Damaged Goods - dramione *TRADUCCIÓN*

Capítulo 18

Estaba nerviosa aunque no debería estarlo porque no era una cita. No había ayudado que Pansy prácticamente hubiera irrumpido en la habitación de Hermione e insistido en maquillarla. Tenía que admitir que el vestido era precioso. Le quedaba como un guante. La seda la abrazaba perfectamente.

Pansy también trajo tacones diferentes y Hermione tuvo que decirle que no tenía mucha experiencia caminando con ellos. Pansy se decidió por los tacones más bajos que tenía, que todavía eran demasiado altos para el gusto de Hermione.

(...)

Al menos hubo una pequeña victoria. Hermione había insistido en encontrarse con Malfoy en el Ministerio en lugar de que él la recogiera.

No es una cita, repitió en su cabeza mientras llegaba vía Flu a los túneles del Ministerio. Mientras caminaba por el piso pulido, pudo ver a Malfoy parado junto a la fuente. Con las manos en los bolsillos, sus ojos siguieron cada movimiento de ella. Maldita sea, ¿tenía que verse tan jodidamente guapo con traje? No es una cita. No es una cita.

Cuando ella se paró frente a él y sus ojos recorrieron todo su cuerpo, abrió la boca.

—Te ves...

Ella levantó una mano.

—Nada de eso. Ni siquiera deberías haberme enviado el vestido, que por cierto es precioso. Esta es una cita ficticia.

Él sonrió.

—No debo estar familiarizada con las reglas de las citas ficticias.

Luego le tendió el brazo. Ella lo miró perpleja por un momento.

—Creo que para que esta sea una cita creíble, deberíamos tener algún tipo de cercanía física, ¿no te parece?

Ella suspiró, entrelazó su brazo con el de él y dejó que él la guiara.

—¿Cuál es el plan?— Preguntó en el momento en que entraron al salón de baile.

—¿Ya estás desesperada por salir de aquí, Granger?— Esa estúpida sonrisa iba a estar pegada a su rostro toda la noche.

—Lo digo en serio.

—¿Cuándo no lo haces?

Quizás tendría que matarlo. La gente bailaba y bebía a su alrededor. Un cuarteto de cuerdas tocaba música en un escenario.

—Esperemos algunas canciones hasta que la mayoría de ellos estén demasiado borrachos para notar algo más—, dijo.

—Bien, ¿qué haremos hasta entonces?

—Es un baile, Granger. Supongo que bailamos.

Se le secó la boca. Bailar no había sido parte del acuerdo.

—Dijiste que no puedes bailar.

—No, recuerdo específicamente haber dicho que no bailo. Hay una clara diferencia entre los dos. Pero como estamos tratando de integrarnos, supongo que parecería bastante extraño si viniéramos hasta aquí y no estuviéramos bailando.

Él le tendió una mano y, Merlín la ayude, ella la tomó.

La llevó a la pista de baile y una vez que comenzó la siguiente canción, la acercó más, con una mano elegantemente colocada en su espalda baja. La movió con facilidad y precisión controlada. En cierto modo, le recordó su técnica de duelo. Era rápido de pie y no fallaba ni un solo paso. Sus ojos plateados la observaron atentamente y una sonrisa apareció en sus labios.

—Puedes decirlo—, animó.

—No voy a decirlo—. Esperó un momento pero la irritó demasiado. —Bien, ¿puedes ser malo en algo?