LA SOCIEDAD DE LOS PESADOS

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"¿Cómo puedo hablarte sin hablarte y decir todo?Debí ensayarlo, pero ya ni modoYo sé que tú, tú sientes algo por mí¿Por qué negar este amor, si lo confirman tus besos?"Morat, Sebastian Yatra | Bajo La Mesa

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"¿Cómo puedo hablarte sin hablarte y decir todo?
Debí ensayarlo, pero ya ni modo
Yo sé que tú, tú sientes algo por mí
¿Por qué negar este amor, si lo confirman tus besos?"
Morat, Sebastian Yatra | Bajo La Mesa

"¿Cómo puedo hablarte sin hablarte y decir todo?Debí ensayarlo, pero ya ni modoYo sé que tú, tú sientes algo por mí¿Por qué negar este amor, si lo confirman tus besos?"Morat, Sebastian Yatra | Bajo La Mesa

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Después de mucha insistencia de parte de los chicos, Felipe finalmente accedió a invitar a Nina al hotel para cenar todos juntos con el cast entero.

Decir que Nina estaba estresada es poco.

—¿Qué voy a hacer ahí, Lily?—Nina le preguntó a su amiga. Ni bien Felipe la había invitado, corrió escaleras abajo para invadir el departamento de la americana.

—¡Te vas a divertir!—la estadounidense exclamó entusiasta.

—Pero... ¿y si no? ¿Y si me tratan mal? ¿Y si les caigo mal? Encima son todos chicos, ni una mujer.

Tranquila, Nina—a Lily le tomó un poco de trabajo pronunciar la doble consonante—. Estarás con Felipe. ¡Bien!—dijo como pudo.

—Tenés razón. Voy a estar ahí por Felipe, no por los otros—asintió, respirando hondo—. Gracias, amiga—Nina le dio un fuerte abrazo y salió de su departamento para volver al suyo y vestirse para la ocasión.

Felipe le había dicho que la esperaba a las ocho, y apenas eran las seis, pero Nina ya se quería preparar, por las dudas. El chico le aclaró que sería una juntada tranquila en el hotel, que no hacía falta arreglarse ni nada.

Felipe sabía lo mucho que a Nina le importaba ir bien vestida para cada ocasión, entonces siempre se aseguraba de aclararle todo sobre cada salida para que ella pueda hacer sus elecciones sin tener que adivinar nada.

Por esta misma razón, Nina dejó de lado el maquillaje pero aún así quería vestirse bien. La vida de Nina giraba en torno a la ropa, claro que se viste bien hasta para ir al kiosco de la esquina. Estuvo un tiempo decidiendo entre un par de prendas pero no le tomó tanto como en el incidente antes del Palacio de Cristal. Por lo que, para las siete de la tarde, Nina ya estaba lista.

𝗟𝗔𝗦 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗧𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗩𝗜𝗗𝗔 ༯ Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora