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El día anterior a la llegada de su familia, el anfitrión y actual dueño de la casa estuvo haciendo la actividad que menos le gustaba en el mundo; limpiar la casa. El único motivo por el que se sentía obligado a completar la tarea era evitar los escenarios ficticios que se le habían ocurrido en los pasados días. Su madre tendía a ser quisquillosa con la limpieza, y agregando el lado de Seonghwa que también poseía un poco de esa cualidad, la combinación de ambas personas sería el fin del pobre.

Más allá de todo, quería que la reunión fuera excelente, tanto para los invitados como para ellos. Cada vez que recordaba las fotografías de Hwa, la diferencia en su mirada de cuando tenía once años con la versión de la actualidad, sentía una dolorosa opresión en el pecho. Tal vez no podría arreglar las cosas para él, pero si tenía la mínima posibilidad de hacerlo sentir mejor, no la dejaría pasar. En eso se basaba el amor hacía una persona, al fin y al cabo-

Joong se detuvo en seco, casi tirando al piso la pila de sábanas recién dobladas que estaba llevando al cuarto. Atraparse pensando cosas sobre el amor y los sentimientos era como apretar una herida que aún no ha sanado por completo. Sí, estaba aprendiendo a vivir junto al hecho de verse rechazado por la persona que le gusta. No era algo que pudiera hacerse sin sufrir un poco. Hongjoong era feliz y estaba agradecido de compartir incluso los momentos más insignificantes con Hwa. Quería creer que eventualmente lograría superarlo y que sus sentimientos se ajustarían a los de una amistad común y corriente -una situación tan remota y absurda, ciertamente- porque era el camino más adecuado de seguir. No importaba cuanto tiempo le fuese a tomar, esperaría con gran paciencia.

[***]

Su casa al fin tenía la apariencia de estar habitada y en condiciones saludables para vivir. Le dio el visto bueno mientras recogía las cosas que se llevaría para salir de compras con Hwa.

El plan del día consistía en buscar a Seonghwa, ir al supermercado a conseguir los ingredientes para el almuerzo, recoger a la familia Kim y regresar. Un itinerario sencillo a simple vista. Puso toda su suerte en las traicioneras manos del destino y arrancó la camioneta para cumplir con el primer paso del plan.

—Hice una lista de los ingredientes que vamos a necesitar —al instante de haberse subido al puesto de copiloto, Seonghwa comenzó a relatar con lujo de detalles la idea que tenía para la comida. Hongjoong ni siquiera lo intentó, su atención quedó atrapada en la imagen radiante, impecable, surrealista y delicada del chico. La fluidez de sus movimientos; al mover los labios para pronunciar una palabra y para señalar lo que estaba escrito en la hoja de papel que sostenía en sus manos. Joong asintió a modo de respuesta automática, ignorante de que lo que se supone que estaban hablando—... y si sobran papas, se pueden utilizar para hacer papas fritas. O puré. No sé, ¿qué le gusta más a tu familia? ¿Les gustan las papas? Tampoco quiero hacer compras innecesarias. Bueno, podría guardar las papas que sobren- ¿Me estás escuchando, Hongjoong?

El aludido asintió de nuevo, mintiendo descaradamente. Vio a Hwa levantar una ceja y tuvo que girar el rostro para aguantar una carcajada.

—Disculpa, disculpa. Me distraje.

—Gracias por la aclaración —Seonghwa se acomodó en el asiento y se cruzó de brazos. Por los bordes apretados de sus labios, era fácil adivinar que su molestia era fingida.

—Ahora sí, estabas diciendo algo sobre las verduras —el pelirrojo piso el acelerador y retomó la marcha, con destino al centro del pueblo.

—Hmmh, no importa. Puedes seguir mirándome con cara de puberto idiota enamorado —ambos de echaron a reír con las mejillas tornándose rojas. Eran el tipo de chiste inofensivo que debían ayudar a sobrellevar la situación.

winter falls || seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora