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—¿Algo más? —preguntó con una sonrisa cordial la chica que le atendía. Hongjoong alzó la vista, reparando en el refrigerador al fondo de la tienda.

—Un six-pack de cervezas también —añadió buscando su billetera—. Eso sería todo.

La muchacha anotó los productos y le dio una factura al pelirrojo.

—Entrégalo en la caja y cuando termines de pagar pasa por aquí para entregarte las cosas.

Así lo hizo. Joong no recordaba haber visto la cafetería tan llena antes. Probablemente se debía a la fecha, la navidad motivaba los corazones de la gente y sacaba su lado derrochador a flote. Hongjoong no era la excepción. Esperó paciente en la fila para pagar, observando a dos niños jugar alrededor de la persona delante de él. Una vez que canceló su pedido, regreso con la chica que aguardaba con una caja no muy grande y el six-pack sobre el mostrador.

—Gracias por tu compra, ten una feliz navidad.

Para suerte de los transeúntes y suya, las nubes se habían tomado el día, dejando en su lugar un cielo luminoso. El chico pelirrojo había llegado por la mañana temprano, recuperado casi por completo de los efectos colaterales de la fiesta. Se había enterado de la razón por la que Yeosang estaba tan molesto con Wooyoung, llegando a ignorar su presencia cuando todos se habían despertado para comer.

Aparentemente, en un dado momento de la fiesta, Woo había llevado a sus acompañantes a la zona restringida -Hongjoong lo sabía, les había visto cuando se encontraba hablando en el balcón-. El problema radicaba en que los chicos se habían repartido en los tres cuartos de la casa, y a Yeosang le había tocado compartir cuarto con Wooyoung. De alguna manera -que el pelinegro se negaba a revelar por más que se le fue insistido- la cama de Yeosang se había roto. El colchón había quedado en el piso y la estructura de madera que lo sostenía estaba rota en el medio. Como fuera, el incidente había puesto el ambiente en tensión no solo para los dos directos involucrados. Con distintas excusas, los chicos fueron regresando a sus casas, poniéndole fin a la idea de pasar juntos Nochebuena. Hongjoong había tomado el primer tren y ahora se encaminaba por el trayecto hacía su casa. En sus planes estaba realizar una pequeña parada.

La conversación telefónica con Seonghwa había sido sepultada en su memoria, demasiado vergonzosa para revivirla estando sobrio. No es que le hubiera dicho algo que no debía o que no sentía. Lo había dicho encontrándose en un estado deplorable y eso le causaba una fuerte sensación de antipatía hacía sí mismo. Cuanto menos pensara en el asunto, más rápido podría olvidarlo. Confiaba en que Seonghwa le tendría un poco de compasión y le ayudaría a superarlo.

Como el día era claro y el aire agradable, recorrer el sendero se sentía menos agotador. Se halló frente al cruce casi sin darse cuenta, teniendo que volver sobre sus pasos para adentrarse por el camino que lo llevaría a la casa del chico al que quería ver. La caja que sujetaba con fuerza y delicadeza, de unos treinta centímetros cuadrados, estaba adornada con un lazo y un diseño navideño. No se había equivocado al elegir la tienda.

Los nervios solo hicieron  acto de presencia cuando se detuvo en la entrada de la casa. Estaba allí y arrepentirse no serviría de nada si era atrapado por el propietario por accidente. Claro que no había sucedido todavía, lo cual resultaba beneficioso en un sentido. ¿Y si no estaba en casa? Podría ser una de esas extrañas ocasiones en las que se veía en la obligación de salir y-

La puerta se abrió de súbito. Seonghwa, del otro lado le dirigió una mirada intrigada.

—Estaba arriba, limpiando unas cosas, cuando me he asomado por la ventana y una diminuta mancha roja capturo mi atención —Hongjoong se quedó sin palabras para responder en ese instante.

winter falls || seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora