Damaged Goods - dramione *TRADUCCIÓN*

Capítulo 4

No había hecho mucho para vestirse para la fiesta. Intentó domar un poco su cabello y ponerse sus jeans y su camiseta favoritos. Era más de la 1 de la madrugada. Nadie allí dentro siquiera la reconocería a esa hora con la cantidad de alcohol y pociones que normalmente se consumían en estas fiestas.

La sala común lucía tal como la recordaba. Techos de color azul oscuro y grandes ventanales. Estanterías caras y muebles antiguos. En medio de la sala, todos estaban reunidos, bailando y bebiendo. Sonaba una especie de música electrónica, la base era tan intensa que la sintió en el estómago. Varias parejas se estaban besando. Otros estaban empapados de sudor después de haber bailado durante horas. Luces azules y violetas destellaban por la pista de baile.

Trató de buscar a la gente tranquila en la parte de atrás. Generalmente eran los nerds de Ravenclaw que vendían pociones.

De repente alguien la agarró, le abrió la boca y sintió un líquido frío golpear su lengua. Vodka.
La chica la soltó riendo y desapareció entre la multitud. Hermione tosió, se secó la boca y caminó hacia un chico en la parte de atrás, que estaba allí solo. No parecía ni un poco borracho. Ella estaba de pie junto a él, mirando a la multitud bailando.

—¿Qué deseas?— Le preguntó en voz alta por encima de la música.

—¿Qué tienes?

Él la miró molesto.

—No voy a dejar que la mascota del ex director me delate.

—¿No lo has oído? Me han degradado a una zorra de Slytherin.

Él soltó una carcajada.

—Me agradas más ahora después de la guerra.

—¿Sabes qué es Nightgale Shade?

Se giró hacia ella y ahora le prestó toda su atención.

—¿Qué carajo pregunta es esa? Es un ácido. Crea quemaduras a través del tejido. Licua las naranjas en segundos.

—Sí.

—¿Crees que vendería esa mierda en las fiestas?

Ella sacudió su cabeza.

—¿Pero está disponible? ¿En algún lugar? ¿Podrías conseguirlo?

Él la miró fijamente.

—Te pagaré. Obviamente—, aclaró.

—¿Cuánto?

—Cincuenta.

—Setenta.

—Estoy aquí con una beca. Sesenta es mi oferta final.

Lo contempló por un momento.

—Bien. Tenemos un trato.

—¿Cómo te llamas?

—Dominic. Me pondré en contacto contigo cuando lo tenga.

—¿Cuánto tiempo llevará?

Él sonrió.

—Alguien está desesperada. No debería llevar mucho tiempo.

—¿Qué estás vendiendo ahora?

Sacó dos viales de su bolsillo.

—Esto te anima—, levantó el blanco. —Esto te relaja y altera tu estado de ánimo—, dijo sobre el vial azul.

—¿Alguno de ellos contiene serrumtase?

—¿Estás segura de que quieres empezar con esas cosas? Quizás sea un poco fuerte para ti. Te mantiene despierto durante horas.

—¿Lo vendes o no?