Nina Heredia terminó la secundaria con una idea muy clara de lo que quería hacer para su futuro. Diseñar. Y su sueño es trabajar con la diseñadora española Magdalena Storm.
Felipe Otaño es un actor argentino poco reconocido que está a punto de volar...
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"Creo que estoy cayendo por su sonrisa, Siento mariposas cuando dice mi nombre. Él tiene algo especial." Miley Cyrus (Hannah Montana) | He Could Be The One
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Luego de su pequeño recorrido por Madrid con Felipe por Madrid, Nina se quedó pensando en que le estaban empezando a asustar los sentimientos que el chico le provocaba.
Acostada en su cama, mirando el techo con su playlist favorita de fondo, se puso a recapitular todos sus momentos con él. Habían "salido" juntos cuatro veces, contando lo que vivieron en el avión y cuando se encontraron en aquella cafetería. Cuatro veces, y Nina no podía parar de pensar en él.
¿Acaso eso era normal?
—Ay, qué boluda—se auto-insultó cuando vio la pequeña bolsa de regalo en su mesa de luz. No le había dado la pulsera que le había comprado como agradecimiento por todo.
No pudo evitar reír. Era una situación cómica, pues a Felipe le había pasado exactamente lo mismo cuando él le compró su pulsera.
¿Sería esa una señal de que eran el uno para el otro? Nina negó para sí misma. No quería fantasear más sobre el chico que apenas conocía.
Nina no sabía la comida favorita de Felipe, o los nombres de sus padres, o si tenía otro hobby aparte de la fotografía, o su película favorita. Había una infinidad de cosas que Nina no sabía sobre Felipe y que él no sabía sobre ella.
Pero, ¿realmente eran importantes esas cosas? ¿Haría la diferencia saber si su película favorita es "Gladiador" o "Diario de una Pasión"? ¿Eran esos pequeños datos relevantes a la hora de enamorarse de una persona?
Nina decidió dejar todos esos pensamientos de lado e intentar dormir, pues ya se hacía tarde y, aunque al otro día era domingo, quería levantarse temprano para adelantar trabajo.
Finalmente consiguió conciliar el sueño, pero pareciera que hubiese pasado apenas un segundo dormida cuando un estruendo la despertó de un salto.
