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Las risas inundaron el lugar, el tintineo de las copas apenas se escuchaba en comparación, pero una cosa era segura: todas las miradas estaban puestas en la novia, Martina

Cuando le dijeron que su despedida de soltera sería en un bar de strippers, la morocha no sabía qué esperar. Sus amigas sabían que era lesbiana, por lo que no sabía si la llevarían a un club de mujeres o si la llevarían a uno de hombres para que simplemente se divirtiera sin sentirse incómoda.

No se sorprendió cuando la llevaron a un club de hombres, decidió simplemente dejarlo pasar y reírse de las ocurrencias de sus amigas.

—¡Muy bien amigos! ¡Recuerden que tenemos a una futura novia con nosotros! ¡Aquí está Martina Benza! —Los reflectores se enfocaron en la mujer

Todos los presentes, tanto sus amigas como los empleados aplaudieron. Sus amigas la animaron a subir al escenario con los hombres, y ella lo hizo entre risas escandalosas, actuando con naturalidad y sin ponerse nerviosa, a diferencia de sus amigas, que estaban visiblemente nerviosas.

En la distancia, una mujer con lentes y un disfraz observaba la escena con seriedad, esperando el momento adecuado para intervenir. Y ese momento parecía haber llegado.

—¡Un momento! —exclamó la desconocida, captando la atención de todos mientras subía a una barra y se quitaba una gran bata y un sombrero, revelando su atuendo de policía con tonos naranjas. —¡También hay otra novia acá!

El encargado de la música, que también tenía un micrófono, se sorprendió por la repentina llegada de la mujer, pero lo aprovechó.

—¡Tenemos dos novias esta noche!

El rostro de Martina se tornó rojo por la ira que sentía; Brisa bajó de la barra y se acercó a ella con movimientos sensuales, mientras un stripper la ayudaba a subir al escenario. En pocos segundos, ambas estaban cara a cara.

—¿Sabías que esta fiesta es con invitación?

—Lo importante es que yo también me voy a casar, Benza

Unos fuertes gritos resonaron en el lugar.

—¡Oh vaya, la segunda novia tiene garras! Vamos nena, queremos ver tus movimientos.

El stripper que estaba junto a Martina se dirigió hacia Brisa, quien comenzó a mover sus caderas sin acercarse demasiado.

—¿¡Ni siquiera me dejas tener mi propia despedida de soltera!? —gritó la morocha, pero era difícil escucharla entre la música y los gritos del público.

—¡Me quitaste al DJ Gavin! ¡Ese fue mi límite! —respondió su ex mejor amiga antes de comenzar a bailar con el stripper vestido de policía. —Y por cierto ¡No estoy embarazada! ¡Prepárense chicas, es hora de un reto! —gritó, animando a las demás chicas a seguir su ejemplo.

Mientras tanto, Martina se sentía avergonzada y Brisa seguía bailando al ritmo de la música. Cuando la pelinegra comenzó a bailar de una manera inesperada, todas celebraron, incluido el DJ, pero Martina no lo tomó bien y decidió unirse al baile, aunque no con tanta energía como las demás.

El DJ anunció un concurso de baile sexy y, a pesar de que Martina lo hizo bien al principio, Brisa la superó inmediatamente, llegando al punto de parecer más sensual que las propias bailarinas exóticas. Brisa se estaba liberando en ese momento y no podía estar más feliz de sentir esa sensación de libertad.

Por razones obvias, ella ganó el concurso de baile, pero la otra chica no lo tomó muy bien, llegando al punto de sentirse humillada en su propia despedida. 



















Guerra de novias -Martuli/ BrangieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora