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El shock dejo a Hongjoong de piedra. La nieve que caía del cielo nocturno era insignificante, podía quedar atrapado debajo de una montaña y seguiría inmóvil.

—¿V-vas a quedar-te allí o- ugh, vas a acercarte para ver c-como estoy? —la voz débil de Hwa fue una bofetada de realidad. Debía hacer algo, quedarse como una estatua era la opción más inútil que podía elegir.

Se adelantó y cayó de rodillas, sus manos se sentían pesadas al tratar de moverlas. Seonghwa se estaba agarrando el brazo derecho, difícilmente podía determinar si tenía una herida grave por culpa de la chaqueta gruesa que lo abrigaba.

—¿Te duele mucho? ¿Estás sangrando? ¿Debo llamar a una ambulancia? —soltó la ráfaga de preguntas con la voz temblorosa. La visión se le nublaba cada tantos segundos.

Seonghwa exhaló una risota amarga.

—¿Vas a llamar una ambulancia? ¿Cuándo e-estamos a dos cuadras del hospital?

Ah. El nerviosismo le estaba ganando. Él mismo parecía estar más asustado por el estado de salud del pelinegro. Por su parte, Seonghwa hizo ademán de levantarse, sin éxito. Con suma delicadeza y cuidado de no lastimarlo más, Joong le rodeo el torso y le dejo que se apoyara de su cuerpo para llevarlo a la puerta de copiloto. Fue un proceso lento, a comando del más bajo, porque deseaba minimizar los daños.

—¿Te duele algo más que el brazo? —abrió la puerta y lo soltó momentáneamente, quitando las bolsas del asiento. Seonghwa se subió, respirando con dificultad al hacer un movimiento brusco.

—Solo el brazo.

Hongjoong se mordió el labio. Tenía un revoltijo de ideas, frases y palabras que inundaban el interior de su mente. También tenía al chico que le gustaba, a la persona que se había prometido cuidar como un valioso tesoro, herido dentro de su automóvil. Agitó la cabeza y cerró la puerta, corriendo al otro lado sin detenerse ni un segundo. El motor dio un rugido representaba su estado de ánimo. Se mordió la lengua durante el trayecto, ya dejaría salir la verborrea en un momento adecuado.

El hospital del pueblo no era lo que uno llegaría a imaginarse al escuchar el término "hospital". Ubicado en una esquina, un pequeño edificio de paredes de ladrillo se mantenía abierto e iluminado parcialmente. Contaban con un personal reducido pero eficiente. En el turno de la noche, era raro que se presentase alguien, por lo que al cruzar las puertas de la entrada, los chicos se encontraron con una recepción aparentemente vacía.

—No me digas que no hay nadie... —era tarde, sí, aunque hasta donde Hongjoong tenía entendido, existía un turno nocturno. Por consiguiente, tenía que haber alguien que los pudiera entender.

Sus plegarias fueron escuchadas. Una joven vestida con un uniforme azul claro y una bata de dibujitos encima salió de un cuarto detrás de la parte del escritorio principal. Tenía puestos audífonos y estaba tarareando la canción que escuchaba, pasando por alto que dos personas acababan de ingresar en el vestíbulo. Hongjoong sintió un aguijonazo de desesperación.

—¡Disculpa! ¡Oye! —se apresuro a ponerse más cerca del escritorio, en donde quedaran dentro del campo visual de la chica.

Ella, al verlos, se quitó los audífonos con torpeza y les sonrió con mal fingido temor.

—Oh, disculpen. ¿En qué puedo ayudarles esta noche?

—Mi amigo se lastimo —decir "atropellé a mi crush y sospecho que le rompí el brazo" podía traerle problemas legales. Prefirió dejarlo en un borroso pretexto—. Le duele el brazo. No sabemos si necesitará una operación o si no es tan grave. Por favor —se le quebró la voz con la última frase—. ¿Hay alguien que pueda chequearlo?

winter falls || seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora