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Brisa suspiró con pereza al ver cómo Barbara comenzaba a hablar en medio del salón. Había ido para coordinar detalles con Lilith, pero Micaela se negó a asistir, dejando todo en sus manos. A pesar de eso, ella se sentía segura de que haría todo bien.

Podría haberlo hecho sin problemas si su mejor amiga estuviera a su lado en lugar de la mujer cascarrabias que la sacaba de quicio

No debía arrepentirse, todo esto fue gracias a su insistencia en la fecha del seis de junio y a su deseo de priorizar sus propios deseos.

—Querida, creo que la iluminación no es la mejor aquí. ¿Estás segura de que Owl Place es la mejor opción? —preguntó la mayor, tomando un vaso de alcohol de la mesa.

Brisa la fulminó con la mirada. Esa mujer no tenía ni idea de lo que decía, seguramente ni conocía un lugar de calidad.

—No quiero escuchar tus opiniones. Owl Place es el mejor lugar para una boda de ensueño donde seré tratada como una princesa porque lo merezco. Si no te gusta el lugar, entonces vete a un callejón y cásate ahí por sexta vez, ¿está bien? —respondió con palabras afiladas que sorprendieron a la mujer mayor.

Barbara dejó su vaso y le sonrió con timidez.

—Tranquila, no quise ofenderte de verdad. Ahora que lo veo bien, ¡este es un hermoso lugar! ¿Cómo lograste conseguirlo? —preguntó, soltando una risa nerviosa.

Brisa sonrió ante eso. —Simplemente logramos apartar una cita con una gran organizadora que es de las pocas en lograr obtener una reservación con Owl Place. Además de mucho dinero ahorrado, claro.

La mujer asintió y Brisa continuó hablando con los del lugar, que eran capaces de conseguir cualquier cosa que quisiera. Lograr obtener un lugar en Owl Place era difícil si no conocías mucho del mundo de las bodas. Lo que no muchas sabían era que al conseguir un lugar en Owl Place podías mimarte con todo gusto, pues pueden conseguir todo lo que desees; una de sus reglas era satisfacer por completo a los novios, especialmente a la novia, así que Brisa tomó eso como un pase para ser caprichosa por una vez en su vida.

—Me gustaría que DJ Gavin tocara después de la ceremonia —pidió. Sabía que DJ Gavin era un hombre ocupado, pero confiaba en los trabajadores de Owl Place para conseguirlo para su día.

La mujer que la atendía revisó su agenda y anotó algo con su lápiz.

—¿Me podría repetir qué día era su fecha?

—Veinticinco de Noviembre

Sintió un mal presentimiento cuando vio cómo la chica fruncía el ceño con confusión. Revisó sus papeles y luego le dijo con una sonrisa triste.

—Lo siento, pero él fue reservado para otra boda ese mismo día.

Brisa frunció el ceño. ¿Quién más querría tener a DJ Gavin cuando casi todas pensaban que no podían cumplir sus más caprichosos sueños?

Una persona cruzó por su mente. Debía ser una broma.

—Disculpe, ¿puedo saber quién fue?

—Lo siento, pero esa es información clasificada de la novia. Podríamos conseguir a otro DJ si gusta, le puedo ofrecer la lista y...-

Un ruido sordo de cristal rompiéndose inundó el lugar.  Barbara tenía una mirada culpable, pero esa pequeña sonrisa culpable delataba que planeaba algo más.

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Martina llevó una exquisita trufa de chocolate a su boca, la masticó y la saboreó con cuidado para asegurarse de captar todos los sabores de ese delicioso dulce.

—Hm, es delicioso, este pasa. ¿Cuál es el siguiente? —preguntó, dispuesta a seguir probando los dulces para la mesa de postres.

—Creo que siguen las fresas bañadas en chocolate.

La morocha se sintió algo decepcionada con eso, hizo un gesto para que pasara a probar otro verdadero dulce.

—Qué lástima que mi novia no esté ahora, le hubiera encantado lo que hicimos hoy —comentó Martina. Lourdes no había podido acompañarla porque estaba ocupada recogiendo a su hermana y madre del aeropuerto, además de ayudarlas a instalarse.

—Probablemente se pondrá celosa de todos los dulces que estamos comiendo —dijo Nicolas, agarrando una fresa y comiéndola.

—Me alegra que les esté gustando los dulces hasta ahora. ¿Tienen alguna sugerencia para el pastel? —La voz de una recién llegada Lilith sonó, acompañada de un hombre con traje de chef que sostenía un cuadernillo y un lápiz.

—Podría darles un adelanto del pastel. Me gustaría que fuera de fresa con relleno de doble chocolate. Y una cubierta de chantilly de colores pasteles y brillantes. Podría ser de tres pisos, no, ¡que sean de cinco pisos! Me gustaría darles más detalles, pero tengo que discutirlo con mi novia.

El chef iba anotando con naturalidad, hasta que un comentario se le escapó en un susurro: —Esta es más exigente que la otra novia.

Para su mala suerte, Martina logró escucharlo.

—¿Qué dijiste? ¿Qué Brisa qué? —preguntó, sabiendo que "la otra novia" no era otra que Brisa Dominguez, su dudosa mejor amiga.

—No lo escuches, querida. Este chef debe aprender a cerrar más la boca —intervino Lilith con voz autoritaria, haciendo señas al chef para que se marchara.

Martina hizo una sonrisa torcida ante el acto que presenció frente a ella. ¿Acaso estaba siendo muy exigente? Claro que lo sería ¡Era el día de su boda por Dios! Además, ¿quién se creía ese tipo para juzgarla por pedir más?

Una mujer se acercó a Lilith y le susurró al oído. La mayor la vio y asintió, volviendo su vista a ella y sonriendo.

—Muy bien, en un momento regreso. Pueden seguir probando los postres —dijo Lilith antes de irse, dejando a Martina sola con su dama de honor, Nicolas

La morocha observó cómo se retiraba, seguramente para atender a otra novia, lo cual entendía completamente. Pero su humor se vio arruinado desde el comentario que el chef hizo. Pero no lo dejaría pasar así nada más. No, ya tenía un plan formándose en su mente.

Con paso veloz se dirigió a un apartado donde estaban los archivos de las novias, su hermano la siguió expectante de lo que haría. Ella buscó con rapidez hasta que encontró el de Dominguez, lo sacó del estante y comenzó a ver

—Marti, sin ser pesado, ¿esto es legal? —preguntó su hermano con preocupación y Martina todó los ojos.

—El punto es satisfacer mis deseos, y uno de ellos es ver lo que planea Brisa —dijo, siguiendo en lo que hacía.

Empezó a analizar todo lo que estaba ahí. Su pastel elegido era mucho menos extravagante que el elegido por ella. Tendrían un baile de pareja personalizado ¡Y hasta tendrían un video montaje de sus vidas!

Martina hizo una mueca. Ella no pensó mucho en un baile más planificado que el típico, pero Brisa estaba enfocada en eso y ella no permitiría que eso sucediera en medio de su disputa.



















Guerra de novias -Martuli/ BrangieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora