Era innegable que a medida que los días pasaban, el día de la boda para estas dos mujeres se veía cada vez más sombrío. Sin la otra a su lado, el sueño de la boda perfecta no se estaría cumpliendo.
Mientras que Brisa finalmente volvía a su tono natural, Martina volvia con el cabello a su color natural. Lourdes, su prometida, estaba realmente feliz por como le habia quedado y Martina no podia estar mas que feliz por el resultado
Ambas mujeres seguían con sus rutinas diarias, saliendo a correr, yendo al trabajo y ocupándose de los últimos detalles de la boda por las noches. Mientras una contaba con el apoyo total de su futura esposa, la otra se sentía más solitaria que nunca.
Al dejar los sabotajes de lado, fue entonces cuando la ausencia de la otra se intensificó más. Hacer sabotajes las mantenía "entretenidas" lo suficiente como para no notar la falta de la otra, además de la presión de organizar la boda. Pero era en estos días que todo se notó como una hoja.
Brisa era la que peor lo estaba pasando, mientras Martina contaba con el apoyo de Lourdes, su padre y hermanos. Ella solo contaba con sus padres, que solo llegarían unos días antes de la boda. Desde su separación con su mejor amiga y sus peleas con Micaela, ella ha estado sola la mayor parte del tiempo, sin contar a Barbara que solo estaba ahí como un fantasma sin dejar sus comentarios sarcásticos de lado.
Uno de esos días en los que Brisa se sintió más solitaria que nunca, intentó llamar a Martina, pero no le atendió quien esperaba.
—Hola, ¿Martina?
— Uh, ¿Brisa? — Una voz masculina contestó, una voz que reconoció casi al instante.
—¿Nicolas?
— ¡Brisa! ¡Qué milagro! Hace tiempo que no escuchaba tu voz. ¿Necesitas algo?
No terminó de hablar, un fuerte ruido se escuchó de su lado, interrumpiendo la llamada.
—Lo siento, están arreglando un poco la oficina de manoplas y están con un ruido inmenso. No creo que ella te pueda atender ahora. ¿Llamas después?
—Oh... claro.— Después de esa conversación corta, colgó y no intentó llamar después.
Tampoco Nicolas ayudó, pues se olvidó de comentarle a su hermana sobre la llamada de Brisa
Y aunque Martina intentara llamarla, ya no sentía la misma confianza en poder hablar con ella.
Todo estaba cambiando y no les gustaba eso. Se extrañaban con locura y la separación las estaba volviendo locas, pero no tenían la valentía para disculparse con la otra.
Un día, Brisa caminaba por las calles en soledad. Ya no se sentía segura en su departamento con Micaela. Desde el incidente de aquella noche, ellas mantuvieron su distancia, sin una disculpa. Mica mantenía una actitud fría con ella, a veces incluso amenazando con una mano en alto cuando Brisa hacía algo que no quería
Esto ya no estaba siendo lo que quería.
Mientras caminaba y reflexionaba, sus ojos se cruzaron con unos marrones, unos los cuales con tan solo una mirada se animaron, como los de ella.
—¡Brisa!— Angie la llamó, acercándose al igual que ella.
—Hola.— Contestó, acercándose a abrazarla con nostalgia.
—¿Hace cuanto que no nos vemos? Creo que no volví a ver tus lindos ojos desde hace tiempo— Brisa soltó una pequeña risa. A ella siempre le gustaron los comentarios de Angie, aunque a Micaela parecía disgustarle.
—Lo sé, y lo siento, es mi culpa por estar tan ocupada planeando la boda. Todo ha sido muy ajetreado.
—¿Ocupada? Espero que sea eso y no porque sea la hermana de tu archienemiga, perdón, mejor amiga- Brisa se rió otra vez, pero esta vez un poco más fuerte, negando con la cabeza.
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Guerra de novias -Martuli/ Brangie
AcakMartina y Brisa son mejores amigas de toda la vida pero cuando sus bodas son programadas por error el mismo día estas amigas no dudarán en declarase la guerra Historia inspirada en la película "guerra de novias"