Nina Heredia terminó la secundaria con una idea muy clara de lo que quería hacer para su futuro. Diseñar. Y su sueño es trabajar con la diseñadora española Magdalena Storm.
Felipe Otaño es un actor argentino poco reconocido que está a punto de volar...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Pero tú sabes la verdad, preferiría abrazarte A tener que tomar este avión. Tantas cosas que preferiría decir, Pero por ahora es un adiós." James Arthur | Car's Outside
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
15 de febrero. Muchas cosas pueden pasar de la noche a la mañana, muchas decisiones pueden ser tomadas.
Felipe tomó una decisión, y ni siquiera Nina iba a poder hacerlo cambiar de opinión. Lastimosamente, esta decisión indicaría el fin de algo tan bello que había sido construido por los dos.
—Nina, en dos días nos vamos—Felipe dijo con un aire de tristeza. Los dos estaban caminando por la plaza central de Madrid cuando Felipe al fin se armó de coraje para sacar el tema.
—Sí, ya sé—respondió ella en un murmullo—. Pero bueno, nos vamos a visitar y vamos a seguir hablando. No cambia nada que te vayas, Pipe, ya lo hablamos eso... ¿Verdad?—ella frunció el ceño.
Habían aclarado ese tema desde que la fecha de ida de Felipe fue anunciada. Iban a luchar por su relación. Pero las actitudes de Felipe la estaban asustando.
—Vamos a estar muy lejos...
—Pero ya termine la pasantía y soy oficialmente parte de la empresa, voy a tener más libertad para ir a verlos y un sueldo que me va a dar más posibilidades...—la pelirroja insistió, desesperada por convencerlo. El corazón se le aceleró mientras sentía que con cada palabra lo iba perdiendo un poco más.
—Nina... yo no creo que esto vaya a funcionar—Felipe rompió su corazón en mil pedacitos al pronunciar esas palabras. Sus pálpitos empezaron a desacelerarse tanto que Nina temió que su corazón vaya a detenerse. Ya no era miedo, era simplemente dolor.
—¿Qué?—Su voz se quebró y dejó de caminar para ponerse enfrente de él.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué había cambiado en una noche que lo había hecho cambiar de opinión de esa manera?
