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Simón se asomó por la puerta del baño y palideció.

- Santu-

- ¡Santu mis dos pelotas, Hempe! - Exclamó Santina, empezando a caminar a la sala.

- ¿Que mierda pasa? - Dijo Blas, poniéndose de pie.

- ¿Que mierda pasa? ¡Este pelotudo se estaba empomando a tu hermana en el baño! - Dijo Santina.

Los chicos que estaban afuera se acercaron, sorprendidos por la situación.

- ¿Que mierda te pasa? - Le dijo Blas, acercándose a Simón.

- Blas, no. - Dijo Manu acercándose a él con Isabella para evitar que haga algo.

- ¿¡Que mierda de pasa!? - Exclamó Blas, lleno de ira.

Simón empezó a alejarse para buscar a Santina, quien estaba saliendo de su casa.

- ¡Santina, pará, por favor! - Exclamó Simón.

Santina se volteó con los ojos aguados. - ¿Por cuánto más vamos a estar así, Simón? ¿Hasta que llegues a un punto de no retorno? ¡Te dí siempre todo lo que quisiste de mí! ¡Todo!

Los chicos se asomaban, chusmeando que sucedía.

- Te dí las mejores versiones de mí, entendí la razón por las cuales te cogiste a las pibas que te cogiste y porqué dijiste las palabras que me dijiste. Todo lo que hice fue... Fue desvivirme y dar todo de mí por vos. ¡Dejá de ignorarme, Simón! ¡Era lo mejor que tenías en esta joda y vos te lo estás perdiendo! ¿Te pensas que yo estaría con alguien como yo? ¡Me hiciste creer que me podías amar! Pero no podés, no te podés amar a nadie, nisiquiera a vos mismo. Estamos así desde de segundo año, yo estoy así desde que te conozco, intentando que me veas.

Simón se quedó en silencio, mirando al costado, evitando la confrontación. Las manos de Santina lo empujaron, con los ojos llenos de lágrimas.

- ¡Hacé algo, Simón! ¡Contestame! ¡Arriesgá algo! ¡Elegí, porque no tengo nada que me sirva para creerte incondicionalmente! ¡Me queda confiar en vos si me llegas a elegir a mi en lugar de tu aparente adicción al sexo! ¡Me estás perdiendo, Simón! - Santina lo sacudía y Simón no contestaba.

- Basta, basta, Santu. - Dijo Nahi sosteniendola al ver cómo se quebraba. La sacó de allí, y se la llevó a la esquina, tratando de buscar en su aplicación de servicio de autos alguno que pueda llevarlas.

- Yo las llevo. - Santiago apareció al lado de ambas chicas. - No quiero que se vayan solas, prefiero llevarlas y... Y quedarme tranquilo.

Nahiara lo miró y miró a su amiga, notando en el estado en el que estaba, le quedó acceder.
Puso a Santina en el asiento de atrás y le agradeció, luego Nahi se sentó en el asiento del acompañante.

Santiago arrancó el auto y comenzó a alejarse del lugar de la fiesta, fiesta a la cual estaba llegando Mateo sumamente tarde.

Los chicos, amigos de Simón, se acercaron a preguntarle que había sucedido, que había sido todo eso. Simón no contestó y se metió en su casa. Allí, estaban las chicas, contactandose con Nahiara, quien les estaría avisando cuando lleguen a casa de Santina

- ¿Que pasó acá? - Mateo pregunto, con las heridas recién higienizadas

Juani se giró al oir su voz, y frunció el ceño al ver las heridas del adverso. Se acercó rápidamente a él y le sujetó el rostro con las manos, inspeccionandolo.

- ¿Me podés decir que chota haces? - Preguntó Mateo, tratando de salirse de su agarre.

- ¿Quien te hizo esto? - Lo miró con el ceño fruncido.

- ¿Eh?

- Mateo, decime quién mierda te hizo esto.

- El boludo de Recalt, ¿No te contó su gran hazaña? - Dijo Mateo como si fuese una obviedad.

Juani se giró a ver a su amigo, quien claramente había evitado contarle lo sucedido.

- Amigo, para... No le vas a creer a él. - Dijo Matías, tratando de salvarse de lo inminente.

Juani no tardó en estampar su puño en el rostro de Matías, tirandolo al piso y comenzando a, prácticamente, moler su rostro a golpes, también recibiendo muchos golpes de Matías.

- ¡Juani, basta! - Mateo trataba de sacarlo pero Juani parecía poseído por algo más.

- ¡Vos le volves a poner una mano encima y te juro que no la contas! - Le gritó Juani, zarandeandolo antes de soltarlo y agarrar del brazo a Mateo.

Matías se puso de pie, escupiendo sangre. Miró a sus amigos, viendo que nadie reaccionaba.

- ¿No van a decir nada, hijos de puta? - Dijo Matías, lleno de odio. Al ver que nadie contestaba, río con sarcasmo, limpiándose la sangre de la nariz. - Vayanse bien a cagar.

Matías se alejó tambaleante y nadie lo siguió. Era lo que todos esperaban para dejar atrás su tóxica amistad y relación.

Juani estaba con la respiración agitada y se giró a ver a Mateo nuevamente.

- ¿Estás bien? - Pregunta el chico rizado al pelirrojo.

- ¿Me preguntas a mi? Estás cagado a piñas. Vení. - Mateo lo agarró de la muñeca para arrastrarlo dentro de la casa, seguido por el resto de sus amigos.

- ¡Gordoooo! - Dijo Isabella, demasiado ebria en este punto.

- ¿Que te pasó a vos? - Dijo Mateo, desviando su atención del rizado por un momento.

- Nahi se fue con Santina porque se peleó con Simón, Lucía está en un cuarto con Pipe creo, Martina está en la cocina chapando con Sina y Manuel está con Jero y no quiero interrumpir. Me quedaba Blas pero no me iba a sentar a charlar con él, así que me quedé con Fran viendo quien tomaba más sin vomitar. Y perdió Fran. - Río la mayor, haciendo que el pelirrojo se frote el puente de la nariz. - Ya nos vamos a ir. Lo voy a llamar a Kuku.

- Me encantaría detenerte en este momento, Isabella.

- No lo hagas. Me cansé de verlo en el colegio y listo, quiero importarle. - Dijo Isabella, tambaleante. Miró a Juani de arriba a abajo. - ¿Que te pasó a vos?

- Se cagó a piñas con Matías. - Dijo Mateo, haciendo que su amiga lo mire sorprendida.

- ¡Bieeeeen, gordoooo! - Dijo Isabella sacudiendole el hombro a Juani, haciendo que este niegues divertido. - Bueno, siento que interrumpo acá. - Dijo Isa, señalando la mano del pelirrojo agarrando la muñeca del de ojos celestes. Una arcada se escuchó de fondo. - Opa, Francisca me necesita.

Isabella salió corriendo al patio. Mateo se alejó, aún sosteniendo la muñeca de Juani. Abrió una puerta, pensando que se trataba de un baño, pero en realidad era una habitación, ocupada en este caso por Pipe y Lucía en la cama, el primero estaba entre las piernas de la chica, con una mano metida debajo de su vestido, mientras que ella se sostenía de su cabello, devorando su boca.

- Siempre me la mando. - Dijo Mateo cerrando la puerta, algo asqueado.

gorgeous ♟️; Juani Caruso / male readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora