masajeaba los pies.
Después de la revelación de su embarazo meses atrás, habían pasado muchas cosas; en primer lugar, el intento de Sukuna de matar al albino cuando finalmente despertó después de desmayarse, que solo terminó cuando ella fingió que no se sentía bien, lo que provocó que los dos dejaran de intentar estrangularse entre sí. Luego vinieron las palabras de su padre que la hicieron llorar desconsoladamente mientras pedía perdón, aunque él no la juzgó y dijo que siempre estaría ahí para ayudarla.
Obviamente también pasó la conversación entre el hombre mayor y el chico de ojos azules, en la que ella lamentablemente no pudo participar y ninguno de los dos le contó de qué hablaron y la conversación entre los padres de Satoru y su familia que la tuvo ansiosa por días hasta que finalmente sucedió.
Sin embargo a pesar de su miedo, todo había salido lo mejor posible, con la madre de Gojo disculpándose en innumerables ocasiones con el mayor Itadori, diciendo que su hijo se haría responsable de sus acciones y con su padre asegurando que ellos cubrirían todos los gastos y que no ahorraría dinero para la salud, el bienestar y la comodidad de su futuro nieto.
Lo que le permitió dar un suspiro de alivio durante unos días, hasta que tuvo que revelar el bebé en el camino a sus amigas.
Tal como Yuji lo imaginaba, Megumi y Nobara no reaccionaron bien a la noticia, con Kugisaki amenazando con castrar a Satoru y Fushiguro diciendo lo intrascendentes que eran los dos y preguntándoles qué estaban haciendo durante las clases de educación sexual, para que no supieran como usar un condon.
Pero después de hablar durante horas y horas, la abrazaron y le dijeron que la ayudarían en lo que necesitara, lo que la hizo llorar como un bebé, culpando a las hormonas que comenzaban a transformar su cuerpo.
Afortunadamente, sus lágrimas pronto fueron reemplazadas por sonrisas, cuando sus demás amigos tampoco la juzgaron y le brindaron el apoyo que necesitaba en ese momento.
-Toru... Tengo hambre.
Murmuró con los ojos cerrados, casi ronroneando de placer, ante las maravillas que Satoru le estaba haciendo a sus pies hinchados.
-¡¿Qué es lo qué quieres?!
Dijo sacando su teléfono para hacer un pedido de entrega a domicilio.
-Humm...
-Estoy escuchando.
-¡AH! No sé lo que quiero.
La Itadori suspiró, frustrada e indecisa.
-Quiere comer Katsudon... O eso es lo que se le antojaba esta mañana.
Dijo Sukuna bajando las escaleras de su casa.
-Estoy seguro que cuando me llamó hace unas horas, me dijo que se le antojaba Takoyaki.
Dijo el chico de ojos azules, mirando a Ryomen.
-¡¿Qué tonterías estás diciendo?! Por supuesto que quiere a Katsudon.
-El único que dice tonterías aquí eres tú. ¡Takoyaki es lo que ella realmente quiere!
-¡Es mi hermana gemela! Obviamente la conozco mejor que nadie.
Dijo Sukuna con autoridad cruzando los brazos sobre el pecho.
-¡Ella es mi novia y la madre de mi hijo! Obviamente yo también la conozco muy bien.
Satoru sonrió magníficamente provocativo.
-¡Maldita rata albina! Definitivamente te mataré.
-¡Pruébalo, papa rosada! ¡Soy yo quien te matará!
Los dos chicos se miraron con odio, rojo y azul disparándose relámpagos esperando a ver cuál cedería primero.
-¡¡YUJI!!
Gritaron juntos, exigiendo que ella se involucrara en algo que no quería hacer en absoluto.
-¡Quieres Takoyakis! ¡¿No es mismo?!
-¡No! ¡Quieres Katsudon!
La pelirrosa cerró los ojos, sintiendo una vena palpitar en su sien, irritada por los gritos de los idiotas a su alrededor.
Desde que su embarazo fue total y completamente confirmado, luego de que su padre la llevó al médico y le hicieron un análisis de sangre y semanas después una ecografía, donde pudo ver el pequeño frijol creciendo dentro de su abdomen, Sukuna y Satoru se habían obsesionado con su seguridad.
La deteniéndo de hacer lo que para ella era algo sencillo y seguro, pero para ellos la Itadori estaba arriesgando su vida y la de su bebé. Lo cual la irritaba por completo, después de todo su novio y su gemelo siempre estaban peleando, pero cuando su supuesta seguridad estaba en juego se juntaban, lo cual para Yuji era lo peor que podía pasar.
Un Satoru preocupado por su comodidad y un Sukuna con su comida podía soportar, pero los dos con su salud definitiva no. Porque los dos chicos simplemente no entendían que las náuseas y los vómitos eran normales y no era necesario llevarla al hospital cada vez que pasaba, además de que estaba comiendo mucho más, algo que también era normal después de todo ella estaba comiendo por dos.
-¡¡YUJI!!
Lo repitieron nuevamente, dándole ganas de ir a su habitación y dejarlos atrás.
Como una señal divina, alguien llamó a la puerta y Ryomen fue a abrirla, permitiéndole respirar.
-¡¡¡YUUUJIII!!! Tu gemelo malvado no quiere dejarnos entrar.
Ella sonrió cuando escuchó la voz de Nobara y mientras se sentaba y miraba en la dirección donde aparecerían, vio a la chica de cabello castaño entrar junto con Megumi a su lado.
-¡Aquí! Trajimos tu pollo frito.
Dijo Fushiguro colocando una bolsa sobre la mesa y sentándose con Kugisaki en el otro sofá acolchado.
-Pollo...
-¡Frito!
Gojo comenzó y Sukuna concluyó, mirando con una ceja levantada a la chica embarazada a su lado.
-¡¡OH!! ¡Es cierto! Se me había olvidado que les había pedido que trajeran pollo frito cuando vieran a visitarme.
-¡¡YUJI!!
Una vez más los dos chicos repitieron al unísono, completamente incrédulos ante la actitud de su hermana gemela y su novia.
-Humm... ¡¿Lo siento?!
Dijo con sus ojos de cachorrito, a los que ninguno pudo resistir.
-Como si pudiera estar enojado contigo mocosa.
Dijo Sukuna acariciando su suave cabello.
-Por mucho que prefiera morir antes que estar de acuerdo con la papa rosada... Él tiene razón, es realmente imposible estar enojado contigo Yu-Chan.
Satoru besó su mejilla redonda y sonrojada.
-¡He! ¡He! ¡He! ¡He! ¡¡Os amo a todos!!
Dijo con su siempre adorable y brillante sonrisa, haciendo que todos se derritieran por la excesiva ternura.
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La Chica del Pelo Color de Rosa
Hayran KurguDespués de mudarse a Tokio con su familia, Itadori Yuji, una chica de dulce sonrisa, ojos brillantes y un inolvidable cabello color de rosa, comenzó a asistir a una nueva escuela junto a su hermano gemelo. Además de conocer amigos y encontrar el amo...