Nina Heredia terminó la secundaria con una idea muy clara de lo que quería hacer para su futuro. Diseñar. Y su sueño es trabajar con la diseñadora española Magdalena Storm.
Felipe Otaño es un actor argentino poco reconocido que está a punto de volar...
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"Ahora que estás aquí, Está todo claro, El sol se abre paso, yo nunca supe Haga lo que haga, es mejor contigo." Anna Margaret | Something About The Sunshine.
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El viernes llegó y con eso culminó la semana de observación en la montaña. A decir verdad, Nina no iba a extrañar el frío que se pasaba allá arriba, pero fue una experiencia que no iba a olvidar jamás.
Mientras se lo contaba a su familia, todavía le costaba creer que estaba viviendo todas esas cosas tan lindas. Convertirse en la pasante de Magdalena Storm le había cambiado la vida completamente, en muchos aspectos.
Y luego estaba Felipe. Nina no podía dejar de pensar que esta vez ella quería hacerse cargo de la salida. Él había sido extremadamente detallista con ella siempre que estuvieron juntos y quería devolverle el gesto. Así que investigó en internet y encontró varias cosas que le llamaban la atención para hacer en Madrid, pero hubo una de ellas que resaltó. Luego, se dedicó a buscar por un montón de locales una pulsera similar a la suya hasta que por fin logró encontrar una ligeramente parecida y la compró para él.
Seguidamente, tenía que convencer a Felipe. Entonces le mandó un mensaje preguntándole si lo podía llamar. Cuando este respondió afirmativamente, ella no dudó en marcar su número.
—Hola, Nina. ¿Qué pasó?—preguntó Felipe y en el fondo se escuchaba un bullicio, que Nina supuso que eran los chicos del cast.
—Hola, Felipe. Nada, quería proponerte algo. Yo sé que vos tenés tu lista de lugares a los que querés llevarme pero se me ocurrió que esta vez podía sugerir el lugar yo, como para agradecerte el gesto de la vez pasada—se mordió el labio expectante.
—Vos no me tenés que agradecer nada, pero si hay un lugar al que quieras ir, yo no tengo problema en ir ahí.
—¡Perfecto! Y, en realidad, son varios lugares, pero bueno, ya vas a ver—dijo Nina emocionada.
Felipe soltó una risa al percibir su emoción y una sonrisa quedó plasmada en su rostro. Por supuesto que esto no fue pasado por alto por sus amigos.
