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Nahi se encontraba rebuscando entre las aulas en dónde estaba Santiago. Luego de asomar su cabeza por varios salones, encontró en dónde estaba el chico. Abrió la puerta con una sonrisa amplia, aunque sumamente nerviosa, llamando la atencion del rubio.

La sonrisa de Nahi fue bajando al notar el ceño fruncido y el semblante confuso de Santiago.

- ¿Pasa algo? - Pregunta Nahi con ligera preocupación.

- ¿Venías a buscar algo? - Preguntó Santiago, enderezandose.

Nahiara parpadeó un par de veces, confundida por la pregunta. - T-tus amigas... me dijeron que te busque acá, para ayudarte con historia.

- ¿Martina y Fran? - Ella asintió. - Me dijeron que iba a venir a ayudarme alguien pero asumí que iba a ser una profesora, no una de tercero.

A Nahi se le hizo un nudo en la garganta por la forma despectiva que uso para referirse a ella, apretó en su pecho el libro de historia y su caja de resaltadores.

- S-soy de cuarto... 

- Mirá, no te lo tomes a mal, ehm... - Miró un segundo a sus zapatos antes de mirarla de nuevo. -No sé tu nombre.

Nahiara sintió como se le reventaba el corazón de la angustia, pero se tragó las lagrimas.

- Nahi... Hablamos un par de veces... Me atendiste en el kiosco...

- Atiendo a mucha gente todos los días. - Santiago se puso de pie, agarrando sus cosas. Nahi se puso colorada ante la vergüenza de lo que le había dicho. - No te lo tomés personal, pero creo que necesito ayuda de alguien que sepa, no de una nena de cuarto. Igual, que se yo, gracias. Perdón que te hayan hecho perder el tiempo mis amigas.

Nahiara solo salió de su trance cuando oyó la puerta cerrarse detras de ella. Se sentó en una silla mientras sentía las lagrimas rodar por sus mejillas. Se había hecho ilusiones estúpidas en relacion a un chico que realmente no conocía, y que, para sorpresa solo de ella, terminó siendo igual a sus amigos.

No supo cuanto tiempo pasó, pero el suficiente para que Martina y Fran subieran. 

- Mi amor, ¿Que pasó? Vimos que Santiago estaba en el aula y tenía que estar acá. - Dijo la de pelo marrón, agarrando una silla y sentandose al lado la menor.

- ¿Por qué mierda me dijeron que él me conocía? - Dijo ella, secándose los ojos,

- Los vimos hablar varias veces, asumimos que te iba a reconocer. - Martina imitó lo que hizo Fran, sentándose a su lado.

- No sabía ni mi nombre, ni mi curso. Me trató de una más del montón. - A pesar de que trataba de esconder su angustia, las lagrimas resbalaban sin control alguno.

Martina la abrazó, mientras que Fran le tomó la mano.

- Lo voy a hacer mierda, es un pelotudo. - Dijo Fran, sumida por el enojo. 

- No lo quiero ver. Perdón, pero van a tener que encontrar a alguien más que lo ayude. - Dijo Nahi, tranquilizandose ante las caricias en su cabello de la mano de Martina.

- Eso es lo de menos, bombona, que se las arregle solo ahora. - Suspiró Fran, apretando suavemente su mano.

A pesar de que Martina y Fran se lo tomaron con bastante calma, la reaccion de Manuel, Lucía y Mateo fue casi que lo opuesto.

Mateo lideraba, abriendo la puerta del kiosco sin pudor alguno, siendo detenido por varios egresados en el medio pero estos fueron ignorados por los tres chicos, hasta que llegaron a la zona de la cocina y el mostrador.

- Vení, ¡Vení acá, pelotudo! - Llamó Mateo en un grito, dispuesto a acercarse para golpear al córdobes, siendo detenido por alguien en el proceso, quien lo empujó alejandolo.

- ¿Que mierda haces, imbécil? - Dijo Juani, luego de empujar al más bajo.

- Ese cordobés de mierda es un conchudo hijo de puta, un malagradecido. - Exclamó Mateo, sin siquiera mirar a Juani.

Lucía no perdió la oportunidad y le dió una fuerte cachetada a Santiago, quien quiso responder pero fue separado por Mateo, quien se abrió paso entre Juani y el resto de chicos y lo miró lleno de enojo.

- Ojalá desapruebes esa materia y entiendas lo pelotudo que fuiste tratando así a _mi_ mejor amiga. Te estás volviendo parte de ese grupo de gente que nadie quiere y nadie soporta. Y mira, te lo digo ahora, a ver si te entra en la cabeza de maní que tenés: Nadie te quiere y a nadie le importas, y todo es por la persona en la que re estas convirtiendo. - Dijo, mirandolo fijo a los ojos. Santiago sintió el nudo en la garganta comenzar a crearse. - Sí, llora, a ver si así entendés lo que haces.

- Basta, chicos, vamos, dejen. - Dijo Manuel, aunque si había alguien que tenía cosas para decir, era él. Agarró a ambos por las muñecas, arrastrandolos afuera.

- Es un enfermo de mierda. No sé porqué no me dejaste pegarle de nuevo. - Dijo Lucía, yendo rápidamente a abrazar a Nahi.

- ¿Que chota hicieron? - Dijo Isa, llegando con el grupo y rápidamente abrazando a Nahi también.

- Le encajé un bife a ese pelotudo, ¿Quien mierda se cree? - Bufó Lucía.

- Bueno, agradezcan si no le dicen nada a los preceptores, o al rector. - Advirtió Isa. - Si hablan, los pueden hacer mierda.

Lucía se mordió el labio inferior, harta de esta situación, acariciandole el cabello a Nahi.

- Bueno, no iba a permitir que quede así esto. 

- Y mirá que pensaba que iba a ser mejor que los otros. - Dijo Mateo.

- Yo pensé lo mismo... - Dijo Nahi, mirando a Mateo. - Abrí la cuenta de instagram, y los hacemos mierda por ahí.

gorgeous ♟️; Juani Caruso / male readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora